Política de barra | Sede del PCA en Trebujena

El ‘puestecito’ y la pérdida de valores

  • En el bar del PCA de Trebujena gusta sobre todo hablar de política, y los dardos van contra todos, incluso contra los suyos. “Es que somos críticos –dicen–, queremos cambiar la sociedad”

Política de Barra 2 (Trebujena)

Los ojos de Dolores Ibarruri, los ojos de Pablo Picasso, los de Marcelino Camacho vigilan con mirada amable desde cuadros, fotografías y carteles el reino del comunismo en Trebujena, el bar situado en la sede del Partido en la localidad gaditana del Bajo Guadalquivir, a medio camino entre la campiña y la marisma.

Aquí sí que se respira un socialismo firme pero dulce, a mediodía de una jornada entre semana. Pasionaria, el genial pintor malagueño, el histórico líder sindical de la Transición, esos sí que son iconos para una ideología. Pero los trebujeneros comunistas presentes afirman que “igual de importante o más” es la imagen a tamaño sello colocada bajo el cristal de las mesas. Es el rostro de Miguel Campo Varela, “el líder más honrado que hemos tenido”, según Paco, uno de los tertulianos improvisados. Mitos, figuras para seguir manteniendo la fuerza de unas ideas.

Tiene una especial enjundia preguntar en este ambiente por qué el Partido Socialista ha gobernado Andalucía desde que llegó la democracia. “¿Por qué va a ser? –contesta seguro Juan– Porque hay mucha gente colocada en puestecitos, mucha gente que no depende del campo ni del paro...” ¿Pero... y el millón de parados, y los trabajadores? Esos no están pagados, le decimos. “Ya, ya, también es porque mucha gente piensa que es o el PSOE o es el PP, como si no hubiera más partidos a la izquierda ¡porque el PSOE no es de izquierdas! Y así no hay manera. A lo mejor si hubiera unión en la izquierda...”

Diego, otro de los tertulianos de bar que han esperado a terminar la partida de cartas para ponerse al debate, se declara directamente ignorante de las causas: “No sé, no sé, porque no será que hayan hecho muchas cosas por Andalucía, porque yo no veo un futuro muy bueno para mis hijos, ni para mis nietos”.

Uno de los más dispuestos, en realidad el más dispuesto, a hablar es Paco, jubilado también como la poco más de media docena de hombres, sólo hombres, que están a esa hora en el local. “La razón es que los andaluces están conformados, adormilados con cosas como las paguitas –‘los 400 euros’, apunta Juan–, que el PSOE se lo ha montado muy bien con eso y con los cuarenta mil enchufes que hay por todos sitios, en las escuelas taller, en las diputaciones provinciales... y así la gente está comiendo, o más bien malcomiendo. Porque es una vergüenza cosas como la reforma laboral, hombre, que se han cargado todos los derechos de los trabajadores, hasta los que conseguimos con Franco vivo”.

Diego parece no perder la esperanza del todo: “Otra cosa sería si el trabajador reflexionara. Por ejemplo, yo me he pasado la vida trabajando en Francia, y le he podido dar estudios a mis hijos, y tienen carrera y ahora están trabajando con contratos basura, para ganar con suerte 1.000 euros, y para que al final se tengan que ir al extranjero como yo...”

Paco le sigue en este camino que lucha por salir del pesimismo: “Yo espero que algún día se despierten los andaluces. Porque lo peor es que el PSOE siempre ha buscado los pactos con la derecha, con Convergencia, con Ciudadanos y además están surgiendo partidos aún más a la derecha, que son neofascistas, pero neofascistas de verdad. Y mientras, el Partido Comunista, Izquierda Unida, olvidados... y así pasa lo que pasa, que somos la Cenicienta de este país”.

Pero también está surgiendo otra izquierda ¿no? –intervenimos– Ahora van ustedes a las elecciones con Podemos... “¿Podemos? –pregunta Paco desconfiado– Podemos nos está destrozando, hombre, que se acercaron ahí a nuestro calor y ahora se quieren quedar hasta con los rescoldos. Garzón es un monaguillo de Iglesias”. “Y el Coleta es un loro”, añade Juan.

“El Coleta es un bandido”, remacha por su parte Diego, que se lamenta:“Con la lucha que siempre hemos hecho nosotros –se lamenta Diego–, dando la cara contra Franco...”. “Pues ahora lo que está de moda es la derecha –sostiene Paco–, los de Vox... y nadie habla de Portugal, un gobierno de izquierdas que la ha sacado de la crisis; no conviene hablar, todo se va en hablar de Venezuela...

“Ustedes están escuchando y van a pensar que somos unos revolucionarios –se detiene–...”. ¡No esperábamos menos!, les decimos. “Bueno, claro, lo que queremos es transformar la sociedad...” Ya, pero si vuelve a ganar el PSOE como dicen las encuestas, ¿IU tendrá que apoyar que sigan gobernando? Y las caras hablan con gestos de ‘qué le vamos a hacer’.

Juan se resigna: “Hombre, si no hay más remedio, antes de que gobierne la derecha, prefiero a Susana Díaz”. Paco también, pero con sus particulares acotaciones: “Yo también, y eso que a mí Susana no me gusta, me parece que es una muñeca sin contenido, a la que se le llena la boca hablando de ‘mi Andalucía’ como si ella la hubiera parido”.

Andrés tiene setenta años muy largos y cuenta que está en el PC “casi desde que nací, y formé parte de lo que entonces eran células clandestinas, cuando para estar en el PC había que tener no dos, sino cuatro cojones”. Y entonces, ahora votará a Susana Díaz, bromeamos con él. Andrés no contesta y se da media vuelta con aire indignado “por no contestar”.

La reunión acaba de forma apoteósica con la entrada de Curro, que al ver la cámara y ser preguntado, lo primero que hace es gritar vivas al Partido Comunista, las Comisiones Obreras y a la lucha obrera. “¿La razón de por qué gobierna el PSOE? El clientelismo y, no sé por qué, que la gente tiene miedo a que gobierne la izquierda de verdad, y ... como los valores humanos se han perdido, se ha perdido el respeto, la educación. En Andalucía es muy difícil ser de izquierdas... Y mira aquí, todos estos hombre son trabajadores, honrados, comunistas, y ninguno tiene rabos ni cuernos”.

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