Patologías infecciosas

Especialistas rechazan cualquier recorte en prevención y vacunas

  • Defienden la inmunización de adultos contra gripe y neumococo · Hay sentencias judiciales que "matizan" la voluntariedad de la vacunación reconocida por la ley.

"Nunca deberíamos recortar en sanidad, prevenciòn ni vacunas", recalca Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la madrileña Universidad Rey Juan Carlos. Y tras recordar que la vacunación es "una de las medidas sanitarias más coste-efectivas", porque "rompe la transmisión de la enfermedad y tiene un efecto protector más allá de la persona inmunizada", advierte: "Con la crisis nos podemos llevar en poco tiempo grandes sustos en enfermedades infecciosas".

Xurxo Hervada, subdirector general de Información sobre Salud y Epidemiología de la Consejería de Salud de Galicia, coincide en que las vacunas "no deberían estar en el debate de los recortes", porque tienen "mayor eficiencia que otros ámbitos sanitarios" y su "alta cobertura infantil es un bien a proteger". Además, los servicios de salud pública en los que se incluye la inmunización apenas suponen el 1,3% del gasto sanitario. "No hay donde rascar" en ese apartado, subraya.

Ambos, como el resto de ponentes del seminario para periodistas "Inmunización en adultos. ¿Un reto por alcanzar?" celebrado esta semana, defienden la vacunación después de la infancia. Razones hay, apunta José Ramón de Juanes, jefe de Medicina Preventiva del Hospital 12 de Octubre, que cita la "no vacunación en la infancia" contra alguna patología prevenible, la "necesidad de dosis periódicas de recuerdo", la "disposición de vacunas indicadas" y la correlación entre más edad y mayor mortalidad en enfermedades como la neumocócica invasiva, cuya "incidencia aumenta a partir de los 50 años y se asocia a una letalidad elevada", máxime si existe una enfermedad de base que multiplica por entre 3 y 7 veces el riesgo de una persona sana.

Berta Uriel, jefa de Medicina Preventiva del Complejo Hospitalario de Orense y presidenta de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, aboga por "romper falsas premisas", como que "la vacunación es cosa de niños" y competencia de pediatras", que "no merece la pena si no supera el 90% de eficacia", o que "solo sirven para erradicar enfermedades, controlar epidemias o disminuir la mortalidad infantil". También sirven, como las antigripales y antineumocócicas, para beneficiar a enfermos crónicos y "mejorar el pronóstico de los pacientes". Así lo demuestra una revisión de 75 estudios que cifró en el "27-33% la reducción de hospitalizaciones por neumonía y gripe en personas con 65 años o más".

Pero la conciencia preventiva es un reto permanente, y más en personas adultas, como confirma un estudio coordinado por Juan José Picazo, jefe de Microbiología del madrileño Hospital Clínico San Carlos y presidente de la Sociedad Española de Quimioterapia (SEQ). La encuesta, que se publicará este mes en la revista Vacunas, desvela cierto desconocimiento sobre la eficacia y seguridad de la inmunización, algunos miedos infundados y bastante despreocupación por los riesgos infecciosos. Y agravado por el insuficiente empeño del personal médico, que sigue siendo la principal fuente de información, para recomendar la vacunación.

Ésta es "completamente voluntaria" en la legislación española, aunque, como aclara el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, César Tolosa, podría hablarse de "voluntariedad matizada" tras varias sentencias judiciales, como una de 2010 en Granada que obligó a vacunar a 35 niños afectados por sarampión en el Albaycín. Se trataría de "supuestos de carácter excepcional", como la existencia de "razones sanitarias de urgente necesidad", de "indicios racionales que permitan suponer la existencia de peligro para la salud de la población" o la necesidad de "controlar las enfermedades transmisibles". Todo ello con intervención judicial, "caso por caso y con criterio de proporcionalidad".

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