Miguel Vallejo Carrión. Director del Real Instituto y Observatorio de la Armada

"En el Observatorio siempre hemos tenido los pies en la tierra"

  • Este capitán de navío isleño acaba de ponerse al frente del emblemático centro científico, el guardián de la hora

Este isleño, que ingresó en la Escuela Naval en 1976, desembarcó en el Observatorio de Marina hace 26 años, en 1987. Doctorado en Ciencias Físicas por la Universidad de Zaragoza, su tesis doctoral versó sobre el campo de la mecánica celeste. Su actividad investigadora siempre ha estado relacionada con la astronomía de posición. Durante los últimos siete años ha sido el segundo de a bordo ejerciendo como subdirector de esas instalaciones científicas de la Armada. Hace cuatro meses, en julio, el capitán de navío Miguel Vallejo Carrión asumió la dirección del Observatorio, unas instalaciones estrechamente vinculadas a La Isla.

-Lleva apenas unos meses al frente del Observatorio, una institución con más de dos siglos de historia que además constituye un referente científico. Evidentemente, no es una tarea fácil.

-Es el observatorio más antiguo de España y el tercero del mundo. Son 260 años de historia. Seguimos siendo un observatorio astronómico de la Armada y nunca -desde 1753- hemos dejado de estar funcionando y trabajando en ciencia. No es solo la antigüedad sino también la continuidad en el trabajo lo importante de este Observatorio.

-Hay otra faceta a tener en cuenta, que se trata además de una instalación que constituye toda una seña de identidad para San Fernando y que figura entre sus monumentos más visitados. Es, de hecho, uno de sus mayores atractivos turísticos y La Isla presume de ello. Por ejemplo, esta semana, con ocasión de la visita del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), se les mostraron estas instalaciones en lugar de otros edificios históricos.

-Agradecí especialmente esta visita al alcalde de la ciudad, en la que estuvo también presente el almirante de la Flota como representante institucional de la Armada para acompañar a los miembros del TSJA. Que el Ayuntamiento se acuerde del Observatorio cuando tiene una visita de este nivel, que se dedique parte del escaso tiempo que estas personalidades están en San Fernando en conocer estas instalaciones es también una manera de reconocer lo que se hace aquí al darlo a conocer. Y, evidentemente, el Observatorio es también un fenómeno turístico. Es una institución cultural y cientítica que suscita gran interés. Tenemos visitas a diario. Tienen que ser grupos concertados por la propia naturaleza del centro. Instituciones, colegios, asociaciones, congresos... Pasan miles de personas por aquí al año.

-El Observatorio cuenta con una larga y meritoria trayectoria pero, ¿qué futuro le aguarda?

-Estamos inmersos en un proyecto muy esperanzador -tanto para el Observatorio como para San Fernando- que avanza a buen ritmo. Me refiero a la construcción de un nuevo laboratorio de tiempo para la estación de hora. La inversión prevista es de unos tres millones de euros. Es un proyecto muy complicado que lleva ya varios años de gestiones. Y, aunque no se han conseguido salvar todos los obstáculos, se van cumpliendo fases. Puede que, de aquí a unos meses, tengamos noticias alentadoras en este sentido. Es una gestión compleja, en la que participan varias administraciones -Ministerio de Defensa, Junta de Andalucía- que aportan parte del presupuesto, son fondos de distinta naturaleza que hay que reunirlos en un solo saco para poder gastarlos y ejecutar la obra. Son fondos comunitarios, fondos autonómicos, fondos del Ministerio de Defensa... Se está elaborando un convenio de colaboración en el que cada parte se compromete a financiar determinadas partidas. Y esa es su complejidad. Ahora mismo estamos en un punto muy esperanzador. Y, en ese sentido, aporta una perspectiva de futuro muy optimista. El Observatorio -su estructura y peso- ganaría mucho a medio y largo plazo con un laboratorio como se merecen no solo estas instalaciones, sino también España. No hay que olvidar que somos un organismo que tiene una responsabilidad, que es el patrón nacional de tiempo. Seguimos siendo los guardianes de la hora. Hay que tener las personas, los instrumentos y una infraestructura proporcionada a esa responsabilidad. Puede ser un laboratorio que esté al nivel que le corresponde con una proyección de cara a los próximos 20 o 30 años.

