Curiosidades

¿Por qué bostezamos?

Un bebé bostezando.

Un bebé bostezando.

Todos, sin ninguna excepción, bostezamos. Tal es la afirmación, que incluso los animales bostezan (pájaros y peces incluidos), lo que lleva a preguntarnos ¿por qué? Resulta que el este acto es un reflejo que surge en los antepasados y que es común a todos los vertebrados. Además, no ha variado a lo largo de la evolución de las diferentes especies, lo que implicaría que es útil para los organismos, pero ¿cuáles son sus funciones?

Cuando se produce un bostezo, el diafragma se contrae, la laringe y la boca cuadruplican su tamaño, y se ven involucrados los músculos de la cara y la nuca. También fluyen un torrente de neurotransmisores y, por otro lado, estructuras cerebrales se ponen en marcha en nuestro cerebro.

Por otro lado hay que tener en cuenta que los bostezos acostumbran a aparecer en los cambios del sueño a la vigilia o del hambre a la saciedad, cambios que están regulados por relojes biológicos internos controlados por el cerebro. Se considera que, por ejemplo, para la transición del sueño al despertar (o viceversa), necesita de un control adaptativo por parte del cuerpo y que el bostezo podría funcionar como una especie de "reseteado" que el cuerpo necesita y que ayuda a pasar de un estado a otro.

Existen otras funciones del bostezo que se encuentran menos estudiadas que la recientemente expuesta. Entre ellas se encuentra que este acto induce a la liberación de la prostaglandina PGD2, que reduce la propensión a dormirse.

También se considera que la inspiración torácica que supone la acción contribuye a activar la circulación linfática, por lo que algunos investigadores atribuyen al bostezo una función inmunitaria

¿Por qué el bostezo se contagia?

Todos nos hemos visto involucrados en un bucle de bostezos que parece no tener final. Algo que, en apariencia, parece no tener mayor explicación, sin embargo, es importante apuntar que los humanos somos seres sociales, por lo que nuestro cerebro está preparado para relacionarnos con los demás.

El bostezo se ha llegado a considerar como una forma de comunicación social no verbal que se originó en comunidades rudimentarias y que permitía sincronizar la vigilancia entre los miembros del grupo. Esta hipótesis explicaría el hecho de que los niños, antes de los 6 años, no son contagiados por el acto de bostezar, ya que en esa edad aún no han adquirido la capacidad de reflexionar sobre lo que otra persona hace.

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