Sevilla

La visita de un ángel

  • El Hospital Virgen Macarena crea un programa solidario para que los enfermos que están solos tengan el apoyo de voluntarios

En los hospitales siempre hay personas que nunca reciben visitas y al sufrimiento que supone estar enfermo se suma la soledad, una situación que agrava su estado de ánimo y de salud. Se trata de personas mayores, inmigrantes, personas sin hogar o en riesgo de exclusión social que necesitan la compañía de otros para salir de ese aislamiento.

Muchas fueron las asociaciones solidarias que se percataron de este problema y se dirigieron al departamento de Participación Ciudadana. Algunas ya tenían experiencia en esta área, como Solidarios para el Desarrollo y Voluntarias Activas de Sevilla, que llevan tres años acompañando a estas personas en el Hospital San Lázaro de forma altruista.

Ante esta demanda, el Hospital Universitario Virgen Macarena ha puesto en marcha la Unidad de Donación de Tiempo, un proyecto "que une dos elementos fundamentales, el esfuerzo de los profesionales y la solidaridad de los voluntarios para conseguir que todo aquel paciente que esté en riesgo de exclusión social o en soledad encuentre el apoyo necesario para no sentirse solo", explica Javier Suárez, subdirector de Proyectos. "Nosotros gestionaremos el tiempo de los voluntarios y le asignaremos un paciente según su disponibilidad, su perfil y el perfil del paciente".

Más de diez asociaciones de voluntarios se han volcado en esta iniciativa, como por ejemplo Cruz Roja Española, Fundación Sevilla Acoge, la Universidad de Sevilla (a través de SACU) o Colectivo La Calle. El proyecto dispone actualmente de 60 voluntarios, todos vinculados con alguna asociación pero, dicen Suárez "necesitamos captar muchos más".

Sin embargo, "no todo el mundo vale para tratar con personas enfermas", reconoce Luis Bononato, presidente de Proyecto Hombre en Cádiz. "Necesitan una formación previa tanto técnica como personal; es decir, los voluntarios deben saber qué hacer en caso de que al paciente le ocurra algo, debe conocer su enfermedad y saber reaccionar, al mismo tiempo que deben saber cómo tratarle y hablarle, pero, sobre todo, tener muy claro que es un proceso que le enriquecerá personalmente muchísimo".

El personal sanitario también desempeña aquí un papel fundamental, ya que son ellos los que deben identificar las necesidades del paciente en caso de soledad.

Aunque se trata de un proyecto nuevo, el departamento de Participación Ciudadana ya tiene en marcha el programa Diver pensado para el Área de Pediatría. Este programa se desarrolla en la Ciber Aula, en la quinta planta del hospital, y su misión principal es la de divertir y culturizar a los niños hospitalizados mediante talleres educativos y de entretenimiento. "Empezamos con seis voluntarios y hoy son 155", señala el subdirector de proyectos Javier Suárez.

Se trata de personas anónimas que de forma altruista acompañan, charlan y escuchan a aquellos que lo necesitan, que se sienten solos, convirtiéndose en sus ángeles particulares.

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