La salud que viene

Julio Lorca

Director de Desarrollo Salud Digital en DKV Salud

Rectificar es de sabios

Los errores relacionados con la medicación son la tercera causa de muerte Generalmente, por actos humanos asociados a su utilización

Reino Unido sostuvo hasta el pasado mes de marzo un plan en el que implicaba a las farmacias en revisiones terapéuticas de la población.

Reino Unido sostuvo hasta el pasado mes de marzo un plan en el que implicaba a las farmacias en revisiones terapéuticas de la población. / Archivo

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Si nos cuentan que las dos primeras causas de muerte en España son las enfermedades circulatorias y el cáncer, pocos se sorprenderían. No así, si nos dicen que la tercera son los errores de medicación. Al menos eso afirma el Sistema Español de Notificación en Seguridad de Anestesia (Sensar). Otra revisión sobre la mortalidad hospitalaria en un servicio de medicina interna de 2019, concluía que el 22 % de las 455 muertes analizadas, se relacionaban con los fármacos recibidos.

Un artículo previo ya afirmaba que “los efectos adversos de los medicamentos causan siete veces más muertes que los accidentes de tráfico”. ¿Y si excluimos la letalidad? ¿Cuántas visitas a urgencias u hospitalizaciones se asocian al fenómeno descrito?

No debemos confundirnos y creer que “el problema son los propios medicamentos” como afirmaba Peter C. Gøtzsche en su libro Medicamentos que matan y crimen organizado. Habiendo sido cofundador de la prestigiosa Cochrane Collaboration, su propia organización terminó expulsándolo, cuestionando su independencia e imparcialidad. Efectivamente, la mayoría de las veces no son los fármacos los responsables per se, sino actos humanos asociados que conllevan errores fatales; en especial por omisión de la tutela debida. Por ello, la buena noticia es que estas muertes son evitables. ¿Qué está fallando, entonces? ¿No son suficientes los mecanismos actuales de uso racional? En algunos países como Estados Unidos existe un desempeño farmacéutico específico que refuerza la labor de las oficinas de farmacia: la Revisión terapéutica de la medicación (MTR). Especialistas farmacéuticos recogen datos específicos del todos los tratamientos que consume un paciente, para anticiparse a los llamados problemas relacionados con los medicamentos (PRM).

Tras ello, definen planes personalizados que son compartidos con los médicos correspondientes. ¿Y no pueden estos últimos hacerse cargo directamente? Se da la circunstancia de que, además de que no todos saben de farmacología, con los 5 minutos de consulta de la sanidad pública, pocas veces pueden ir más allá de sus propios procesos, y revisar los de los demás. Además, los médicos especialistas manejan bien sólo el arsenal terapéutico de su propio campo. Así, un paciente recibe prescripciones desde múltiples procedencias; e incluso, los adquiere directamente sin receta… ¿Un mismo principio activo con diferente nombre comercial? Pues sí. ¿Y las oficinas de farmacia? Obviamente estas deberían haber sido la mejor alternativa.

En algunos países existe un desempeño específico que refuerza la labor de las oficinas de farmacia

Lo cierto es que muchas de ellas llevan años reivindicando una compensación económica para poder realizar nuevos “servicios de carácter asistencial”, y que consideran complementarios a su labor en el mostrador; pero la administración ha sido reacia. En UK hasta marzo venía funcionando el programa Medication Use Review (MUR), que sí retribuía a las farmacias. Pero está siendo sustituido por servicios prestados desde el propio NHS como la revisión de tratamientos al alta hospitalaria (DMS). Los resultados de estos programas son evidentes. Por ejemplo, Slovenia introdujo en 2015 su propia versión MUR, el sistema PUZ. En marzo de este año han publicado sus resultados, “probando su eficacia para evitar PRM”. Igualmente, han mejorado notablemente “la baja adherencia a la medicación” de la que partían. Y es que este último es un problema adicional que también afecta a España.

Según la Sefac, es responsable de 18.000 muertes prematuras anuales en nuestro país, con un coste de 11.250 millones al año. E irá a peor, por el creciente envejecimiento y la polimedicación asociada, que se ha triplicado en solo 10 años. Como sabemos, la Covid ha hecho despegar nuevos mecanismos de Telesalud que han facilitado la continuidad asistencial. La prescripción electrónica o la entrega domiciliaria de fármacos se ha hecho habitual. Esto aleja aún mas al paciente de la farmacia. Ante la trascendencia de lo descrito y la experiencia del último año, la compañía DKV lanza este mes el primer programa de Telesalud Farmacéutica privada. La salud de los clientes es la prioridad.

En LSQV, cada ciudadano dispondrá de un especialista en telesalud farmacéutica personal, que le ayudará a usar racionalmente sus medicamentos; y que estará apoyado por el concurso de pastilleros inteligentes -e incluso píldoras que se comunican tras ser ingeridas- y que generarán alertas programadas, gracias a nuevos sistemas centinela que serán diseñados sobre la base de combinar el IoT, el 5G y la IA.

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