Los hermanos Herrera Toledo creían que el legado de su padre iba a acabar muriendo en el balneario de La Cachucha. Desde que Manuel Herrera falleció y sus hijos dejaron de faenar por distintos motivos, el barco ‘Nuestra Señora del Rosario’ se deterioraba castigado por el tiempo.

Una de las nietas de Manuel tuvo una idea: cederlo al Ayuntamiento de Puerto Real para que presidiese una de las muchas rotondas del municipio que están vacías. Y así fue. Durante el anterior mandato se gestionó y el barco se adecentó hasta dejarlo en el estado en el que ahora descansa, en la rotonda de la Cruz de la Degollada. Antes estuvo expuesto durante la Feria de Primavera, en la Caseta Municipal.

Operarios municipales colocan el barco en la rotonda

Para la familia de Manuel es un homenaje. “Nos daba mucha pena que el barco se perdiese porque en él pasamos momentos muy buenos”, recuerda Ana Herrera, una de los seis hijos de Manuel y su esposa, Cristobalina Toledo, que este jueves también contemplaba con emoción los trabajos de instalación.

“Mi padre compró el barco a finales de los 70 en la atunara de Barbate y se lo trajo a Puerto Real. Desde entonces ha estado en el balneario y con él ha pescó y mariscó por toda la Bahía”, explica Paco Herrera, otro de los hijos que también faenó en la embarcación.

“Ahora, por cuestiones laborales principalmente, tuvimos que dejar de usarlo y, muy a nuestro pesar, el tiempo lo estaba destrozando”. Es por tanto un sueño cumplido, una forma de devolver a la embarcación la dignidad que se merecía.

El barco, que se bautizó en homenaje a Rosario, una de las hermanas Herrera Toledo, ya es patrimonio puertorrealeño. La familia lo ha donado y espera que los vecinos de Puerto Real lo traten con el mismo cariño con el que su padre lo trató durante sus años de actividad pesquera, y con el mismo sentimiento con el que ellos han vivido este momento.