Ayer fue un día feliz para los responsables de Navantia. El director de la Unidad de Producción de Navantia Cádiz, Joaquín Hernández Rocha, procedía a la firma de la entrega oficial a la Armada española de la fragata Santa María. Horas antes, en aguas de Rota se procedía a probar el producto a entregar. Todo bien y puertas abiertas para proyectos venideros.

Pero, de momento, resta por entregar otra de las seis fragatas que conforman la 41 escuadrilla, la Reina Sofía y la patrullera de altura Vigía, que en la actualidad se repara en San Fernando. Así las cosas, con esto ya se habrían modernizado tanto las plataformas como los sistema de combates de cuatro de las seis fragatas. Sobre las otras dos no se contempla aún su modernización aunque el almirante jefe del Arsenal de la Carraca, el vicealmirante José Ángel Pita Rodrígo, prefería, en común acuerdo con el responsable de reparaciones de Navantia Cádiz, en no poner un punto y final sino un punto y seguido, con vistas a poder, en cuanto el presupuesto lo permita, proceder a la reparación de esas dos fragatas que quedan pendientes.

Pero la realidad es que una vez que se entreguen la Vigía y la Reina Sofía, la esperanza que flotaba en el ambiente de la firma era la de la reparación en profundidad del portaaviones Príncipe de Asturias.

Esta obra ocuparía a un total de 350 personas, significaría dos años de trabajo para la factoría y una inyección económica de unos 60 millones de euros. Una operación que podría dotar de paz social y laboral a Navantia durante unos cuantos meses.

Pero el príncipe no llega. El propio José Ángel Pita Rodrigo confirmaba que "depende, como no podría ser de otra manera, de disponibilidad económica". Pita recordó que hace unos meses este portaaviones había pasado ya por Cádiz para llevar a efecto algunas obras, pero los planes de la Armada pasan por unas obras de mayor envergadura que podrían dar vida a la nave al menos para diez años más, más o menos hasta 2020, que no es poco.

Fuentes del comité de empresa de Navantia matizaron la importancia que podría tener este proyecto para el personal y para el futuro de la factoría gaditana. "Sabemos que el plan es modernizarlo en algo que se conoce como ciclo de media vida, que podría significar dos años de trabajo para Cádiz y San Fernando".

"Pero de momento no hay nada planeado porque no hay presupuesto para ello", afirmó de manera tajante el almirante jefe de La Carraca.

Antes de la firma, el director del astillero de Cádiz, Joaquín Hernández Rocha realizó un viaje en el tiempo y retrocedió a 2003, año en el que la Armada empezó a plantearse la actualización de los sistema de combate de esos barcos. Se trataba de luchar contra la tradición que imponía puertos como Ferrol. Pero, prueba superada.

Pero era 2005 cuando llegaban estas dos últimas fragatas. Un momento en el que un expediente de regulación de empleo dejaba en la calle a la mitad de la plantilla de la entonces Izar. Pero , prueba superada, en octubre de ese año se iniciaba la modernización tanto de la plataforma como del sistema de combate de las primeras dos fragatas. Luego vinieron las otras dos pero la experiencia fue ya un grado. Hernández Rocha dejó caer durante su discurso una emotiva frase. Algo así como "ni contra ni para la Armada, hemos trabajado con la Armada". Y ayer la unión se hizo patente y se intercambiaron enhorabuenas antes y después de la firma. Pero la estabilidad de Navantia Cádiz-San Fernando pasa por renovar este buen momento. Y si viene ese príncipe encantado, mejor que mejor.