El instituto Wenceslao Benítez ha querido acercarse a la interculturalidad a través de distintas iniciativas y actividades que han aglutinado alumnos y profesores. Alumnado y docentes se han acercado a las distintas culturas, sociedades, costumbres, razas o lenguajes de formas muy diversas, pero siempre desde el respecto y el reconocimiento y la aceptación de la diferencia. Una jornada completa se dedicó a esta actividad que promovía el departamento de orientación y que tuvo esa Interculturalidad como lema gracias a la propuesta de Pilar Recio, profesora de Latín.

"Nos sumamos, además al proyecto de la Universidad de Cádiz sobre inmigración", cuenta el profesor Nicolás Jimeno, responsable de las actividades extraescolares, y coordinador de esta jornada. El color de las miradas es el título que el área de Sociología y Ciencias de la Educación de la universidad gaditana da a este proyecto. En este caso, desarrollaron un espectáculo con títeres y los alumnos que lo vieron escribieron después una redacción relacionada con su eje central, el tema de la inmigración. "Ganó una alumna de 3ºB de Secundaria que expuso la necesidad de ver la inmigración con otros ojos", comenta Jimeno.

Otra de las iniciativas era una exposición con las imágenes del profesor Elías Guerrero, aficionado a la fotografía y gran viajero, que mostró las instantáneas tomadas en muchas partes del mundo, en la que se captaban distintos oficios, costumbres o culturas. Pero además la muestra contaba con otra parte con las fotografías de los viajes de profesores del Wenceslao que sirvió para realizar un concurso. "Debían decir a qué profesor pertenecía la foto y dónde estaba tomada", explica el responsable de las acciones extraescolares del instituto, que añade que había escenas del Nepal, México, Nueva York o Egipto, entre otras.

Los alumnos pudieron disfrutar de una exhibición de bailes de distintos lugares, del teatro Mujeres en el Mundo Saharaui, de los desayunos de distintas partes del mundo, "desde el mundo desarrollado donde puede verse mucha bollería, hasta los países subdesarrollados donde comparten un bol de arroz", apunta Nicolás Jimeno. Había actividades para todos los gustos: un taller de escritura japonesa o de tai-chi, una yimkana (titulada El Mundo sin fronteras) y juegos del mundo. A eso se unieron otras actividades comunes para completar la jornada