San Fernando

El Parlamento Europeo vuelve a tratar los problemas de ruido de la CA-33

  • La comisión de peticiones analiza si mantiene abierta la petición de la plataforma vecinal para que se soterre la autovía · Los residentes de las barriadas cercanas mantienen sus demandas históricas

La lucha sigue adelante. Sin descanso. Sin desfallecimiento. Ni siquiera el fracaso que supuso la solución que se ofreció al problema ha provocado que las reivindicaciones se paralizaran. Los vecinos continúan. No se rinde. Y vuelven a la carga defendiendo sus derechos ante el Parlamento Europeo: vivir sin ruidos insoportables. La culpable, la autovía CA-33 y el paso constante de vehículos a altas velocidades, entre 60 y 80 kilómetros por hora en los tramos donde las viviendas cercanas soportan estos ruidos.

Mañana los eurodiputados analizarán la situación que sufren los vecinos de los barrios más cercanos a la autovía -como Diputación, Carlos III, Triángulo del Mar- , a un lado y otro de la carretera, representados por diversas asociaciones vecinales, como El Ancla, San José, Marisma o Menéndez Pidal, y la plataforma por el soterramiento de la variante. La propuesta para que se soterre esta vía de comunicación da un nuevo paso después de que en septiembre la comisión de peticiones se admitiera a trámite, tras reunirse unos meses antes con presidenta y vicepresidente de esta comisión. Ahora esta iniciativa vuelve a pasar por el Parlamento Europeo, para debatir si éste mantiene su apoyo y de esa la petición siga el procedimiento ya iniciado. Para tratar este asunto representantes del colectivo que lucha desde hace años por arreglar este problema se han desplazado hasta el Parlamento. Se reunirán para ellos con los eurodiputados que deberán tomar una decisión al respecto. La plataforma volverá a exponer ante los políticos europeos los graves problemas de contaminación acústica que la autovía, que atraviesa zonas densamente pobladas, provoca en las viviendas cercanas. Las mediciones oficiales que se han realizado demuestran que el ruido existente sobrepasa el permitido por la legislación española.

La demanda de una solución a este agravio es histórica. La primera medida para paliar la situación llevó a la colocación de pantallas acústicas para frenar la transmisión del ruido hacia los edificios. El proceso administrativo se prolongó entre 2007 y 2008. A finales de ese año estuvieron listas. Sin embargo, muy pronto se comprobó que no servían de nada: el sonido de los vehículos que circulaban por la CA-33 simplemente se desviaba. Las quejas volvieron, y se pidió la intervención de las administraciones, primero la Consejería de Medio Ambiente, luego el Gobierno central a través de la Subdelegación de Gobierno. Fueron técnicos de Carreteras los que hicieron las mediciones. La primera dio niveles normales, la siguiente, por el contrario, demostró que las quejas tenían fundamento. La ineficacia de la palabra quedó demostrada.

Entonces, la iniciativa vecinal se centra en el soterramiento de la autovía en el tramo entre la Glorieta y el puente Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Es la única opción que puede evitar de una vez por toda el insoportable ruido que padecen los isleños que viven cerca de la autovía. La carretera denuncian se construyó demasiado cerca y son 50.000 vehículos los que circulan a diario por ella.

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