Los concejales de Urbanismo y Turismo, Antonio Villalpando y Alfredo Charques, hicieron ayer un balance de la peatonalización de varias calles del centro de la localidad que se efectuó durante la pasada Semana Santa como experiencia piloto.

Ambos ediles coincidieron en que la experiencia dejó un sentimiento "agridulce" porque no se pudo comprobar el éxito de la medida por varias razones, entre ellas que el tiempo no acompañó, aunque sí ha servido como aprendizaje.

Según Villalpando, los restaurantes que sí decidieron sacar sus terrazas a estas calles experimentaron un crecimiento de clientes, mientras que otros optaron por no instalarlas por distintos motivos: desde la "presión" de los vecinos que mostraron sus quejas, al incumplimiento de los conductores que se saltaron la prohibición de circular, como ocurrió en la calle Cruz Verde, obligando a un restaurante a retirar las mesas por cuestiones de seguridad.

La iniciativa tomada por el gobierno de Sí se puede y Equo se justificaba en la apuesta de la delegación de Turismo por fomentar dos de las principales líneas de actuación en las que trabajan: el turismo gastronómico y el de patrimonio. Así, el concejal de Turismo, Alfredo Charques, dijo que "ambas apuestas tienen que desarrollarse en el casco histórico, y por lo tanto hay que realizar modificaciones para realzar las posibilidades que Puerto Real tiene y en las que creemos firmemente".

Ahora, una vez que las calles que se cerraron han vuelto a la normalidad, el Ayuntamiento propone un proceso de participación ciudadana en el que se plantearán varias propuesta siguiendo modelos que ya están funcionando en otras localidades, como cerrar el tráfico con un horario establecido, principalmente los fines de semana; limitar la prohibición de circular exclusivamente a los meses de verano, los más propensos a la instalación de terrazas; o el cierre total de algunos tramos durante todo el año.