Julio Lorca

Director de Desarrollo Salud Digital en DKV Salud

Soledad, ¿única compañera?

El año 2020 se cerró con 96.200 personas más que en 2019 viviendo solas en España. La Inteligencia Artificial aplicada al acompañamiento sigue avanzando de forma rápida

La tecnología puede inspirar nuevas soluciones para combatir la soledad entre las personas mayores.

La tecnología puede inspirar nuevas soluciones para combatir la soledad entre las personas mayores. / Julio González

En los peores meses de la pandemia todos afrontamos un gran dilema con relación a nuestros mayores, en especial, los que vivían en soledad. En un momento en que el virus se cebaba con las residencias, no parecía recomendable visitarles, pero eso hacía crecer el sentimiento de abandono que nos hacían notar. Tras una conversación con mi apreciada suegra que además estaba perdiendo visión de forma acelerada decidí instalarle uno de los famosos altavoces de Amazon, Alexa. Dada su afición a la cultura, puse especial hincapié en adiestrarla en las peticiones de música e instalé la app Audible que ofrece audiolibros de toda naturaleza. Poco tiempo después me afirmó haber recibido uno de los mejores regalos de su vida. Poco tiempo más tarde hice lo propio con mi propia madre.

Lo peor de la pandemia parece haber pasado, aunque la soledad aún ‘acompaña’ a millones de personas. Según el INE, el problema no deja de aumentar. En España, “el año 2020 se cerró con 96.200 personas más que en 2019 viviendo solas en España. Y de esas nuevas solitarias, casi la mitad tienen 65 años o más”. En conjunto, hablamos de casi 5 millones de hogares donde vive una sola persona.

En los últimos dos años, se han producido grandes avances en una rama de la inteligencia artificial conocida como procesamiento de lenguaje natural. La PLN estudia las interacciones entre una persona y una máquina a través del habla. Una de las técnicas que se utilizan dentro de esta ciencia es la probabilística. A partir de un conjunto de datos y ejemplos asociados, los expertos calculan la frecuencia con que una unidad lingüística aparece en un contexto dado y con cual otra de relacionan con mayor probabilidad. De esta manera podemos ir prediciendo que palabra seguía con mas frecuencia a otra en dicho marco contextual. Esta es la base del llamado aprendizaje automático.

Obviamente no todo es tan fácil y se requieren grandes volúmenes de datos y proceso de adiestramiento especial; siendo la creciente capacidad de procesamiento simultaneo de millones de parámetros ly acercando su funcionamiento al reto que en su día planteó uno de los padres de la informática moderna, Alan Turing: Un humano observador debería evaluar una conversación entre otra persona y una máquina, debiendo distinguir quién o qué era cada parte durante la charla. Si era incapaz de hacerlo, la prueba estaría superada, y esto cada vez está más cerca. Hace unos días se anunciaba un paso más en esta carrera con el lanzamiento de Megatron-Turing, de la mano de las empresas Microsoft y Nvidia. En pocos meses, han conseguido multiplicar por tres (530.000 millones) el número de parámetros que alcanzó el GPT-3 de OpenAI, (175.000) y que se presentó el pasado año como una de las revoluciones de la década, y de igual manera, las posibilidades que se abren en el campo de Salud cada vez son más ilusionantes.

Algunos serán mas técnicos y alejados del gran público, por ejemplo, se trabaja en la trascripción automática de las entrevistas médico-paciente evitando el uso intrusivo de la tecnología, sin perder el registro de lo tratado en la historia clínica electrónica. Los resultados son muy prometedores como ha demostrado OrthoIndy con su asistente Kara. Sin embargo, serán los más cercanos a actividades cotidianas los que nos permitirán avanzar de forma más rápida. Una pista nos la da la experiencia de habitaciones inteligentes del hospital Cedars-Sinai: “!Alexa, dile a mi enfermera que necesito levantarme para ir al baño!”. En nuestro propio laboratorio de Innovación en Salud Digital, hemos implantado un demostrador de monitorización remota de pacientes que facilita que el paciente habilite una teleconsulta de igual manera: “!Alexa, actívame una vídeoconsulta con mi médico!”. Aunque lo que de verdad nos apasiona son la nueva líneas de trabajo que comenzamos a desarrollar para el acompañamiento de mayores o discapacitados que viven en soledad.

En LSQV las conversación entre ordenadores y personas serán tan inteligentes, naturales y fluidas, que no sabremos distinguir en muchas ocasiones quien realmente nos interactúa. Si bien para fines asistenciales se requerirán estrictos sistemas de consentimiento informado y supervisión, para prácticas como el acompañamiento de personas que viven solas, estamos avanzando de forma mucho mas rápida y pronto Alexa nos dirá, ¿quieres que volvamos a charlar sobre tu infancia?

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