Un funcionario de la Seguridad Social relató ayer en el juicio de la Operación Karlos cómo el inspector médico Francisco Casto Pérez Lara lo llamó una mañana y le pidió que facilitase ese mismo día una cita médica para una mujer que estaba "llorando". Casto, dijo el testigo, le explicó que la mujer tenía un problema y no quería perder la jornada, que había viajado a Cádiz desde Castellón pero le habían anulado la cita, que estaba en Castellón cuidando a un familiar enfermo y que había aprovechado un vuelo barato. No era cosa de quedarse sin consulta y tener que viajar de nuevo. El hombre contó que buscó una solución: que habló con una médico jefe y ésta le dijo que ella misma la atendería. Y que así fue: que la mujer acudió a la consulta, estuvo esperando mucho tiempo y que hacia la una de la tarde, la doctora la atendió.

Esa mujer a la que Casto ayudó con la cita médica es Remedios Torres, la madre de María José Campanario. Casto aseguró, cuando declaró en el juicio, que esa mujer acudió un día a su despacho, le pidió ayuda para conseguir una cita médica que le habían anulado y que él se la proporcionó. Pero el inspector médico sostuvo que no la conocía, que no sabía que era la madre de Campanario.

El episodio hay que enmarcarlo en la sucesión de hechos que ocurren desde que María José Campanario le paga a Carlos Carretero para que, según el fiscal, le consiga de forma fraudulenta una pensión de incapacidad laboral para su madre.

Remedios Torres fue dada de alta como trabajadora de una empresa de Carretero. Era una empleada ficticia. Luego, un médico le dio la baja y, según las acusaciones (y también según Carretero), comenzó el camino hacia la pensión de incapacidad con la colaboración del inspector médico Casto Pérez. En ese camino, Remedios acudió a la cita médica de la que ayer habló el funcionario al que llamó Casto para pedirle ayuda. En esa consulta, la médico decidió que a Remedios había que practicarle una prueba, que es a la que después acude otra mujer (la madre de Elisa Calvente, pareja de Carretero) haciéndose pasar por ella.

En la sala de vistas ya se han oído conversaciones telefónicas grabadas durante la investigación de las que se deduce que Casto sabía perfectamente quién era Remedios Torres. Hay incluso una en la que Casto habla con Elisa Calvente después de la suplantación en la prueba médica realizada en el hospital Puerta del Mar y Elisa le detalla, mientras él ríe, cómo se ha desarrollado todo, cómo han conseguido sin problema que en el hospital crean que quien se ha sometido a la prueba es Remedios.

El testimonio del funcionario al que Casto llamó para arreglar la cita que es previa a la prueba en el Puerta del Mar no hizo más que apuntalar ayer la acusación contra el inspector médico. Una acusación que ya quedó bien asentada en el juicio con la audición de las conversaciones telefónicas grabadas por Vigilancia Aduanera y por la Guardia Civil.

Precisamente ayer, jornada de testigos en el juicio, declararon varios guardias civiles que participaron en la investigación. Dos de ellos explicaron que observaron bien de cerca cómo se produjo el episodio de la suplantación de la madre de Campanario: estaban en la sala de espera del hospital donde Elisa Calvente y su madre aguardaban a que a ésta la llamasen para la prueba médica. "¿Remedios?", llamaron. "Tú, mamá", le dijo Elisa a su madre. Y la mujer entró a que le diesen descargas en el brazo y aguantó el tirón como pudo, tal como después le contó Elisa por teléfono a Casto en una conversación en la que él ríe porque le hace mucha gracia toda esa película que han montado.

El fiscal les preguntó a los guardias si identificaron plenamente a quienes hablaban por teléfono. Sí, los identificaron, respondieron los investigadores. ¿Recuerdan que en un informe dijeron ustedes que sólo en el juicio, con lo que declarase Carretero, se podría saber si Casto había recibido dinero?, les pregunto Felipe Meléndez, abogado del inspector médico. La defensa de Casto sostiene que no hay prueba alguna de que aceptase sobornos de la trama montada para obtener de forma fraudulenta pensiones de incapacidad laboral. Y Casto afirmó en el juicio que no es él quien habla por teléfono.