Provincia de Cádiz

Las siete vidas de El Colorado

  • El núcleo rural de Conil que linda con la vieja N-340 rompe todos los esquemas: casi una década después de la inauguración de la autovía A-48 sus negocios no paran de crecer.

Cinco kilómetros es un mundo. En cinco kilómetros puede pasar de todo, incluso romper todos los esquemas hasta ahora conocidos. Es lo que ha sucedido, lo que sigue sucediendo cada día, entre los puntos kilométricos 17 y 22 de la antigua Nacional 340, en suelo conileño. En esos cinco kilómetros que separan El Colorado de la Casa de Postas ha sucedido lo inexplicable: casi una década después que de que se pusiera en servicio la autovía A-48, que une Chiclana con Vejer y que evita el tráfico rodado por estos núcleos rurales, los negocios y empresas ubicados en la zona no sólo han conseguido subsistir sino incluso han visto aumentar sus beneficios y también su competencia.

Suele pasar lo contrario. En muchos puntos de la geografía nacional, y también en la provincia de Cádiz, hay multitud de ejemplos de enclaves, empresas y ventas que se caen con todo el equipo cuando se inaugura una autovía cercana o cuando se construye una simple variante. Pero El Colorado es diferente. El Colorado ha tirado de orgullo y, en lo que supone un claro ejemplo de superación colectiva, ha demostrado que aquí hay sitio para todos, excepto para los agoreros. Porque El Colorado, lejos de morir, ha rejuvenecido, demostrando que tiene más vidas que un gato.

No existe un solo porqué de todo esto. Empresarios de la zona consultados a pie de carretera por este medio han dado su opinión sobre el desarrollo que ha experimentado El Colorado en esta última década. Muestran sus quejas, faltaría más, que por algo son empresarios y nunca están contentos del todo. Pero aportan también visiones positivas que en cierto modo son complementarias. Y todas estas versiones terminan llegando a una verdad: a más tranquilidad, más negocio.

“El Colorado era antes una zona de paso. Pero desde que se construyó la autovía se ha consolidado como un gran área de servicios. La gente viene porque sabe que por aquí puede comprar de todo y que puede hacerlo sin sobresaltos”. Quien habla es Bartolomé Ramírez, presidente de la cooperativa agrícola Nuestra Señora de las Virtudes. Posiblemente nadie como él conoce la historia de la autovía A-48, de lo mucho que hubo que pelear por ella. Por algo fue el portavoz de aquella plataforma ciudadana pro desdoble de la N-340 que tanto dio que hablar y que tantos cortes de carretera protagonizó a finales de los 90 y principios de los 2000. “Sí, fueron muchos cortes de carretera, algunos consensuados entre vecinos de Conil, Chiclana y Vejer. Hasta nos concentramos en Cádiz a las puertas de un congreso provincial del PP, de donde salió un compromiso de reunión con el ministro de Fomento. Ahí empezó todo”, relata.

Aquel ministro era Francisco Álvarez-Cascos, a quien Bartolome Ramírez sigue viendo como la clave de la construcción de la autovía y, por ende, del resurgimiento de El Colorado. Recuerda que siempre estuvo receptivo. Vino, vio la N-340 en pleno apogeo y ya no tuvo dudas: había que hacer la autovía sí o sí.

Y la hizo, aunque no llegó a inaugurarla. La gloria se la terminaría llevando el primer Gobierno de Zapatero que el 27 de junio de 2006 dio por concluidas las obras y puso la A-48 en servicio. Ramírez sigue pensando hoy que si Cascos hubiera seguido de ministro también sería ya una realidad la parte de la autovía que sigue pendiente, entre Vejer y Algeciras. “Él hasta hizo el estudio de impacto medioambiental de la obra en ese tramo, pero ninguno de los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP han querido retomar el proyecto”, lamenta.

