El desabastecimiento farmacéutico | Situación en las farmacias

Las mías son las de la caja azul

  • La confusión y la desconfianza por parte de los usuarios son los mayores problemas causados por el desabastecimiento que detectan los farmacéuticos

Una imagen del mostrador de la farmacia Senabre Carmena.

Una imagen del mostrador de la farmacia Senabre Carmena. / Lourdes de Vicente

“Al final, verás tú, que lo que quieren es envenenarnos”. “Yo esto no lo entiendo, por mi madre, si el médico me mandó la caja azul, ¿ahora por qué me dan una blanca?”. “Entonces... ¿de verdad que éstas pastillas son iguales que las de antes?, ¿de verdad?”. “Oye, ¿pero ahora no dicen que el Nolotil no se puede tomar?”... Con mayor o menor (o ninguna) base científica y grado de acierto, al otro lado del mostrador de las farmacias muchos usuarios comparten dos sentimientos ante “el pico alto de desabastecimiento” de algunos de los medicamentos que tienen prescritos: confusión y desconfianza.

En la otra orilla, la que habitan esos otros profesionales de bata blanca, el virus del miedo se combate con dosis al gusto de compresión y mucha pedagogía. Que la caja azul es igual que ésta blanca o que el genérico es lo mismo que la marca o, como está ocurriendo, que se acabó el genérico pero esta marca hace el mismo efecto... Porque, realmente, la consecuencia más grave de los problemas con el suministro de fármacos no es que los pacientes se queden sin su tratamiento (en la mayoría de los casos hay sustitutos en las farmacias siempre que sea por mismo principio activo, misma dosis y misma forma farmacéutica) sino “las confusiones” o “el abandono de la medicación o el doble tratamiento” generados por la desconfianza inducida “al cambiarse de caja o forma de las pastillas mes sí y mes no”.

En ello coinciden las farmacias Senabre Carmena, La Rosa, San Rafael y San Felipe, de la capital, entre otros muchos centros farmacéuticos, que advierten del trastorno que el desabastecimiento, y el consecuente cambio de medicamento, provoca, sobre todo, en sus clientes “de edad más avanzada” que, por otra parte, “suelen ser también enfermos crónicos”.

“Sinceramente, esto es un desastre”. Ana Domínguez Cerrato, de la farmacia La Rosa, confirma “la irritación” de muchos de sus clientes cuando les comunica que su medicamento no se encuentra disponible. “Y aunque en muchos casos nosotros podemos dispensarle un sustituto, hay veces, como ha ocurrido con la flecainida, lo conocerás como Apocard, que tenemos que mandar al usuario de vuelta a su médico de cabecera para que le recete otro principio activo, pues en ese medicamento concreto no tiene sustituto”, explica la farmacéutica con el listado en mano de los más de 50 fármacos con problemas de suministro de esta semana.

Los profesionales temen el abandono de los tratamientos por las personas más mayores

“Esto me lo imprimo todas las semanas y lo coloco aquí cerca para poder darle las explicaciones a los clientes”, se lamenta Domínguez que también señala la falta de “Fluidasa, y con la época que viene de resfriados,” y de Dalsy de 20 mg/ml “que hasta junio por lo menos no estará disponible”. “No digo que a los pacientes se le esté dejando sin medicación porque no es así, pero que esto es de una falta de ética importante sí lo pienso”.

Falta de ética, ¿de los laboratorios?, ¿de los precios tan bajos que fija el Ministerio de Sanidad castigado por las multinacionales con una escasa producción para España?, ¿de la Junta de Andalucía con un sistema de subasta que designa a laboratorios que no tienen capacidad suficiente para abastecer a nuestra comunidad? A nivel de mostrador, no se termina de señalar a los culpables de este “desabastecimiento discontinuo”, que se sufre “con más virulencia” en Andalucía, pero resuelven que “todo suma”, según los profesionales consultados.

“Hay algunos fármacos que van y vienen como el Adiro, el Nolotil, que ahora se duda de su efectividad por efectos secundarios, o el caso más complicado del Apocard porque nosotros no lo podemos resolver”, enumera José Miguel Senabre; “Dolalgial, Heparina”, suma Álvaro de Vicente desde San Felipe; “con el Hemovás, un medicamento para la circulación, también ha habido problemas de abastecimiento”, suman Teresa Pérez y Miguel Pérez-Alberni, que desde la calle San Rafael también confirman los “muchísimos problemas” que esta situación de desabastecimiento “puntualmente intermitente y recurrente” genera a nivel de usuario.

Digamos que hay dos tipos de desabastecimientos, "uno puntual de las marcas y otro también puntual pero recurrente en el tiempo que es el de las subastas; también hay que recordar que en Andalucía fuimos pioneros en el tema de recetar los genéricos”, explican los hermanos Pérez.

Desde colectivos como el propio Colegio de Farmacéuticos o la Confederación de Empresarios de Farmacia sí son más contundentes a la hora de apuntar tanto hacia el sistema de subastas de la Junta y de la repercusión del precio tan bajo de los medicamentos en España que provoca que los laboratorios prefieran destinar la mayor parte de su producción a otros países donde le sacan mayor rentabilidad. “Bueno, y otro problema es que esos laboratorios están mandando medicamentos a ciertas farmacias que le compran más y no lo están poniendo en las distribuidoras mayoristas, así que la falta se agrava aun más”, acusa el representante de los empresarios, Leopoldo González.

Sea por unas causas o por otras, la realidad en la calle es que los pacientes están tratados de sus dolencias, sí, pero hoy con un medicamento y mañana con otro.

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