-Son malos tiempos para la ciencia. La situación económica -la crisis, los recortes- han afectado seriamente a todos los centros de investigación, ¿también al Observatorio?

-Se nota en una faceta y en otra no. El personal es funcionario, es militar o personal laboral del Ministerio de Defensa. Es decir, un personal contractualmente muy estable. Para bien o para mal, no tenemos becarios ni interinos... Tenemos menos masa crítica de investigadores pero en rachas como ésta no tenemos esa inestabilidad. Y desde el punto de vista del presupuesto sufrimos los mismos recortes que toda la Administración. El Ministerio de Defensa tiene sus limitaciones presupuestarias y proporcionalmente, en ese sentido, se nota. Otra fuente de financiación muy importante que tenemos es la vía de los proyectos de investigación, de convocatorias tanto del Plan Nacional de Investigación como de la Comunidad Europea y de la Junta de Andalucía, programas que también sufren recortes. Eso quiere decir también que los proyectos que se proponen tienen que ser mejores: si hay menos tarta para repartir, tienes que plantear una mejor receta que los demás. En cierto modo sirve de acicate.

-Siempre se ha presumido de que el Observatorio ha estado en la vanguardia de la ciencia... ¿Sigue siendo así?

-Sí, en nuestros campos de investigación y con nuestras limitaciones. Somos realistas. Creo que ese ha sido precisamente uno de los puntos fuertes del Observatorio, que nunca se ha aventurado en misiones que, a priori, no supiera o no creyera que era capaz de asumir. A la hora de evaluar o de conceder un nuevo proyecto de investigación -como hablábamos antes- los comités de evaluación tienen en cuenta no solo lo que propones ahora, sino también qué has cumplido de lo que anteriormente has propuesto. Y nosotros, en ese sentido, siempre hemos tenido los pies en la tierra... y la mirada en el cielo. Hemos sido ambiciosos, pero a la vez realistas.

-¿En qué proyectos trabaja ahora el Observatorio?

-Pues, ahora mismo, bien a través de la vía de los proyectos de investigación o bien a través de convenios u otras modalidades, todas las secciones del Observatorio están involucradas en algún tipo de proyecto. La sección de astronomía, por ejemplo, ha transformado, automatizado y robotizado los tres telescopios que tiene instalados fuera del Observatorio. Funcionan con distintos programas de investigación en marcha. Tenemos un telescopio instalado en la isla de Palma, en el Roque de los Muchachos; otro en Argentina, en la provincia de San Juan; y otro en el Montsec, en colaboración con la Universidad de Barcelona y con el observatorio Fabra, de la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, con la que hace tres años firmamos un convenio que ya se ha puesto en marcha. Estamos haciendo campañas de observación de basura espacial y de objetos potencialmente peligrosos, de rayos gamma, de planetas extrasolares, que es un tema que está ahora muy en boga. En la sección de hora trabajamos por el nuevo laboratorio, para conseguir la tecnología y aumentar la precisión. Y eso lleva parejo renovar también los equipos e instrumentos. Hay equipos que quedan obsoletos y hay que buscarse la manera de sustituirlos por otros de nueva generación. La sección de geofísica, que tiene los sistemas de la estación láser, la red de sismógrafos, la red de GPS, la estación magnética... Todos esos servicios también están incluidos en distintos proyectos de investigación en los que se está intentando -como siempre en ciencia- plantear problemas nuevos para ser capaz de resolverlos. Hay también una importante red de instrumentos que el Observatorio tiene repartidos por distintos puntos de la geografía y que hay que actualizar y renovar... Hay más de cien sensores de todo tipo diseminados fuera del centro. Y están continuamente evolucionando. Hay que adquirir instrumentos nuevos, aplicar las nuevas tecnologías... Hay que intentar siempre estar metidos en proyectos de vanguardia que nos permitan, por un lado, seguir investigando y, por otro, conseguir financiación para poder cambiar esa instrumentación por otra más moderna. El tema de las efemérides y de la mecánica celeste, aunque sea más teórico, es también otra cuestión que siempre avanza. Ser capaz de calcular a priori cosas que van a ocurrir en el cielo, es algo que ya hacían los griegos, aunque con unas precisiones que hoy son de risa.Y cuanto más preciso queramos observar algo con mayor exactitud necesitamos saber antes qué es lo que creemos que va a ocurrir. Esa técnica también está evolucionando con el tratamiento informático de datos previos, la elaboración de previsiones... Hacemos cálculos también para los satélites artificiales -que es un campo que ahora acapara a un importante volumen de investigadores- trabajamos en la previsión de órbitas de satélites, en la extrapolación de esas órbitas, para ver cómo va a ir cambiando en un futuro, en el tema de los satélites geoestacionarios, las constelaciones GPS, la constelación Galileo que se está desplegando ahora, el GPS europeo, que es un tema de actualidad... En todo eso es en lo que andamos metido ahora. Pero insisto, con los pies siempre en suelo, sin abarcar más de lo que sabemos que podemos atender.