Bartolomé Ramírez no es el único que considera que en El Colorado hay hoy más negocios y más seguridad que una década atrás. En la terraza del hotel restaurante Antonio, su propietario, Antonio Segundo, comparte la misma idea. Afirma que la fidelidad de la clientela es la clave para que los diferentes negocios, incluido el suyo, sigan viento en popa. Pero añade otro dato: “Se ha ganado sobre todo en seguridad. Antes había numerosos atropellos mortales porque los coches circulaban a gran velocidad, porque era una carretera nacional. Hasta la mujer de Juan Guerra perdió la vida en un atropello aquí delante. Pero la reconversión de la carretera en travesía y la regulación del tráfico a 50 kilómetros por hora ha aportado tranquilidad y seguridad”.

Aún hay vecinos que siguen cruzando la N-340 por donde les viene en gana, con el riesgo que ello conlleva. Pero el paso subterráneo que se habilitó en su momento ayuda, y mucho, a seguir reduciendo los índices de siniestralidad en un tramo tan concurrido.

A El Colorado, al igual que a la Casa de Postas, la gente va a comer, a echar gasolina, a comprar lotería, frutas, medicamentos, cerámica, plantas... En el vivero El Tejar no son de mucho hablar. Uno de sus propietarios, Pedro, se limita a ratificar que efectivamente la A-48 no ha hecho daño alguno a esta zona. “Si las ventas bajaron algo en algún momento fue por la crisis pero no por la autovía”, afirma. Y Manuel Calderón, que atiende a la clientela en la tienda de cerámicas de El Colorado, no sólo opina igual sino que aporta un elemento más: “La autovía ha quitado los camiones de en medio y ha agilizado el tráfico. Antes los atascos eran enormes, los coches no circulaban y nadie se paraba a comprar. Eso ha cambiado”.

La experiencia siempre es un grado. Y si no que le pregunten a Paco Almazo, propietario de la venta El Andaluz. Después de 31 años al frente de su negocio ve ahora un florecimiento claro de El Colorado. “Que viene más gente es algo evidente y yo creo que la clave está en el tráfico. Gente de Cádiz, de Jerez o de San Fernando que antes podía tener dudas de llegar hasta aquí, ahora no se lo piensan tanto porque saben que ya no hay las retenciones de antaño”, reflexiona antes de ser interrumpido por un turista catalán residente ahora en Sevilla que le abraza y le hace una carantoña al aterrizar en  el mismo establecimiento en el que lleva alojándose desde hace ya 20 veranos consecutivos.

El trasiego de coches y turistas no para jamás en El Colorado. Roche es mucho Roche y de la presencia en esa urbanización de miles de veraneantes se benefician muchas empresas. Pero es que estamos en pleno agosto. ¿Y qué sucede cuando se van los turistas y llega el invierno? Obviamente la caída de los negocios es generalizada “pero la gente siempre está por aquí, porque eso es lo que tiene la costa”, apostilla Manuel desde su tienda de cerámicas. Él, como todos los empresarios de la zona, lo que sí esperan como agua de mayo es que el Ayuntamiento de Conil acometa al fin la reordenación del tráfico prometida en este enclave y que pasará por la construcción de varias rotondas que permitirán el acceso a ambos márgenes de la carretera y también una racionalización del tráfico con dos carriles en cada sentido.

En el otro extremo de estos cinco kilómetros, en la Casa de Postas, piensan lo mismo. En el bar- estanco elegido por muchos para comprar lotería, Manuel Mendoza y Sebastián Junquera reconocen que las ventas no paran de crecer ya sea verano o invierno, con o sin autovía. Mientras abren un botellín de cerveza tras otro para la clientela, el segundo de ellos no deja lugar a la duda: “Aquí no hacía falta una autovía sino dos”. Y Manuel se deja de florituras: “Aquí cada vez hay más clientes pero no creo que sea por la autovía sino porque los dos camareros que estamos aquí somos muy guapos y muy simpáticos. ¿A que sí?”. Y Sebastián asiente y ambos se abrazan ante la carcajada general. Con todo el arte.

De El Colorado a la Casa de Postas hay cinco kilómetros. Y cinco kilómetros es un mundo. Un mundo como pocos mundos. 

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