San Fernando

El Carnaval pone su punto y final con una cabalgata modificada

  • Cambios en el horario, más carrozas y un itinerario alterado por las obras de Real renuevan el aspecto de este fin de fiesta

Papelillos, serpentinas, disfraces. Eso no cambia. Pero sí lo hizo la cabalgata que puso el punto y final a más de una semana de Carnaval en La Isla. Variaciones que responden a una adaptación a las circunstancias y a la voluntad de mejora. Por eso este año el itinerario ha sido completamente distinto, partiendo del paseo General Lobo para llegar a Real por Isaac Peral a las cinco y media, momento en el que el recorrido ha vivido su momento álgido.

Niñas disfrazadas de ratoncitas, bailarinas o brujas, niños convertidos en leones o piratas, todos aguardaban ansiosos el paso de las carrozas, que para esta edición ha ampliado en dos su número. La más espectacular, sin duda, la que cierra el cortejo, dedicada al Bicentenario, en la que se emula un galeón con el nombre de 1810, en el que batallan las colombinas. Precediéndola, todo un elenco de motivos sobre las bateas que se dedicaron a personajes de Disney y a los Simpson, pero también a la música disco en la carroza de los años 60.

Entre unas y otras, grupos y charangas ofrecieron lo mejor de su repertorio. Ilegales se paraban en cada esquina con grupos de personas para interpretar la mejor de sus letras acompañados de guitarras. "Y un pasodoble mi quilla va desgranando para cantarlo en la isla de San Fernando", coreaba una de ellas. Mimos, piratas a bombo y platillo que fueron cantando y bailando en una tarde en la que el mal tiempo dio paso al sol minutos antes de que la cabalgata saliera.

La hora elegida para hacerlo, las cuatro, permitió así que todo el itinerario pudiera realizarse con la luz del día y que grandes y pequeños pudieran disfrutar de este espectáculo de color y de música en todo su esplendor hasta su recogida, en el castillo de San Romualdo, cerca ya de las siete. Los protagonistas, los más pequeños, disfrutaron ayer de una despedida de la fiesta dedicada a ellos, ya que muchos fueron los que se subieron en las carrozas para tirar sin descanso miles de papelillos a todos los asistentes, que no fueron pocos.

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