Farmacias ante el Covid-19

Un profesional a la vuelta de la esquina

  • La farmacia es el colectivo que más cerca ha estado de la población en esta pandemia

  • Cuando el país se paró, la cruz verde seguía encendida

Cerca de 400.000 personas han acudido cada día a las boticas andaluzas.

Cerca de 400.000 personas han acudido cada día a las boticas andaluzas. / EFE

Según las últimas cifras publicadas, son 19 los profesionales de la farmacia que han fallecido en España durante la pandemia. Actualmente hay 277 profesionales en cuarentena o ingresados, así como 156 farmacias con algún afectado en sus plantillas. Es justo el reconocimiento social que están recibiendo los profesionales sanitarios que han trabajado en primera línea en los hospitales con las personas afectadas; pero son las farmacias en cada barrio o en cada pueblo quienes han estado cerca de la ciudadanía. Cuando todo estaba cerrado solo la cruz verde de las boticas seguía encendida.

La capilaridad de la red de farmacias se ha reivindicado como un pilar fundamental de un sistema que tiene muchas voces y rostros. Uno de ellos es Julio Guerra, segunda generación de farmacéuticos de su familia. Desde su farmacia de Málaga, confirma la incertidumbre que ha sufrido la población, sobre todo al principio del estado de alerta, y la inquietud y la falta de información con que acudían a ellos. “Hemos tenido que tranquilizar, recordar las medidas básicas, que había que cumplir el confinamiento y mantener la misma demanda de siempre, pero en un estado de alerta. Inmediatamente se habilitó desde Salud el sistema para facilitar la entrega en domicilios de tratamientos y otras medidas para atender a la población más vulnerable”, explica. Hasta la fecha Andalucía, Cantabria, Aragón, La Rioja y Cataluña, han implantado este sistema y en España 7.000 pacientes se están beneficiando de la dispensación en farmacias de medicamentos hospitalarios.

"Se actuó rápido para restringir el uso de un medicamento concreto, indicado para lupus y artritis reumatoide, cuya demanda se estaba disparando por su supuesto efecto preventivo frente al Covid"

En su opinión, el colectivo profesional al que pertenece “se ha portado de diez, con profesionales que lo han pasado mal, con jornadas agotadoras y siempre trabajando con entrega y profesionalidad. En la facultad no se aprende esto. La sociedad lo valora y muchos pacientes han venido agradecérnoslo”.

Miguel Guerra, farmacéutico malagueño, al pie del cañón. Miguel Guerra, farmacéutico malagueño, al pie del cañón.

Miguel Guerra, farmacéutico malagueño, al pie del cañón.

Las boticas han tenido que reaccionar antes circunstancias excepcionales. “Se actuó rápido para restringir el uso de un medicamento concreto, indicado para lupus y artritis reumatoide, cuya demanda se estaba disparando por su supuesto efecto preventivo frente al Covid”, explica. La labor anónima de profesionales como Julio ha permitido facilitar el acceso a los colectivos más vulnerables, reducir riesgo de contagios, favorecer la adherencia a los tratamientos y reducir la presión asistencial sobre los hospitales.

Para Rosario Cáceres, responsable de Desarrollo de Proyectos Profesionales y Relaciones Institucionales del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, “muchas de estas iniciativas han llegado para quedarse porque se ha visto su utilidad para responder a las necesidades de la gente”. Rosario confirma que desde los Colegios “hemos sentido el estrés y la presión que tenían las farmacias; personalmente estoy muy orgullosa de nuestro colectivo que desde el principio a estado a la altura gestionando, a pecho descubierto, todos los imprevistos que han surgido”.

Rosario Cáceres, del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla. Rosario Cáceres, del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla.

Rosario Cáceres, del Colegio de Farmacéuticos de Sevilla.

Toda esta entrega no es baladí y Cáceres advierte que “veremos las consecuencias psicológicas porque el desgaste de muchos profesionales está siendo severo”.

Por su parte, el presidente del Consejo Andaluz de Colegios de Farmacéuticos, Antonio Mingorance, afirma que “debemos sentirnos orgullosos de la farmacia que tenemos en nuestro país en general y en Andalucía en particular; hemos seguido prestando el servicio y facilitando el acceso a sus tratamientos a las personas que lo necesitaban”, y subraya que a las farmacias andaluzas han acudido diariamente unas 400.000 personas. Respecto a los suministros, indica que “algunas de las dificultades vinieron por el desabastecimiento inicial de mascarillas o geles y el abuso de precios en el mercado”.

Además de todo esto, como colectivos, tanto las farmacias como la distribución han desarrollado multitud de acciones solidarias, colaboración con bancos de alimentos, fabricación de mascarillas o donaciones de material sanitario.

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