Vacuna Covid-19

De la urgencia a la prudencia

  • Los proyectos para lograr una vacuna contra el coronavirus se han multiplicado en las últimas dos semanas

  • Expertos advierten en 'Nature' de los riesgos de realizar ensayos aceleradamente

Empleado del Instituto de Investigación Médica del Ejército de los Estados Unidos durante una recolección de muestras.

Empleado del Instituto de Investigación Médica del Ejército de los Estados Unidos durante una recolección de muestras. / EFE / EPA

Desde que China comenzó a mover ficha para frenar la expansión del coronavirus SARS–CoV–2, causante de la neumonía Covid-19, y se asumió la dimensión global del problema, el impulso a proyectos de investigación públicos y privados para encontrar una vacuna se acelera exponencialmente. Es complejo mapear el entramado político y empresarial implicado en proyectos en todo el mundo y situar estas iniciativas en un contexto asfixiado por bolsas que bajan o suben en función de la inyección de los bancos centrales, pero la OMS cifraba hace diez días en 40 los proyectos en desarrollo. Los dos polos del nuevo orden mundial, China y Estados Unidos, están liderando esta carrera.

Hace dos semanas, el primero de un reducido grupo de voluntarios sanos en Seattle recibió una vacuna en un ensayo de seguridad de fase 1 financiado por el gobierno de los Estados Unidos. El proyecto se centra en la seguridad de una vacuna desarrollada por la empresa Moderna. Poco antes, Johnson & Johnson o Sanofi Pasteur confirmaron estar trabajando con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos para acelerar el desarrollo de una posible vacuna. Igualmente, GSK está trabajando junto al consorcio CEPI (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations, en asociación con la compañía china de biotecnología Clover Biopharmaceuticals), y, por último, y en una líea de investigación con la Universidad de Queensland, en Australia.

Por su parte, el Gobierno chino anunció el miércoles la autorización de ensayos clínicos en humanos de una vacuna desarrollada por un equipo de la Academia Militar de Investigación Médica. Muchos países están destinando fondos a proyectos propios. La compañía alemana Biontech también ha anunciado sus avances en un proyecto tras recibir financiación china. A gran escala no son las instituciones supranacionales las que están coordinando esta carrera.

El pasado jueves, la revista Nature recopilaba las preocupaciones de varios expertos sobre las arriesgadas contraprestaciones que puedan acarrear las pruebas aceleradas. “A pesar de que estos primeros ensayos en humanos se ponen en marcha, las preguntas clave sobre cómo nuestro sistema inmune combate el virus y cómo desencadenar de manera segura una respuesta inmune similar con una vacuna, siguen sin respuesta”, explican en el texto. Algunos expertos dicen que la falta de información no debería impedir que comiencen los ensayos de seguridad, “pero a otros les preocupa que, si los candidatos a vacunas implicados en un cronograma acelerado resultan ineficaces o, aun peor, sin seguridad, podrían retrasar el desarrollo a gran escala de una vacuna efectiva”.

Normalmente, las vacunas se someten a pruebas en humanos después de las pruebas de seguridad y eficacia en animales. Pero la vacuna Moderna y otra desarrollada por Inovio Pharmaceuticals en Plymouth Meeting, Pensilvania, se están probando en animales al mismo tiempo que se diseñan los ensayos de fase 1 en humanos. Inovio planea comenzar su primer ensayo en humanos en abril. Al probar la vacuna Moderna, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos pasarán a estudios en humanos más grandes solo una vez que los estudios en humanos y animales confirmen que la vacuna es segura.

Así, Nature subraya que los estudios de otros coronavirus anteriores, como los cuatro que causan algunos resfriados comunes, llevan a la mayoría de los investigadores a suponer que las personas que se han recuperado de la infección por SARS–CoV–2 estarán protegidas de la reinfección por un período de tiempo. “Pero esa suposición debe estar respaldada por evidencia. No sabemos mucho sobre la inmunidad a este virus”, afirma Michael Diamond, inmunólogo viral en la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri.

La vacuna Moderna se basa en una molécula de ARN al igual que muchas de las otras vacunas SARS–CoV–2 en desarrollo. “Pero una vacuna exitosa podría necesitar que el cuerpo genere anticuerpos que bloqueen otras proteínas virales, por ejemplo, o que produzcan células T que puedan reconocer y matar las células infectadas”, afirmaba Diamond.

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