Salud y Bienestar

Indicadores "dispersos" de salud

  • Un estudio recomienda incluir en la futura Ley de Salud Pública indicadores para retratar la salud de la población y echa en falta los referidos a desigualdades.

Los indicadores de Salud Pública son una herramienta básica para medir los resultados de las políticas sanitarias, pero en el caso español "se presentan de manera muy dispersa" y necesitan armonizarse, tanto entre comunidades para ofrecer un mejor retrato de situación estatal, como en el ámbito de la Unión Europea. Esta es la principal conclusión del estudio Desarrollo de indicadores poblacionales en Salud Pública realizado por la Cátedra de Salud Pública y Gestión Sanitaria de la Universidad Europea de Madrid (UEM), que pretende de este modo aportar ideas y análisis para la puesta en marcha de la futura Ley de Salud Pública.

El estudio, promovido por la Fundación AstraZeneca, reconoce que el Proyecto de esa nueva Ley "viene a armonizar la normativa hasta ahora dispersa en diferentes decretos y leyes". También señala aspectos positivos, como dar "un mayor protagonismo al ciudadano en el cuidado de su propia salud"; contemplar "la necesaria formación continuada de los profesionales, así como el establecimiento de la carrera profesional, ligada a méritos y no a simple antigüedad"; o como reforzar "el concepto de vigilancia epidemiológica como la herramienta básica, para detectar desigualdades sociales".

Pero no deja de apuntar capítulos mejorables. Echa en falta, por ejemplo, alguna "referencia a los indicadores clave del Sistema Nacional de Salud, recientemente revisados", y lamenta que "quizás se pierde la oportunidad de concretar un paquete mínimo de indicadores o índices, similar al existente en los Estados Unidos", que permita retratar la salud de la población en base a la evidencia.

Dado que un grupo europeo trabaja en un proyecto similar bautizado como ECHIM, que deberá estar listo a finales de año, el informe aboga por que la futura Ley General de Salud Pública recoja "de forma explícita" tales indicadores europeos. Aun apoyando la apuesta del Proyecto de Ley por la vacunación como instrumento clave de prevención y su recomendación de un calendario único en todo el país, el estudio constata críticamente "la falta de reflexión sobre financiación de vacunas, obligatoriedad de vacunación de profesionales sanitarios y consideración de colectivos vulnerables, especialmente pediátricos y geriátricos". Mayores son las reservas en el capítulo de reducción de desigualdades. Tras subrayar que la injusticia social "deja cada vez más vastos sectores sin un cuidado integral de su salud" y que "los pocos recursos para educación y salud se invierten y gastan en las formas más erradas e injustas", advierte de que "todavía predomina, inexplicablemente, la confusión de la salud con la atención médica reparativa orientada a unas pocas enfermedades" y que los sistemas sanitarios "no se descentralizan y continúan las distorsiones sobre la participación ciudadana y el control social eficaces". En ese contexto, aún es más "llamativa la carencia de indicadores de desigualdades en salud, pese a la evidencia de que las condiciones socio-económicas son determinantes principales de desigualdades en salud".

En cuanto a selección de indicadores, el informe se pregunta si "son realmente útiles los múltiples indicadores definidos actualmente por el Sistema Nacional de Salud (SNS) para evaluar la situación actual en nuestro país", y si "todos tienen interés". Y él mismo sugiere la respuesta negativa al apoyarse en la "opinión del Observatorio Europeo de Políticas y Sistemas Sanitarios Regional" que "percibe un escaso acuerdo en la priorización de los objetivos de salud" que debería inspirar la selección de datos. Lo cual, advierte, "se traduce en un enorme disparidad en la provisión de datos por parte de las comunidades autónomas al sistema de información del SNS".

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