construcción naval

Seis horas en el 'Audaz'

  • El BAM construido por Navantia San Fernando será entregado a la Armada el próximo día 27

  • Versatilidad, autonomía y automatización son sus claves

Ver cómo un buque militar de casi 100 metros de eslora (largo) sale de la Bahía, frente a Rota, a más de 21 nudos (casi 50 kilómetros por hora); comprobar cómo reduce la velocidad y realiza auténticos derrapes marinos a uno y otro lado; o visualizar cómo un barco con una dotación de 46 personas es capaz de ser manejado por 20.000 señales automáticas. Estos son sólo algunos ejemplos de las capacidades de un barco construido en Navantia San Fernando para la Armada española, el Buque de Acción Marítima Audaz. Y son sólo algunos de los retos que este buque ha tenido que pasar a lo largo del fin de semana dentro de las últimas pruebas de mar a cargo de la compañía pública de construcción naval antes de que, a el próximo 27 de julio, sea entregado a su cliente, el Ministerio de Defensa.

Subimos al Audaz antes de las ocho de la mañana. Somos invitados por Navantia a comprobar el desarrollo de algunas de esas pruebas. Las habrá de velocidad, de vibración, de giro... A bordo, entre otros, Jaime Vidal Ramírez, director del programa BAM en Cádiz y Ferrol (lleva desde el año 2006 con estos programas, cuando se hicieron las cuatro primeras unidades); José Antonio Rodríguez Poch, director del astillero San Fernando; Joaquín Aleu, responsable de producción de Navantia en La Isla; Antonio García, responsable de construcción del Audaz; y el capitán de navío José Guillermo Varela Mosquera, jefe del programa BAM (extensión de la primera serie) en la Dirección General de Armamento y Material de la Armada. Al mando de la nave, aún en manos de Navantia, Lázaro Cano, capitán de dique y pruebas de mar de la empresa pública; y Emilio Damián, capitán de corbeta y comandante del Audaz.

El buque, una vez sea recibido por la Armada, tendrá sede en Cartagena (Murcia) y, probablemente, se incorpore (como lo han hecho sus otros cuatro hermanos de camada), a operaciones como la Atalanta, en Somalia, contra la piratería.

Pero este BAM ha sido construido 10 años más tarde que aquellas cuatro unidades salidas de San Fernando. Hoy, como explica Jaime Vidal, la principal diferencia es precisamente esa, que ha transcurrido una década y todos los equipos han tenido actualización, sobre todo el software. "El sistema de mando y exploración del buque lo hemos desarrollado en Navantia con la División de Sistemas, un sistema de comunicaciones digitales que se prueba por primera vez en este barco. Está funcionando muy bien", asegura. Otro cambio importante es el radar de control de helicópteros, de la empresa Indra, el Skyfender. El director del programa BAM de Navantia insiste: "Lo que realmente ha avanzado es el software, los equipos. Además la dotación es muy reducida, uno de los objetivos de este barco es ese, que se pueda manejar con poca dotación, por lo que el nivel de automatización es muy elevado. Y una dotación muy formada. Ese nivel de automatización requiere mucho software y muchos equipos que no son los mismos evidentemente que los que hay en los primeros cuatro barcos. Han evolucionado mucho". Durante toda la mañana a bordo, sorprende la habitabilidad del buque. Otros barcos, incluso civiles, tienen menos espacio en los pasillos y en los camarotes que en el Audaz. Aunque está preparado para una dotación de 46 personas, cabrían otras 30 en caso de necesidad. Y en un supuesto de rescate humanitario (piratería, inmigración o cualquier otro caso), en la cubierta de vuelo y en otras zonas del barco habría sitio para su acogida. Otra gran ventaja de la nave es precisamente su autonomía. Puede permanecer hasta 35 días en el mar si la misión así lo requiere.

A media mañana, cuando ya se han escuchado varias veces por megafonía avisos a los pertinentes responsables de cada una de las pruebas, el barco se detiene. Han divisado algo. A lo lejos se ve una mancha blanca con un filo negro en su extremo. Todo el mundo mira en cubierta. "Será una ballena?", pregunta alguien. Conforme el buque se acerca, esa opción desaparece. Es una patera, volcada. Una semirrígida se ha dado la vuelta y navega sin rumbo, mientras permanezca a flote. Por si acaso, el Audaz ha señalado el lugar y ha dado aviso a Salvamento Marítimo y Guardia Civil. Una media hora más tarde, aparece veloz una patrullera de la Benemérita. Se dirige al lugar de balizamiento de la patera. Después, el buque sigue su camino.

