Provincia de Cádiz

El imposible camino a la meritocracia

  • Un formación como IU, que nada más tocar poder ha colocado a varios familiares de dirigentes en puestos de poder de la administración andaluza sirve sólo como muestra de que en la política, por poner el caso más evidente, no rige la meritocracia

La movilidad social es un concepto sociológico que define la aspiración a una mayor justicia en la organización de un conjunto de individuos. Tiene que ver con la meritocracia, esto es, aquellos que realicen un mayor esfuerzo y tengan mayores capacidades podrán obtener el premio de romper las barreras de clase y saltar de una a otra. Dentro del estado de bienestar se combate la rigidez, las barreras y las castas. En el punto de partida, el pobre y el rico tienen las mismas oportunidades. Los individuos dependen de ellos  mismos porque la sociedad les ofrece igualdad de oportunidades. Esto, naturalmente, no es así. El caso de una formación como IU, que nada más tocar poder , al más puro estilo de los partidos grandes,ha colocado a varios familiares de dirigentes en puestos de poder de la administración andaluza sirve sólo como muestra de que en la política, por poner el caso más evidente, no rige la meritocracia. Aún así, un joven brillante, tenga la extracción que tenga, tiene un alto porcentaje de éxito en la materia para la que se haya  preparado. ¿Sí? ¿Realmente es así?

Las conversaciones con los jóvenes del 15-M en la plaza del Palillero de Cádiz o en la plaza del Arenal en Jerez podían hacer pensar que esa situación no es tan evidente. Entre los jóvenes que cogieron la bandera de la indignación había muchos estudiantes brillantes en paro y con perspectivas de trabajo en precario. Un ejemplo es el caso de los investigadores. El profesor Joaquín Olivares, adscrito al deprtamento de Arquitectura de los Computadores en la Universidad de Córdoba, definía así la situación de los jóvenes investigadores: "Casi la mitad de los investigadores es personal contratado no funcionario, que no recibe ningún tipo de productividad, ni docente ni investigadora. Es una situación poco deseable porque están en la etapa más fructífera de su vida. Investigan por el amor a la ciencia, pero de eso no se come y muchos tiran la toalla. No se puede tener a un doctor durante diez años cobrando una beca de 600 euros, completando su sueldo repartiendo pizzas, y pretender que seamos punteros a nivel mundial". 

 

El principal intercambiador de la movilidad social es la Universidad. Los datos son uniformes. En la crisis de principios de los 90 se hizo muy popular la frase de que la Universidad es una fábrica de parados. En líneas generales, esta afirmación no era cierta ni antes ni ahora. Los universitarios siempre han tenido una tasa de desempleo situada en la mitad de los no universitarios. Así, la provincia de Cádiz tiene un paro juvenil estimado que se acerca al 60%. Y esto es un dato dramático. Entre los jóvenes que salen de la comunidad universitaria el paro es altísimo, pero no alcanza el 30%. El problema es quién puede llegar a la Universidad. Es decir, ese paro que  es la mitad corresponde no necesariamente a clases acomodadas, pero sí a quienes tienen/saben la idea de que la Universidad no es una fábrica de parados. 

 

El catedrático de Sociología julio Carabaña observaba en una entrevista que "las carreras de Ingeniería y Medicina son frecuentadas más por hijos de las clases altas. La familia determina más el ingreso a la universidad, pero a la salida el título de estudio vale más que las diferencias de clase. Un médico hijo de obreros tiene en ese momento las mismas perspectivas cara al mundo laboral".

 

Como no puede ser de otra manera, Cádiz, con una de las rentas per cápita más bajas del país, cuenta con una de las universidades con el mayor número de alumnos becados, cerca de un 40%. Esta cifra es absolutamente normal dentro del estado de bienestar. A una menor capaciddad adquisitiva, una mayor ayuda a los estudios. Estudiar un año completo en la UCA cuesta algo más de 800 euros si el centro de la UCA está en tu ciudad. El coste de estas matrículas no supone ni un 15% del coste real de los estudios, pero es que otra fórmula despoblaría nuestras universidades, haciendo que muchas de ellas desaparecieran. Además, este coste se incrementa si tu lugar de residencia está en la comarca de la provincia con  la menor renta per cápita del país, que es la sierra de Cádiz, ese dinero se multiplica. No muchos ciudadanos de la Sierra pueden permitirse llevar a sus hijos a la Universidad. La única forma de ajustar esa diferencia es a través de becas.    

 

A estas alturas no está claro  qué es lo que piensa hacer el Ministerio de Educación con las universidades aparte de incrementar las matrículas en más de 500 euros por curso  y castigar duramente con dinero a los suspendidos. Asegura el ministro Wert que las becas no se van a tocar y ha esgrimido una publicación realizada por el PSOE sobre propuestas para una nueva universidad para demostrar  que el actual sistema de becas, contra lo que muchos opinan, no favorece la movilidad social. Se afirma en esta publicación:  "El sistema de financiación universitaria es claramente regresivo desde el punto de vista social porque al conceder una beca del 85 por ciento a todos los estudiantes, con la absoluta independencia de su condición socioeconómica, se provoca que los de la renta más altas, que son quienes en mayor proporción van a la Universidad, estén beneficiándose de una transferencia de renta sobre los que tienen menos renta".

 

Eduardo González Mazo, rector de la UCA, ha sido uno de los rectores españoles que más se ha significado en el enfrentamiento contra el Ministerio de Educación  por los recortes  y subidas de matriculaciones que considera que asfixiarán más a unas universidades  que, en buena medida, se encuentran en su límite de capacidad económica no por su inviabilidad sino por los impagos de las administraciones autonómicas. El tiene muy claro lo que va a suceder: "El incremento de las tasas y que, al mismo tiempo, se pretenda exigir al alumnado un mayor número de requisitos académicos para la obtención de una beca salario son medidas injustas que van a incidir en las familias más desfavorecidas".  De hecho, la UCA tiene una previsión de un descenso importante del alumnado y teme también que se produzca un abandono entre los universitarios que ya han empezado sus estudios pero que, en adelante, no podrán sostener sus costes.

 

 El número de estudiantes se mantiene estable, entre el curso 2005-6 y 2010-11 el incremento del alumnado no supera los 800. El pasado año había 20.900 alumnos matriculados en todos sus centros. En toda Andalucía hay 247.000 frente a una comunidad universitaria hace seis años de 233.000. Pese a ello, el presupuesto universitario se ha incrementado muy por encima de ese leve aumento del alumnado, pasando en la UCA de 108 millones en 2006 a 152 millones en 2011. 

Educación piensa que esta situación no es sostenible y las universidades piensan que eso lo acabará pagando la movilidad social, condenando a los más desfavorecidos a seguir siéndolo.

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