-Y en el otro extremo está el patrimonio histórico que custodia el Observatorio.

-Ese patrimonio es lo que ven mayormente las visitas que llegan al Observatorio. Por eso le insistimos en lo mismo. Es un centro vivo, volcado en la investigación, que aplica técnicas actuales, aunque la mayor parte de los instrumentos y sensores no esté ahora aquí (pero sí se leen desde aquí). No queremos que se lleven la idea de que esto es un centro muerto, algo histórico, aunque también lo es y a mucha honra. Desde luego, el patrimonio que custodia este centro es la guinda de todo. Cuando enseñamos el Observatorio siempre intentamos ir en sentido inverso del tiempo. Intentamos dar una visión general de las investigaciones actuales, del trabajo que se lleva a cabo, para acabar luego en el edificio principal, donde les mostramos la colección de instrumentos, que son más de 500. Todos se han restaurado aquí y prácticamente todos han formado parte de la dotación del Observatorio en algún momento. Es decir, no solo tenemos el instrumento histórico -como pueda tenerlo el Museo de la Ciencia y Tecnología- sino también, en el archivo, la documentación que refleja la vida de ese instrumento, los datos que ha registrado durante el tiempo que estuvo en funcionamiento. En ese sentido, somos un museo un poco especial. Y la biblioteca, con 30.000 volúmenes que se remontan al siglo XV, con cuatro incunables, 45 post-incunables, con fondos antiguos... La gente que entra suele quedarse boquiabierta. ¡Hasta nuestro bibliotecario suele sorprenderse de vez en cuando con algún ejemplar!

-Las nuevas tecnologías nos han cambiado la vida. También, claro, el trabajo del Observatorio.

-Todo ha cambiado. Ha revolucionado todos los ámbitos de la vida, también la investigación científica. Desde donde puedo hablar con más conocimiento -que es en el campo de la observación astronómica, donde he desarrollado mi labor investigadora- la aparición de la informática y de los medios de transmisión de datos vía internet ha sido un cambio total. De observar con telescopios tradicionales y en tiempo real -cuando la observación era visual- digamos unas 60 estrellas por noche a instalar ahora cámaras digitales que procesan en automático la información, que hacen fotografías del cielo, que luego hay programas informáticos que extraen la información de esa fotografía... Pues se están observando 90.000 o 100.000 estrellas por noche. Es decir, todas las observaciones que pudo hacer una generación de astrónomos de antes no llega ni a un porcentaje mínimo de lo que en una noche se es capaz de observar ahora, con unas precisiones mucho mayores, con una velocidad de observación mucho mayor y con una rapidez en el procesamiento de datos muchísimo mayor... Y lo mismo ha ocurrido en otros campos de investigación, cualquier otra rama de la ciencia. Lo que se hacía antes de las nuevas tecnologías parecen ya batallitas de abuelos.

-El Observatorio celebra en estos días la Semana de la Ciencia.

-Llevamos varios años. Es una iniciativa cuyo objeto es divulgar la ciencia y que en Andalucía promueve la Fundación Descubre, de la que el Observatorio es patrono. Funciona muy bien. Hay distintas actividades con la colaboración de la Agrupación Astronómica y de la asociación ambiental Murex.

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