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El Halloween de La Isla crece

  • La fiesta revalida el éxito en sus dos escenarios, el centro con novedades y Camposoto con el cementerio Lamela como plato fuerte

La Isla es especial. El insólito fenómeno del Halloween cañaílla que llena la calle de monstruitos, calaveras y brujitas en las vísperas de la fiesta de Todos los Santos da buena cuenta de ello. Hay quienes todavía son reacios a lo del truco o trato, a los improvisados disfraces de zombies o vampiros, a los apurados maquillajes que simulan sanguinolentas heridas y a los macabros escenarios que recrean cementerios góticos y pasajes del terror. Pero, en realidad, son los menos. No nos engañemos. Halloween ha venido para quedarse. Con sus particularidades, claro. Con su propio estilo made in La Isla y sus dos escenarios clave: el centro y el barrio de Camposoto. Ya no se habla de una costumbre importada o de si tiene o no sentido celebrar algo que no es de aquí. El Halloween isleño está sobradamente consolidado y es una fiesta más del calendario. Cada año va a más, levanta más expectación y saca más gente a la calle. Tanto es así que empieza a llamar la atenciónfuera de los límites de la ciudad.

Anoche pudo verse de un simple vistazo a la Alameda, uno de los principales escenarios de la cita, donde cientos de ciudadanos hicieron gala de esa predisposición innata que la gente de La Isla tiene para echarse a la calle con cualquier excusa. Halloween también, por supuesto. Allí, al caer la noche del 31 de octubre, abrió sus puertas un cementerio muy llamativo, donde los amenazantes esqueletos de unos guerreros medievales se dedicaron a amedrentar a grandes y pequeños. Una niña poseída y varias brujas de un aquelarre deambulaban también entre lápidas de difuntos muy conocidos, como George Michael o Paul Walker (el actor de Fast & Furious que murió en un accidente de coche hace unos años).

Los isleños volvieron a echarse a la calle en masa para disfrutar de la propuesta festiva

El público no desentonaba en este escenario. Para nada. Y no solo los más pequeños de la casa se animaron a disfrazarse. Los mayores tampoco le hicieron ascos, buscaron atuendos propios de la fiesta y se maquillaron para mimetizarse con la noche más terrorífica.

Del auge del Halloween tiene gran culpa la hostelería, que fue de las primeras en sumarse a la fiesta en cuerpo y alma con la ambientación de los locales, una carta especialmente diseñada y hasta con el servicio. En un sitio tan emblemático y tradicional como La Gran Vía, en la plaza del Rey, los camareros, ayer, se disfrazaron de Drácula para atender las mesas.

Fue especialmente llamativa la larga cola que se formó a la puerta del Mercado del Terror, otro de los escenarios que anoche abrió sus puertas al público. De la típica Plaza de Tosantos se ha pasado a abrazar los símbolos más halloweenenses. Y sin complejos, de la misma forma que la fiesta se ha ido asentando año tras año en la ciudad hasta celebrarse con naturalidad.

El otro punto de San Fernando donde esta costumbre pagana se ha extendido con rapidez tiene como promotores a los vecinos. Las entidades vecinales del Distrito Sur aprovechan un espacio del Parque de las Huertas para celebrar su Halloween particular. Ayer los más pequeños disfrutaron de la fiesta que se preparó por la tarde, y los más intrépidos se adentraron en el túnel del terror artesanal que cada año intentan mejorar los integrantes de estas asociaciones. Precisamente, la idea de que cada edición deben ir un paso más allá hace que la familia Lamela, que abre cada 31 de octubre su cementerio gótico, proponga novedades temáticas. Este año los fantasmas y los espíritus se hacían con el camposanto y la nueva casa creada -aprovechando la estructura de unas antiguas cuadras a la que los visitantes accedían por una entrada flanqueada por columnas- para montar algunas de las escenas más reconocidas de las historias de miedo: las manos que salen de las paredes, la aparición de una niña tras la ventana, el fantasma que se esconde debajo de la cama o cuerpos que levitan. Todo con la estampa del pueblo amish para meter más en el papel a los integrantes de esta familia y amigos, ya fueran adultos o niños porque todos participan. Muchos ciudadanos hicieron cola desde antes de que la nueva verja se abriera para darles la bienvenida más terrorífica.

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