Es una de las obras clave dentro de las presupuestadas y catalogadas como de emergencia hace ya más de un año, cuando una intensa tromba de agua causó estragos en Gallineras, una de zonas más bajas de la localidad. La construcción de un nuevo colector en uno de los márgenes del barrio fue adjudicada a la empresa Ecasur 10 meses atrás, y tras un inicio problemático interrumpido por varios parones, finalmente la adjudicataria no ha podido afrontar la actuación y ha tenido que pararla.

No es sino otra de las secuelas de la crisis en el sector de la construcción, pero el Gobierno local, aunque comprensivo con la situación, no puede esperar más. Las obras eran y son urgentes y la constante demora ha provocado finalmente que haya decidido rescindir el contrato. Así lo explicaba ayer la delegada de Desarrollo Sostenible, Rosario Álvarez, tras la suspensión del segundo encuentro con la empresa en menos de una semana. "De todas maneras, la decisión está ya tomada, y mi voluntad de reunirme con ellos se debe al interés municipal por negociar la más rápida de las rescisiones", afirmó.

Tajante se mostraba ayer la edil andalucista al respecto, y también clara. "Ha sido una decisión que ya hemos comunicado a los vecinos afectados -principalmente Gallineras y Constitución- y nos han mostrado su acuerdo", puntualizaba además. Fue precisamente el pasado viernes cuando se les informaba, tras el primero de los encuentros suspendidos con Ecasur 10.

Ese día, como ayer, la empresa se limitó a presentar un fax en el que pedía una nueva cita. Ésta se producirá el próximo martes, justo cuando expira el plazo que la ley concede a las empresas en aviso de rescisión para volver a trabajar. "Son cinco días naturales que expiran el martes, pero no tenemos esperanzas y queremos romper el contrato", matizaba la delegada. Los plazos volverán entonces a ser un problema, porque tendrá que abrirse un nuevo proceso de contratación.