"¡Palmas sordas!", pedía Mercedes a los pequeños. "Manos a la cintura", les indicaba en otro momento. El colegio Andalucía recuperó ayer la cultura flamenca para disfrute de sus alumnos que en dos grupos atendieron a la clase de Mercedes Mesa García, profesora de la Escuela Municipal de Danza, que había respondido a la invitación del centro. También estaban el cantaor Joaquín de Sola y el guitarra Rafa Chico. "Al principio esperaba que estuvieran niños de Primaria, pero como también han venido los de Infantil tenía que variar el lenguaje para que fuera fácil de entender", comentaba tras la primera experiencia la profesora, que había captado la atención del alumnado, sus profesores y monitores.

"Es bueno hacer este tipo de actividad, los niños responden y se lo pasan bien", apuntaba la directora del Andalucía, María Teresa García Sosa. Los menores, de Infantil y primero y segundo de Primaria, ocuparon el salón de actos donde en forma de corro se habían colocado bancos para ellos y algunas sillas para los invitados. Desde el centro, Mercedes iba explicando cuestiones básicas a la vez que divertidas del flamenco: tocar las palmas, seguir el compás, bailar o jalear, incluso mencionó algunos palos del flamenco. "No os he enseñado las bulerías porque son más difíciles", advertía mientras pedía que tocaran las palmas, "otra vez, un, dos, tres, un, dos, tres", al compás para acompañar tanto al guitarra como a una de las profesoras que se animó a bailar un tanguillo. "Seño Toñí, seño Toñi, seño Toñi", habían coreado los niños para que se decidiera. La persuadieron, como la profesora de baile convenció a Erika, reticente, a pesar de vivir de cerca el flamenco en su casa, a mostrarse ante sus compañeros. No hubo suerte con otra pequeña de la que otro alumno tiraba al verla moverse en la bancada para que se uniera al grupo de intrépidos que se atrevieron a probar con el baile.

"Manos en la cintura. Ahora adelantamos el pie hacia un lado, primero el derecho, luego el izquierda. Así, sí, así. Levantamos las manos y las sacudimos: un, dos, tres, un, dos, tres", iba guiando Mercedes Mesa. La guitarra de Rafa Chico y la voz de Joaquín de Sola sonaban.

Más tarde, todos escucharían cómo rasgaba las cuerda el guitarra, para seguir el cante por alegrías con el que cerraba el taller el cantaor. "Dile a Joaquín que canta muy bien", pedía una de las chicas, que se acercó para despedirse de la profe, a la que muchos de los niños quisieron abrazar antes de irse, y de que llegaran otros compañeros, estos ya un poquito más mayores.