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festividad de san josé obrero Procesión de alabanzas del Patrón de la ciudad

El 1 de Mayo josefino cumple diez años

  • La hermandad del Patrón San José se afianza como puerta de las 'Glorias' en una brillante salida en la que hizo gala de un sello propio y en la que arrastró a numeroso público por el centro

El 1 de mayo josefino cumplió ayer diez años de calle. Fue como un tributo a la historia más reciente de la hermandad. Como si se tratara de un homenaje propio a su ascendente recorrido, que peldaño a peldaño ha terminado por conquistar, a pulso y por derecho propio, la puerta de las Glorias, la apertura 'oficial' de la 'temporada' reservada a las hermandades letíficas, que en La Isla llega de la mano de San José. No podía haber un gesto más simbólico para estrenar el mayo mariano que la procesión del Patrón de La Isla.

Ayer, la hermandad brilló en todo su esplendor y supo aprovechar la primera tarde de mayo -que resultó de lo más primaveral- para desquitarse de los sinsabores del año pasado, en los que la lluvia frustró su salida procesional, y para demostrar la solidez de un proyecto que renació hace diez años para recordar a La Isla que San José es su Patrón. Ayer, fue un día de fiesta para los josefinos, como así se conoce a sus devotos y hermanos, que hicieron gala de esa elegancia cofradiera -a caballo entre lo sobrio y lo institucional, entre lo popular y lo exquisito- que la corporación, con gran esfuerzo pero con más entusiasmo, ha convertido en su sello personal a lo largo de la última década.

Hacía un mes exacto del Domingo de Ramos y la salida del Patrón hizo recordar a muchos la reciente Semana Santa que se ha escapado entre las manos y que -otra vez por culpa de la lluvia- ha dejado a muchos con ganas de procesiones. El público, numeroso en la calle Real, aprovechó el paseo vespertino de un día de fiesta para disfrutar del cortejo, de la música, de las marchas, de los mecíos, del paso, del ambiente... En la plaza de la Iglesia, a las ocho de la tarde, la hora fijada para la salida procesional, la presencia de público era notoria. El pregonero de las Glorias, el pastoreño Juan José Romero Ruiz, se encargó de abrir las puertas del templo tras los tres recios golpes de rigor que dio el diputado de cruz.

La salida fue rápida, ágil. El cortejo, en el que volvió a estar presente una representación de la Corporación Municipal, era breve. Sorprendió la lenta 'revirá' del santo en la plaza de la Iglesia y los 'izquierdos' de la cuadrilla de hermanos cargadores a los sones de la asociación filarmónica cultural Santa María de las Nieves de Olivares (Sevilla). Buena elección musical. La hermandad cuida la salida en todos sus aspectos, especialmente en el musical.

El paso de San José, de nueva ejecución, permite desde su estreno que la imagen del Patrón -una exquisita talla- luzca más y mejor en la calle. Ayer, se pudieron ver en la calle las nuevas cartelas de la trasera del paso, trabajos que han sido realizados por el tallista Antonio Ibáñez Valdés y que junto al báculo de orfebrería para el hermano portador del libro de reglas fueron las grandes novedades de la tarde.

La imagen que ayer ofreció el Patrón a la salida, con la Iglesia Mayor y su fachada almagra de fondo, fue uno de los grandes momentos de la tarde. El otro, el más esperado, fue la estación menor de la hermandad ante la capilla de los Desamparados, antigua de San José: su gran rincón cofradiero que ayer deparó escenas irrepetibles al abrigo de un público entusiasta y numeroso, bajo lluvia de pétalos y a los sones de un seleccionado repertorio de marchas encadenadas. Antes, eso sí, la hermandad se recreó por el centro más centro: Real, General Serrano, Las Cortes, la plaza del Rey... La noche la reservó para su regreso al templo por las calles de su barrio.

A la calle San José llegó el Patrón pasadas las nueve de la noche para ser recibido por una petalada mientras el paso giraba ante el azulejo con la imagen del Patrón que está situado al comienzo de la calle. Luego, las marchas se encadenaron hasta llegar a las puertas de la capilla de los Desamparados, donde la tarde -ya convertida en noche- alcanzó toda su plenitud. Fue el momento cumbre de una jornada, la del 1 de Mayo, que hace diez años devolvió la vida a la esclavitud josefina y recordó a La Isla que la imagen de San José es su Patrón, algo que muy pocos entonces sabían.

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