Salud y Bienestar

Ejercitar cuerpo y mente

  • ¿Entrenar el cuerpo significa entrenar el cerebro? En 2015 varios estudios científicos han analizado el impacto del deporte en el cerebro.

Una tendencia consistente en las investigaciones científicas del año que termina fue la dedicada a estudiar en profundidad los beneficios sobre la salud y el envejecimiento de la práctica regular de deporte. Concretamente, toda una corriente de investigación se ha centrado en explorar el impacto del deporte en la estructura del cerebro y el pensamiento. Hasta este año se sabía que el ejercicio, especialmente el running incrementaba el número de neuronas en modelos animales. También se disponía de evidencia científica que probaba que la práctica de ejercicio mejoraba las habilidades del pensamiento y el estado de ánimo, especialmente a medida que la persona envejecía. Sin embargo, 2015 ha sido el año en que las investigaciones que relacionan práctica deportiva con buen estado del cerebro han alcanzado magnitud suficiente para hacer recomendaciones a favor de hacer ejercicio físico con vistas a mantener también en forma el cerebro.

Una de estas investigaciones fue realizada por un equipo de científicos japoneses liderado por Hideaki Soya, profesor de Ejercicio y Neuroendocrinología de la Universidad de Tsukuba. En el trabajo se estudió el efecto del ejercicio en el cerebro de 60 japoneses de entre 64 y 75 años que no mostraban signos de demencia ni problema cognitivo alguno. A todos los participantes se le midió su forma física con pruebas de laboratorio, y luego se le aplicaron test computarizados de agudeza y agilidad mental. Cuando se les realizó un escáner cerebral se demostró que el cerebro de las personas mayores en buena forma física era muy parecido al de una persona joven en términos de agudeza y agilidad. Si el patrón de actividad cerebral de las personas mayores sedentarias indicaba que necesitaban activar más el cerebro para completar una tarea, tomar decisiones o prestar atención, dicho esquema no se repetía en los hombres de la misma edad que estaban en buena forma física cuya actividad cerebral era similar al de los más jóvenes.

Este estudio abre la puerta a la teoría de que el cerebro de un individuo en buena forma física emplea menos recursos durante el pensamiento que el personas sedentarias de la misma edad, del mismo modo que un cuerpo en buena forma física emplea menos energía en completar una tarea física. Otro trabajo relevante del año está firmado por Teresa Liu-Ambrose y su equipo de la University of British Columbia (Vancouver, Canadá) y se concentró en examinar el impacto en el cerebro de los entrenamientos de fuerza (con pesas) destinados a construir masa muscular. El estudio realizado en mujeres sanas de entre 65 y 75 años comparó a un grupo que completó un año de entrenamiento de fuerza (2 frecuencias semanales) con otro que terminó un año de entrenamiento de estiramiento y equilibrio. Los resultados mostraron que aquellas que habían entrenado su fuerza y construido músculo dos veces por semana presentaban menos progreso en sus lesiones cerebrales (según escáner) que las del programa de estiramiento y equilibrio, o que aquellas que habían entrenado solo una vez a la semana. Al inicio del estudio todas las participantes tenían al menos una lesión cerebral. Un estudio británico con mujeres gemelas encontró también este año una relación directamente proporcional entre salud muscular y efectos en el cerebro.

Además, en 2015 se completaron al menos tres investigaciones relevantes sobre el impacto del deporte en la longevidad. Uno de estos estudios realizado por equipos de Universidad de Missisipi y la Universidad de California exploraron la influencia del deporte en la velocidad del proceso de envejecimiento midiendo la longitud de los teloneros -unas terminaciones teloméricas cortas se asocian a un envejecimiento más veloz-. En sus conclusiones, explicaban que las personas que realizaban alguna actividad física, desde caminar hasta levantar pesas, generalmente tenían telómeros más largos que los que no hacían nada. A mayor variedad de actividades la longitud de los telómeros era mayor. Lo más interesante fue que está relación era más fuerte entre los sujetos de 40 a 65 años, lo cual parece indicar que es a estas edades cuántos más beneficios se pueden sacar de practicar ejercicio físico.

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