Los problemas de ruido en el IES Las Salinas han vuelto a reaparecer con el comienzo del nuevo curso. Ha sido prácticamente inmediato. Las turbinas y sistemas de extracción que dan servicio a los módulos formativos de carpintería metálica y de madera han empezado a funcionar con el regreso de los alumnos.

Y también, claro, han vuelto las molestias de los vecinos de la avenida Al Ándalus, que en el pasado mes de abril –gracias a la iniciativa de la isleña Stacey Mures, que reside en uno de los bloques más afectados por el ruido– consiguieron que el Ayuntamiento dictara una orden de paralización de estas instalaciones al demostrarse que superaban con creces los límites legales permitidos.

El problema –explicaba su abogado, Borja Grandal– es que se trata de instalaciones industriales que se han colocado en un área residencial sin adoptar ni una sola medida para contrarrestar su impacto acústico. De hecho, en las oficinas municipales de Urbanismo no se sabía nada de estas instalaciones: no había expedientes, ni licencias ni calificación ambiental.

Tras el precinto de las instalaciones por parte de la Policía Local, la delegación territorial de Educación anunció la puesta en marcha de medidas técnicas para rebajar los niveles de ruido. De hecho, se explicaba entonces desde la Junta de Andalucía, se pretendía aprovechar el paréntesis del verano para poner en práctica estas medidas.

Los ruidos, sin embargo, han vuelto a aparecer coincidiendo con el comienzo del nuevo curso. Es más, la maquinaria se ha vuelto a poner en marcha en el IES Las Salinas "saltándose a la torera la orden de paralización acordada", según consta en el escrito que Stacey Mures ha registrado esta semana en el Ayuntamiento para denunciar nuevamente los hechos.

De hecho, explica el abogado de la vecina afectada, no consta en Urbanismo que se haya adoptado medida alguna para contrarrestar estos niveles de ruido. No se ha informado de nada ni tampoco se ha aportado por parte de la Junta de Andalucía un nuevo informe acústico que acredite que ya se ajusta a los niveles permitidos por la ley, que sería lo necesario para volver a poner en marcha turbinas y sistemas de extracción.

Así que en el escrito presentado se denuncia al Ayuntamiento el "flagrante incumplimiento y desobediencia" por parte del centro "al autorizar la fractura del precinto colocado por la Policía Local en la botonadura de la maquinaria" cuando la orden de paralización sigue estando vigente.

Al Ayuntamiento le exige que libre "urgente oficio" a la Policía Local "a fin de que haga valer la orden de paralización acordada" y le reclama que adopte "cuantas medidas sean pertinentes" para asegurar el cumplimiento de la legalidad vigente por parte del centro educativo.

Dicha medida –a nadie se le escapa– repercutiría directamente en los cursos y módulos formativos que se imparten en el centro y afectaría a numerosos alumnos.

La solicitud cursada por el representante legal de la afectada pide "expresamente" que los agentes personados tomen fotografías del estado en el que se encuentra la botonadura "en el momento actual y una vez colocado el precinto".

Por último, reclama también la incoación de un expediente sancionador contra la delegación territorial de Educación habida cuenta del "flagrante incumplimiento" de la orden de paralización de turbinas y sistemas de extracción.

La maquinaria industrial que supera los niveles de ruido corresponde a una turbina de aspiración de soldadura que está situada en el módulo de carpintería metálica, otra de aspiración y recogida de serrín que se sitúa en el módulo de carpintería de madera y del sistema de extracción de aire de la cabina de pintura que se sitúa en el módulo de carpintería de madera.