el puerto de santa maría

"Nos han quitado nuestro sitio"

  • Dos hermandades portuenses deciden prescindir de las cuadrillas mixtas en sus procesiones, por decisión de los capataces

  • Las costaleras acudirán al Obispado para reclamar sus derechos

Las mujeres siempre han tenido que abrirse camino con dificultad en el mundo de las hermandades, pero parecía que desde hace unos años la situación había mejorado un poco. Hace muchos años las mujeres no podían ser ni siquiera hermanas, debían ocultar su condición femenina para salir como nazarenas y era impensable que alguna de ellas pudiera ser hermana mayor de una cofradía o integrante de una junta de gobierno. Afortunadamente, hoy vivimos otros tiempos, o quizás no, a juzgar por lo que está ocurriendo en algunas hermandades portuenses.

Dos de estas hermandades, La Borriquita y La Soledad, han decidido este año no llevar cuadrillas mixtas bajo sus pasos, una decisión que está trayendo cola porque algunas de las mujeres costaleras, que es cierto que no son muchas, llevaban hasta once años portando los pasos de algunos de sus titulares.

Maika Anelo lleva once años como costalera en hermandades como Borriquita y Soledad

Es el caso de Maika Anelo, hermana de Borriquita y Soledad, hija, esposa y madre de cofrades y que junto a su compañera Andrea de la Flor ha querido hacer pública esta situación, que considera injusta e inexplicable. Andrea, por su parte, tiene una experiencia de ocho años como costalera en los mismos pasos antes citados, que eran los que hasta ahora en El Puerto habían dado cabida a las mujeres bajo sus pasos, junto a la hermandad del Dolor y Sacrificio.

Maika y Andrea reconocen que nunca les ha resultado fácil ser consideradas iguales en un mundo de hombres, aunque pensaban que los años de trabajaderas y compañerismo les habían abierto ya muchas puertas. No ha sido así, y ahora lamentan no solo la decisión de sus hermandades, sino la reacción de sus compañeros, que en buen número les critican por "hacer ruido" con sus protestas.

La situación ya se venía arrastrando desde hace algún tiempo, pero fue hace pocos meses cuando ambas hermandades renovaron sus juntas de gobierno y se comenzó a hablar de la presencia de cuadrillas mixtas. Fue en las 'igualás' de ambas hermandades cuando ya se les comunicó formalmente, a un grupo de ocho mujeres que veían saliendo como costaleras, que este año no iban a salir. El motivo, que los capataces (nuevos los dos en ambas hermandades) no querían cuadrillas mixtas, ya que de ellos es la decisión de formar a sus equipos. "El capataz manda", les dijeron.

Maika reconoce que desde siempre ella y sus compañeras han palpado que había un amplio rechazo a su presencia como costaleras en las hermandades, aunque otros compañeros sí les apoyaban. Ahora, este apoyo parece haberse diluido y lamentan que ya en el mismo acto de 'igualá', muchos de sus compañeros con los que habían cargado hombro con hombro les dieron la espalda.

"Somos conscientes de que es un mundo de hombres", explican, y afirman sentirse "un cero a la izquierda. Hemos callado hasta ahora por no perder nuestro sitio, pero nos lo han quitado", afirman.

Se da la circunstancia, además, de que una de las hermandades que ha tomado la decisión, la de La Soledad, tiene como hermana mayor a una mujer, Lucía Álvarez-Campana. Ella niega que se hayan vetado las cuadrillas femeninas, sino las mixtas, e insiste en que es decisión exclusiva de cada capataz. Reconoce que los reglamentos de su hermandad no tratan este asunto "porque son muy antiguos", pero no ve necesario actualizarlos por esta cuestión que considera menor y rechaza cualquier margen de maniobra por parte de la junta de gobierno para contradecir la decisión del capataz.

Por su parte el presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, José Manuel Castilla, se escuda en la autonomía de las hermandades para evitar pronunciarse al respecto, aunque sí dice que se trata de una manera de evitar "roces" entre hombres y mujeres dentro de los pasos, defendiendo precisamente que esta decisión no tiene nada de "machista", sino más bien "todo lo contrario".

De momento solo Maika y Andrea han dado la cara ante lo que consideran una decisión que incumple cualquier criterio de igualdad de los que se imponen hoy en día en otros ámbitos sociales y de la vida cotidiana y se preguntan qué pasará con las niñas que hoy en día cargan pasos junto a sus compañeros en las Cruces de Mayo o en grupos juveniles.

Maika incluso ha hecho pública su situación estos días a través de las redes sociales y les ha dirigido un escrito a sus compañeros y hermanos que ahora la critican: "Ojalá algún día tengáis una hija costalera", les dice.

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