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LA AUTONOMÍA

Un proceso difícil

  • La autonomía cuenta ya con siete legislaturas y treinta años de historia. Andalucía consiguió el autogobierno tras superar la oposición de la UCD. La hegemonía del PSOE no han estado exenta de fricciones en el partido

Mayo de 1978. El senador socialista Plácido Fernández-Viagas es elegido en Cádiz presidente de la Junta Preautonómica de Andalucía. Un año antes, los andaluces muestran en las manifestaciones del 4 de diciembre su masivo apoyo a la autonomía. Acceder a la autonomía plena por el artículo 151 no era fácil. Había que contar con el acuerdo de las Diputaciones y el 75 por ciento de los municipios que fueran la mayoría del censo de cada provincia. Además debía ser ratificada por la mayoría absoluta de los electores de cada provincia, en sólo seis meses.

El Pacto de Antequera (1979), suscrito por once partidos, incluido UCD, les compromete a conseguir, “la autonomía más eficaz en el marco de la Constitución”, la que se obtiene por la vía del 151. “Ésa fue la gran herencia política de Plácido”, afirma Enrique García, portavoz del primer Gobierno autonómico. El Gobierno de la UCD se opone y apoya esta vía sólo para Cataluña, Galicia y País Vasco. Manuel Clavero dimite como Ministro de Cultura, en desacuerdo con su partido que propone la abstención en el Referéndum andaluz.

En protesta por este bloqueo, Rafael Escuredo, que ha sustituido a Fernández-Viagas como Presidente, se pone en huelga de hambre durante tres días. Café solo, sin azúcar, agua y mucho Marlboro. Su rostro demacrado ocupa los titulares. “Si hubiera tenido una televisión, ha reconocido, quizás no hubiera hecho la huelga”. Había que llamar la atención. “Era algo absolutamente heterodoxo, dice Enrique García, pero el Partido le respetó. Felipe González y Alfonso Guerra le visitaron en el Pabellón Real”.

Tenían poco tiempo para cumplir los requisitos del 151. En un tórrido verano recorren toda Andalucía. Un mes antes de que termine el plazo, las Diputaciones y el 95 por ciento de los ayuntamientos refrendan la iniciativa. Puerto Real y Los Corrales son los primeros. Nueve representantes de los partidos andaluces aprueban en Carmona un borrador de Estatuto.

En el referéndum del 28 de febrero de 1980 la participación fue la más alta de los que tres que se han realizado en Andalucía –un 63,88 por ciento– casi 15 puntos menos que en las Generales de 1977. Las consultas sobre el Estatuto han movilizado siempre menos que las elecciones. En el de 1981, para su aprobación definitiva, votó algo más del 53 por ciento y en el de su reforma, en 2007, un 35,85 por ciento.

El 54 por ciento del censo apoya el Referéndum de autonomía, pero en Almería no se obtiene, por 20.000 votos, la mayoría absoluta. La Junta impugna el resultado por los errores en los censos. El Gobierno de Suárez, para salir del bloqueo, pacta con los andalucistas, que tenían cinco escaños en el Congreso, a cambio de su apoyo en la moción de censura a que debía enfrentarse. Alejandro Rojas Marcos y Rodolfo Martín Villa, ministro de Administración Territorial proponen acceder a las mismas competencias a través del artículo 144 de la Constitución. Un pacto que les costó la imagen de opositores a la autonomía plena.

Manuel Clavero cuenta que, en una comida con Escuredo, Felipe González y Alfonso Guerra en el restaurante El Parrillón, les convenció para convertir en legal el triunfo moral del 28 de febrero. UCD claudicó ocho meses después. Una modificación de la Ley del Referéndum “por razones de interés nacional” incorporó a Almería al proceso autonómico. El 20 de Octubre de 1981, en una nueva consulta, se aprueba el Estatuto de Autonomía.

Las elecciones autonómicas y generales de 1982 dan la mayoría al PSOE. UCD sólo obtiene 15 escaños, AP, con Antonio Hernández Mancha, 17, el PCA, 8 y los andalucistas 3. El 21 de junio se constituye el primer Parlamento de Andalucía. La Junta de Andalucía se dispone a tomar las riendas del poder autonómico. “No había nada que gestionar”, recuerda Enrique García. “Papeles, pocos, medio centenar de funcionarios y las consejerías dispersas por toda Andalucía. El paso al Pabellón Real desde el despacho de Fernández Viagas fue un salto de gigante”.

Escuredo reclama transferencias para sus proyectos, en especial la estrella de su legislatura, la reforma agraria. Los traspasos llegan con cuentagotas. “Rafael no ve otra opción que renunciar, dice quien fue su portavoz, pues continuar con su política autonómica puede plantear un conflicto al incipiente proyecto socialista de Estado, el sueño de toda su vida”. Dimite en febrero de 1983.

José Rodríguez de la Borbolla, que le sustituye, revalida la mayoría absoluta en 1986. La coalición AP-PDP- UL, con Hernández Mancha y Javier Arenas, recoge la herencia de UCD y logra 28 diputados. IU, liderado ya por Julio Anguita y que se presenta por primera vez con estas siglas, obtiene 19. El PSA, que cambia su nombre por Partido Andalucista, se queda con 2. Días después Pedro Pacheco es elegido presidente del PA.

En febrero de 1988, Borbolla, que era secretario regional del PSOE-A desde 1977, pierde el control del partido, tras la crisis abierta en su Congreso Regional de 1985, cuando Luis Yáñez, guerrista, es sustituido en la presidencia del partido en Andalucía por Antonio Ojeda, borbollista. Sería Manuel Chaves quien ocuparía el cartel electoral en 1990. El PSOE obtiene por tercera vez mayoría absoluta en el Parlamento andaluz. El PP se presenta por primera vez con estas siglas y obtiene 26 escaños, mientras IU-CA pierde 8. El Partido Andalucista sube de 2 diputados a 10, pasando a ser la cuarta fuerza política andaluza. Pacheco dimite como Presidente del PA en protesta por el pacto de su partido con el PP y Alejandro Rojas Marcos asume su cargo. La larga crisis entre ambos dirigentes se saldará en 1993 con la expulsión de Pacheco, que funda el PAP. Volverá al PA un año después y será candidato a la Presidencia en el 90 y 96. Es expulsado de nuevo en 2000 y funda el PSA, hoy en la Coalición Andalucista.

En las autonómicas de 1994 se produce un vuelco en el panorama andaluz: el PP se queda a cuatro escaños del PSOE, que pierde la mayoría absoluta. IU consigue 20 escaños. Chaves, vive su peor legislatura frente al pacto de IU y PP, la “pinza”, que le impide aprobar los presupuestos y le lleva a disolver anticipadamente el Parlamento. Es la única legislatura que no ha terminado.

El PSOE se recupera en 1996, y desde entonces no ha perdido la mayoría. IU, sumida en crisis internas, ha perdido 14 diputados entre 1996 y 2004. Los populares al mando de Teófila Martínez desde 1999, son la segunda fuerza política con un récord de 46 escaños en 2000.

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