Provincia de Cádiz

"Mi madre siempre ha creído que le robaron a su bebé en Cádiz"

  • 1968, residencia Zamacola, una mujer acude a recoger a su hijo, al que le daban el alta, y le notifican que ha muerto; 42 años después, su hija denuncia el caso

"Mi madre nunca lo ha asimilado. Siempre nos ha dicho lo mismo: mi corazón me dice que mi hijo no ha muerto, que ese niño que le enseñaron a tu padre no era el mío". La hija de esta mujer portuense a la que le notificaron en extrañas circunstancias la muerte de su bebé, al que había dado a luz un mes antes en la residencia Zamacola, en Cádiz, en octubre de 1968, se ha decidido al fin.

Ha crecido con esa incertidumbre, con ese pellizco en el estómago que su madre le contagió desde pequeña de que, en algún lugar, tenía otro hermano. El quinto hijo de sus padres, que después tuvieron otros dos más. El séptimo hermano de una familia humilde de El Puerto que, como todas en aquella época, asentían sin protestar. "Era la palabra de los médicos", rememora ahora la primogénita, M.V., que denuncia públicamente el caso, al enterarse de que hay más.

Prefiere guardar el anonimato porque a su padre le duele mucho el recuerdo. No en vano fue él el que, junto a su tío, pudo ver el cuerpo que les enseñaron en la hoy desaparecida residencia gaditana. Estaba en una especie de lebrillo, ente algodones, y tumbado boca abajo. No le vieron el rostro. Y a eso es a lo que siempre se ha aferrado su madre para mantener su convencimiento de que a su quinto hijo "se lo robaron", para aferrarse a la esperanza de que sigue vivo. A eso y a otras cosas más.

Su madre, como era costumbre entonces, había parido a sus primeros cuatro hijos en su casa. En su quinto embarazo, manchó. Por eso fue a Cádiz, donde le dijeron que el parto se había adelantando (estaba de siete meses), dando a luz poco después.

El pequeño quedó ingresado en la incubadora. Ella, tras recibir el alta, se volvió a su casa, a El Puerto, pero iba todos los dais a verlo a Cádiz. Cogía el tren, llegaba y, tras los cristales, lo contemplaba en la incubadora. "Cada día lo ponían en un sitio diferente. Y ella se quejaba, y s e lo decía a las enfermeras, que no lo cambiaran tanto. Yo creo que lo hacían para eso, para confundirla", dice la hija.

En el casi mes que el niño estuvo ingresado, ella lo veía crecer un poquito más cada día, ganar cada vez más peso. Y por fin, llegó el día. La llamaron para decirle que le daban el alta, que podía ir a recogerlo. Cogió el tren y ni hora y media después, acudió a la planta a por él. "Le dijeron que no sabían nada de un bebé con ese nombre, que allí no había ningún papel, que fuera abajo a preguntar", Y abajo, en recepción, de sopetón le soltaron que había muerto . "Mi madre entró en estado de shock, y fueron mi padre y mi tío a ver el cuerpo".

Extrañamente, el cuerpo no estaba en la incubadora o en una habitación, pese al escaso tiempo transcurrido desde que le habían llamado para que fuera a recogerlo y la supuesta muerte. "Lo sacaron de una cámara frigorífica, y allí, en el lebrillo, había un cuerpo boca abajo".

Después, les dieron un pequeño ataúd, que enterraron al día siguiente en el cementerio de Cádiz. Tiempo después, cuando su madre quiso ir a ver la tumba, "le comunicaron que ya no estaba, que habían sacado la cajita para arrojarla a una fosa común".

M.V. remueve ahora cielo y tierra para recopilar papeles. Siguiendo los consejos de otras familias que ya han denunciado sus casos, ya tiene la inscripción del nacimiento en el Registro y la del fallecimiento, realizada por personal del hospital (entre ellos, un médico que ya ha muerto), en la que se dice que la causa de la muerte es "parada cardiorrespiratoria por toxicosis", una suerte de infección generalizada.

Porque a sus padres no les dieron ningún papel. Sólo les dijeron que el niño había muerto porque "llevaba días con diarrea". Pero nadie les explicó, ni ellos preguntaron (ya se sabe, las cosas de esa época), por qué hora y media antes les habían llamado para decirles que ya le daban el alta, que podía irse a casa. Y sobre todo, por qué en la planta nadie sabía nada de un bebé que había nacido casi un mes antes en ese hospital.

M. está a la espera de que le faciliten el historial clínico así como documentación pedida al cementerio para acudir a Fiscalía para denunciar este nuevo caso.

Otro más que se suma a los seis que ya han sido denunciados y en los que se atisban coincidencias. El mismo sitio, la misma época, y siempre familias humildes no residentes en la capital. Llegadas desde El Puerto ahora. Antes, los otros casos, desde San Fernando. Desde Arcos. Desde Vejer. A dar a luz a Cádiz, sin familia aquí y sin apenas medios o formación. Familias que volvieron sin bebé en los brazos y con un desgarro en el corazón que, confían ahora, puedan reparar las investigaciones en curso.

Todos saben que es muy difícil. Pero no imposible. Por lo menos, quieren saber lo qué pasó. Si entonces no, ahora sí tienen derecho a ello. Por lo menos, a saber.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios