Cada verano, niños procedentes de campamentos de refugiados del desierto del Sáhara y de Argelia pasan la temporada estival en tierras gaditanas para evadirse de su realidad diaria. Familias isleñas los acogen como si fueran sus propios hijos, cubren sus necesidades básicas, los cuidan y miman. Así lo cuenta Jesús. Su familia es una de las que lleva años recibiendo a estos pequeños y asegura que seguirá haciéndolo todos los veranos que pueda. "Es como una herencia que pasa de padres a hijos y que seguimos manteniendo", dice.

Amisafe, la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, es la encargada de poner en marcha estos programas de acogida para niños con edades comprendidas entre ocho y los doce años. Los pequeños, una vez que entran en el programa, vienen consecutivamente todos los veranos hasta que -cumplidos los doce- le pasan el relevo a otros niños.

Cuando llegan, explicaron ayer desde la asociación, pasan un amplio reconocimiento médico para comprobar su estado de salud. Si algún niño precisa atención específica -incluso algún tipo de intervención quirúrgica- se le atiende, lo cual, a veces, implica que permanezca más tiempo de lo previsto en España.

El objetivo de esta consolidada iniciativa es aportarle estabilidad y seguridad a los niños que pasan necesidades durante el resto del año. De esta forma viven momentos inolvidables y retienen vivencias divertidas como ir a la playa o a parques acuáticos. Cada año, el Ayuntamiento de la ciudad les facilita a las familias excursiones y actividades lúdicas, como afirmó ayer la delegada de Servicios Sociales y Educación, María José Moreno Subirana, durante la recepción que ofreció a los niños saharauis y a sus familias de acogida y que tuvo lugar en las dependencias municipales del Museo Histórico Municipal.

Tanto Jesús, uno de los responsables del programa Vacaciones en Paz en La Isla, como el presidente de Amisafe, Manuel García, asegura que los niños se integran y adaptan perfectamente a la cultura y a la vida en La Isla. "Algunos llegan llorando a principios de junio pero en agosto no se quieren ir de aquí", recalca Jesús.

Este año son 14 niños los acogidos en San Fernando, menos que otros veranos. "Este año hay menos familias que disponen de recursos económicos para mantener a los niños", afirman desde Amisafe. Lo que repetidamente eran al rededor de 30 niños cada año ha bajado a más de la mitad por la crisis económica. A pesar de todo, lo importante es el esfuerzo que las familias hacen por sacarles una sonrisa a estos niños.

Aparte de esta iniciativa, la cual cumple más de 20 años en marcha como explica Manuel, Amisafe lleva dos programas más como Caravanas, que consiste en llevar alimentos y artículos de primera necesidad al campamento saharaui en el mes de febrero. También se realizan otras iniciativas gracias a la subvención que reciben del Ayuntamiento, como la construcción de casas para aquellos que no tienen alojamiento.

Además, este año se está apoyando desde la asociación la escolarización de los niños con la construcción de colegios e impulsando una campaña para facilitar el desayuno a los más pequeños ya que, como afirma Manuel, "la mayoría están desnutridos y necesitan urgentemente una buena alimentación".