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El consultorio: frigidez, cautiverio y adopción

«Tengo 30 años. Hace 5 años que mantengo relaciones sexuales y nunca he tenido un orgasmo. ¿Significa eso que soy frígida? ¿Hay algún tipo de ejercicio que pueda realizar para llegar a sentir?» Rocío. 

El orgasmo femenino es muy variable en sus manifestaciones clínicas. En muchas ocasiones, es producto de la experiencia y el aprendizaje, pues al contrario que el del varón, no es necesario para la función reproductiva. Muchas mujeres que no lo experimentaron en su infancia o adolescencia lo descubren a tu edad y algunas tras la menopausia o al cambiar de compañero.

Indudablemente, el primer paso que debe dar es la autoestimulación. Dedíquese algún tiempo a descubrir sola sus sensaciones y a explorarse sus zonas sensibles en momentos de relajación personal, sin más interés que ese. La palabra clítoris, de origen griego, significa cosquilla… Hágase cosquillita en ese lugar y en el espacio que le rodea, utilice aceites naturales y póngase una buena música para bailar con sus dedos buscando sensaciones placenteras, al tiempo que lo asocia con fantasías sexuales deseadas con personas atractivas.Poco a poco empezará a descubrir todas esas cosas que ansía y se reafirmará en ellas con el tiempo, compartiéndolas con la persona a la que ama. MANUEL LÓPEZ DOÑA. Profesor de Sexología de la Universidad de Cádiz.

«No paro de pensar en la fortaleza del ser humano desde la liberación de Ingrid Betancourt. Es verdad que existen personas que se crecen ante las adversidades, pero, ¿qué secuelas pueden quedar en una persona que ha permanecido en cautiverio seis años?» Pepe

La capacidad de afrontar las adversidades se apoya en los recursos intelectuales que la persona posea y ponga en práctica. Indudablemente, no todo el mundo tiene la misma fortaleza de espíritu para enfrentarse a las adversidades. Uno de los aspectos más importantes en esta situación, que usted puede extender al resto de los aspectos de la vida, es mantener siempre una esperanza en el futuro. Cuando los sujetos pierden esa ilusión, la posibilidad de que dentro de un tiempo todo va a cambiar, se derrumban y dejan de luchar. Muchas personas se apoyan en sus creencias filosóficas o religiosas, otras en la familia que les espera o en unos ideales y opiniones personales que les permiten asirse para sobrellevar la situación, cuando no evadirse de la realidad en la que les ha tocado vivir. El deseo de cambio, de superarse, de mejorar, de alterar algo que no le gusta en su vida,  mueve al ser humano. Las secuelas de una situación semejante son múltiples y pueden llegar a ser muy profundas. Los sujetos que se han encontrado aislados durante tanto tiempo elaboran miedos; reexperimentan los acontecimientos en pesadillas o estando despiertos; construyen conductas de evitación de todo aquello que les recuerde lo que ocurrió; sienten recelo ante la gente, tienen dificultad para recordar partes de lo ocurrido; presentan cambios de humor bruscos, dificultad para concentrarse, una actitud hipervigilante; y les resulta muy duro aceptar todos los acontecimientos que se han perdido en la vida de sus hijos, de la realidad que constituía su existencia antes de que fueran encerrados. Mucha gente, para superar precisamente esto, vuelca su energía en cambiar las cosas, en buscar soluciones para que no le vuelva a pasar a nadie más, lo que resulta una terapia muy conveniente que ayuda a curar las propias heridas.  JOSÉ MANUEL AGUILAR CUENCA. Psicólogo clínico y forense

«Mi pareja y yo hemos adoptado a una preciosa niña en China. Tiene cuatro años y ya está en casa con nosotros. Estamos muy felices, pero personalmente me da miedo que en el colegio los niños la vean diferente, algo así como la chinita de la clase. Si mi hija viene a casa tras haber recibido un comentario así, ¿qué le digo?, ¿le resto importancia?» Rosa

Antes de nada, tenemos que dejar muy claro que son los adultos los que hacen las diferencias, no los niños. Los niños pequeños, sin referencias previas ni prejuicios, ven todo con curiosidad, que es algo muy distinto del comentario malicioso o denigrante. Por otro lado, estos temas se trabajan sin problema en el colegio y, como seguramente será en su caso, los maestros estarán acostumbrados ya a este tipo de situaciones. Saben lo que tienen que hacer y, en caso de duda, disponen de material y orientación para afrontarlo. Como a usted le habrán dicho desde que hizo los cursos de información, nada más iniciar los trámites administrativos, ustedes no deben ocultar a la niña su origen y, con palabras adecuadas a su edad, deben comentarle cómo llegó a la que hoy es su casa y familia. Esto hará que la niña perciba con naturalidad su situación, dándole las herramientas para enfrentarse ella misma a situaciones como las que usted describe. Si la niña recibe algún comentario debería ponerse en contacto con el tutor del curso para que sea tratado el asunto en clase. La diversidad cultural de nuestra sociedad ha provocado que los docentes manejen conocimientos y material adecuado, y es un tema de obligado tratamiento en las escuelas. No lo deje correr, no lo oculte, pero tampoco le dé más importancia que la que tiene. Lo que su hija y usted mismo vivan con naturalidad entrará a formar parte de sus vidas sin esfuerzo. Todo lo que se oculta se agranda, convirtiéndose en una pesada losa. Su hija, como tantos niños de distinto origen racial, no tiene nada de lo que esconderse y sí mucho de lo que presumir, entre otras cosas de ser distintos y uno más entre nosotros. JOSÉ MANUEL AGUILAR CUENCA. Psicólogo clínico y forense

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