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Misericordia brilla en noviembre

  • La Isla cerró anoche el Año Santo de la Misericordia con una insólita peregrinación de las hermandades a la Iglesia Mayor que presidió el misterio del nazareno pastoreño

¿jueves Santo en noviembre? Desde luego ayer hubo muchos que se empeñaron desde temprano en el símil mientras contaban las horas para que el misterio de la hermandad de la Misericordia enfilara la calle, aunque esta vez lo hiciera en pleno otoño, cuando apenas faltan unos pocos días para que comience el Adviento y en la plaza del Rey se venden castañas asadas y se acaba de colocar el árbol de Navidad.

Y es verdad que la tarde, que fue perfecta, rozó a menudo el esplendor de esta mítica jornada de la Semana Santa, se acercó a ese aire cofrade que suele envolver a esa noche única de la primavera y jugó de nuevo con esos mismos sentimientos que cabalgan entre la ilusión y la añoranza cuando el clásico canasto dorado de Guzmán Bejarano asomó entre los ciriales por la plaza de la Pastora al filo de las ocho...

Pero en realidad fue distinto a cualquier Jueves Santo. No era como Semana Santa por más que la insólita presencia del misterio pastoreño por las calles de La Isla se esforzara en despertar esa ilusión. Lo de ayer fue, sencillamente, algo extraordinario. Uno de esos momentos excepcionales que quedan para la memoria, de esos que los cofrades -y especialmente los de esta hermandad de penitencia- recordarán para siempre... La salida extraordinaria que Misericordia hizo el 11 de noviembre de 2016 para presidir la peregrinación de las hermandades a la Iglesia Mayor en el Año Santo que la Iglesia ha dedicado, precisamente, a la Misericordia.

Un acto promovido desde el Consejo de Hermandades y desde el Arciprestazgo en estrecha colaboración con esta cofradía que se ha organizado en un tiempo récord -en apenas unas semanas- y que consiguió reunir en un larguísimo cortejo que se extendió a lo largo del trayecto que discurre entre la plaza de la Pastora y la Iglesia Mayor a una nutrida y completa representación del mundo cofrade isleño. Hermanos mayores, miembros de juntas de gobierno y de grupos jóvenes, allegados... Todos emprendieron este simbólico camino con sus medallas, escapularios y bacalaos para ganarse el jubileo. Al modo cofrade, claro está. Y así, con esta insólita peregrinación sin precedentes en La Isla, se puso el broche de oro al Año Santo de la Misericordia. Y así Misericordia -la cofradía- afrontó la segunda salida procesional de su historia 34 años después de unas bodas de plata que, de hecho, también llevaron al misterio hasta el Templo Mayor de La Isla en 1982. Algo que, de hecho, se ha recordado mucho en La Isla cofrade durante los últimos días. La alcaldesa, por cierto, se encargó también ayer de dar la primera levantá que el paso dio en la calle, ya en la plaza de la Pastora.

Aunque la jornada, evidentemente, se dividió claramente en dos mitades. La ida hacia la Iglesia Mayor, sin música y por un insólito recorrido para esta cofradía que discurrió por las calles Murillo y La Herrán para alcanzar Real. Y la vuelta, que emprendió poco antes de las diez de la noche, tras la celebración de la eucaristía que ofició el arcipreste, Alfonso Gutiérrez Estudillo, junto a parte del clero local. Las primeras horas, como era de esperar, regalaron a la ciudad cofrade varios momentos solemnes, como la salida del misterio desde la Pastora en un silencio roto por las campanas del templo o la majestuosa entrada que hizo en la Iglesia Mayor desde una plaza abarrotada para ser recibido por los sones de la coral Logar de la Puente antes de dar comienzo la misa.

Las horas más cofrades se las reservó la hermandad para la vuelta, en las que sí sonaron tambores y marchas procesionales por las calles de La Isla -la agrupación musical Esencia-Tres Caídas acompañó al misterio- y en las que hubo petaladas, mecíos y hasta saetas para el Señor de la Misercordia cuando dejó la plaza de la Iglesia para adentrarse en García de la Herrán y encaminarse a las Capuchinas.

Para esta ocasión la hermandad diseñó además un recorrido de vuelta muy especial que discurría ya pasada la medianoche por calles como Jesús de la Misericordia, Santa Cruz o San Dimás. Y el barrio de la Pastora correspondió al gesto engalándose para la ocasión. Desde por la mañana se desplegaron banderolas y pancartas festivas para dejar bien claro que ayer era un día muy especial en estas calles. Salía Misericordia, el nazareno pastoreño, como bien recordaba uno de los rótulos estampados sobre la tela rojigualda que se enarboló desde una azotea de la plaza de la Pastora para recibir al misterio con sus mejores galas. Era, qué duda cabe, un día extraordinario.

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