Farmacología El efecto placebo

Los misterios de la sugestión

  • El placebo, factor desconocido a la par que imprescindible para la medicina, es para algunos expertos una de las claves futuras que deberían reorientar la investigación farmacológica y la asistencia sanitaria

Enjugando sus lágrimas de cocodrilo, las plañideras en la Edad Media acompañaban a los séquitos funerarios. Lágrimas reales para un fondo emocional falso. A sus llantos se les llamaba placebo. Hoy día se conoce así al fenómeno por el cual los síntomas de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia inerte. Es una herramienta imprescindible para la elaboración de ensayos clínicos. A la hora de probar la eficacia de un fármaco, los estudios analizan el efecto que produce en personas con determinada enfermedad y lo comparan con el conseguido al administrar una pastilla sin principio activo, compuesta de azúcar y poco más. Con el medicamento mejoraron 60 y con el placebo mejoraron 10. ¿Qué ha ocurrido con esos 10?

Pocos pueden responder. Siempre se ha apuntó al poder de la sugestión y se atribuye a los denominados mecanismos de recompensa del cerebro. Si crees que te puedes curar, el sistema inmunológico responde. ¿Por qué no conocer mejor qué pasó con los otros diez?. Hay un reducido grupo de farmacólogos que consideran que el desconocimiento es fruto de la inercia mercantilista de la investigación, que necesita una reorientación.

Uno de ellos es Albert Figueras, farmacólogo clínico de la Universidad Autónoma de Barcelona y coordinador de Relaciones Internacionales y Cooperación del Instituto Catalán de Farmacología. En su opinión, actualmente existe una mayoritaria "investigación centrada en el medicamento". Según explica, "a las empresas les interesa saber si un medicamento funciona pero no se plantean las investigaciones al revés. Por ejemplo, para los pacientes que tienen el colesterol alto, ¿qué les funciona? Si lo planteamos así entrarían todos los fármacos disponibles más las medidas higiénico dietéticas. Pero esto no interesa a nadie. Hay poca investigación independiente que trate de responder preguntas realmente relevantes para los problemas de salud". Para él, es necesario abordar los beneficios del efecto placebo e implicar a los profesionales. Pero Figueras no se refiere a engañar a los pacientes y darles pastillitas de azúcar. Según estas teorías, cualquier tratamiento va acompañado de un efecto placebo. "La confianza que nos proporcione el hecho de recibir un fármaco o cualquier terapia, reforzarán el efecto beneficioso de una molécula". Y no se refiere solamente al medicamento. La atención, hablar con el paciente, explicarle detenidamente en qué consiste su enfermedad, en qué consiste el tratamiento y por qué lo va a curar. "Sabemos que todo eso funciona ¿Por qué no se hace esto más a menudo? Saturación en la asistencia, falta de tiempo o de sensibilidad... Quizás, de alguna manera, confiamos demasiado en la técnica y el medicamento".

Figueras cita algunos trabajos de Fabriccio Benedetti. Profesor de la Universidad de Turín, es uno de los investigadores que más ha estudiado el placebo y ha podido publicar sus investigaciones en revistas importantes del ramo (Neuron, Pain o Journal of Neuroscience). Uno de ellos analizaba la sensación de dolor cuando al paciente se le dice que se le administrará morfina y cuando se lo dan pero no se lo dice. La reducción del dolor es mayor con el paciente informado. "Cuando recetamos un medicamento, y explicamos al paciente en palabras que pueda entender porqué es importante que se tome el medicamento a tal hora y durante tantos días, quizás podamos potenciar el efecto que de por si tiene el medicamento y podremos mejorar su calidad de vida", afirma Albert Figueras.

Conscientes del efecto de la sugestión, algunos autores han querido referirse a ella utilizando eufemismos, aludiendo a la curación contextual. A fin de cuentas, sólo quieren constatar que hay otras cosas implicadas en la cura más allá de la molécula. "Hay que tener en cuenta factores de la vida del paciente, del contexto psicosocial, que podrán aumentar esa expectativa de mejorar y reforzar al paciente para que pueda aprovechar al máximo su potencial terapéutico interno, por llamarlo de alguna manera. No hay necesariamente que administrar placebo para evocar un efecto ídem. Pero sí podemos potenciar el efecto de un medicamento. Todo lo que podamos hacer para contribuir a aumentar el efecto de las herramientas que utilizamos con un paciente, ayudará. "Esta idea del placebo, donde algunos queremos llegar, pretende manejar todo eso de una manera racional. Se basa, a fin de cuentas, en hablar con el paciente", indica el experto.

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