Al mediodía de ayer, la noticia de la detención de la banda de El Marquesado, en Puerto Real, llegaba a la vivienda de la calle Colibrí donde el pasado 4 de julio tuvieron lugar los tristes sucesos que acabaron con la vida de la joven Tamara, de 20 años. Una de sus hermanas, Eva, aún con el reflejo del dolor en su semblante y haciendo gala de una gran fortaleza, utilizaba sobre todo una palabra en su valoración: justicia.

"Ahora lo importante es que si son los verdaderos culpables que paguen por todo ello y que se asegure de que no vuelvan a hacer lo mismo con personas inocentes", manifestaba Eva, quien hablaba también de un sabor agridulce que rondaba a su familia tras la detención, "por el rumor que corre de que estaban en la cárcel y salían los fines de semana". "De momento es un rumor, pero de confirmarse sería una vergüenza", manifestaba.

Sin duda, la noticia del arresto traía tranquilidad a la familia víctima de la banda. "Que los asesinos no estén en la calle es una tranquilidad, porque desde entonces esto ha sido un infierno por las noches, donde apenas hemos dormido", relataba tras casi dos meses de angustia esperando a que se detuviera a los que mataron a su hermana.

Y es que lo más difícil ha sido la vida tras los incidentes. "Hemos vivido una gran inquietud, sobre todo por las noches, donde apenas hemos dormido desde entonces, con la casa a oscuras y las luces de la calle encendidas, alertas ante cualquier ruido", manifestaba Eva. "Todo es muy injusto -comentaba con cierta rabia-, mi hermana era una niña que estaba en su casa tranquila, así que deben pagar por ello de por vida. Hay que cambiar el sistema porque no nos sentimos protegidos, llamamos a la Policía y nos dicen que están en el Hospital, estamos indefensos y eso que pagamos los impuestos como cualquier ciudadano".

La hermana de Tamara también quiso mostrar la indignación y el daño añadido que causó en la familia la hipótesis de ajuste de cuentas, de la que se habló en un primer momento. "Si no teníamos bastante con lo sucedido, el remate fue que se hablara de ello, cuando nosotros somos una familia humilde que trabaja en el campo o en lo que salga para ganarse la vida de una manera honrada", afirmó.

Sin embargo, Eva quiso mostrar su agradecimiento por el trato recibido por parte de los cuerpos policiales, "que sabemos que hicieron todo lo que estaba en su mano, también hemos mantenido contacto donde nos han ido comunicando los pasos que se estaban dando en la investigación, aquellos que se podían facilitar".

Eva también hizo constar la espinita clavada que tiene la familia por el hecho de que no dejaron "despedirse" de la manera deseada de Tamara a través de un contacto más directo, algo que les prometieron tras los exámenes forenses y que según apostilló "no cumplieron".

" Creo que las cosas tienen que cambiar. y esperemos que desde arriba se den las órdenes necesarias para que la zona tenga una vigilancia adecuada", terminó la hermana de la joven. Sus vecinos comparten su opinión. Sebastián aseguraba que "desde los sucesos la intranquilidad ha sido la nota predominante por aquí" y la queja general sigue siendo la falta de vigilancia en la zona. "Cuando asesinaron a la joven dijeron que iban a poner más vigilancia pero hasta ahora la cosa sigue igual. No ha habido ningún dispositivo especial , tal como dijeron", apostilló.