Casi sin avisar, el barco da un giro inesperado que pone la cubierta completamente inclinada. Después al otro lado. Forma parte de las pruebas de mar. El responsable este día de esas pruebas es Lázaro Cano, capitán de dique y pruebas de mar de Navantia. Sentado en un asiento enorme lleno de mandos y frente a varias pantallas y consolas, dirige el barco con un joystick. "Hacemos dos tipos de pruebas: de plataforma, que son máquinas, gobierno del buque, etc; y las de sistemas de combate. Están casi terminadas, las acabaremos el lunes (mañana). Ya cuando el barco lo reciba la Armada hará las pruebas que crea pertinentes. Hoy tenemos pruebas de velocidad, lo pondremos a toda máquina en distintos regímenes; haremos pruebas de autonomía intercaladas con fluidos, vibraciones, etc". ¿Cuanto es a toda máquina?", preguntamos. "Según el mar y viento, pero una media de 21 nudos. Quizás alcancemos 21.3 que está muy bien", asegura. Para lograrlo, el barco se mueve con unos motores que generan 5.750 caballos de potencia. Y para que todo funcione electrónicamente, cuentan con 3.000 kilovatios de potencia que generan desde el barco.

Antonio García es el responsable de la construcción del Audaz en Navantia San Fernando. Explica que estas pruebas "las hacemos a la finalización de la construcción antes de entregarlo y se utilizan para verificar y validar los requisitos que exige la Armada. Aquí se trata de probar la máquina, velocidades, potencias, comportamiento en la mar del buque. Adicionalmente, hemos estado un año haciendo pruebas para llegar a este punto. De momento están saliendo bien, dando las velocidades previstas y nos espera una jornada larga".

En la Armada, por otra parte, están encantados con el resultado y con las pruebas. El comandante del Audaz, el capitán de corbeta Emilio Damián, asegura que mientras el barco no sea recepcionado por Defensa, él no tiene mando. Mandan los capitanes de Navantia. Pero asegura que "las pruebas están saliendo bien estamos deseando empezar dentro de un mes". Recuerda que la tripulación de este buque se ha estado formando durante los dos últimos años siguiendo un plan de formación tanto de la Armada como de los fabricantes de los equipos. "La versatilidad de esta unidad es lo más destacable, permite hacer muchas misiones", asegura. En la misma línea se pronuncia otro de los pesos pesados a bordo del BAM. Es el capitán de navío José Guillermo Varela Mosquera, jefe del programa BAM en la Dirección General de Armamento y Material. "La Armada está encantada. Hoy estos barcos son un producto muy consolidado. Este es el quinto de la serie y se le han introducido mejoras desde los cuatro primeros. Estamos muy satisfechos. Este buque es una plataforma muy buena para proyectar misiones de acción marítima, no tiene gran armamento pero sí un desplazamiento lo suficientemente bueno como que para que esta cubierta de vuelo por ejemplo sirva de plataforma para casi todo, desde helicópteros a aviones no tripulados, con lo que este barco incrementa su radio de acción de una manera espectacular. Los han usado en Atalanta con gran éxito porque es una plataforma muy estable que permite estar mucho tiempo en la zona de operaciones y con un coste muy escaso, muy poco consumo y poca dotación. Es muy eficiente".

De vuelta a Puerto Real, el Audaz se detiene un buen rato frente a la costa de Rota, cerca de la Base. Allí van y vienen algunos de los destructores de la US Navy. Saludos mutuos.

El Audaz sigue su camino. En cubierta, ya se va preparando el almuerzo. Cerca de las dos y media de la tarde, la prensa tiene que desembarcar. Lo hace por una escala de babor hasta llegar a un pequeño catamarán. En cubierta, la dotación mira los torpes pasos de los periodistas.

De inmediato, el capitán ordena seguir con las pruebas. Da la vuelta y en pocos minutos desaparece en el horizonte. En menos de un mes, serán otros los que culminen el trabajo.

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