Provincia de Cádiz

Todo bajo control... por ahora

  • Las avenidas de Europa y Álvaro Domecq centralizan el ambiente en Jerez en el primer día de motorada

Jerez se desperezaba ayer, literalmente, de doce meses de sueño motero. El ambiente en la ciudad, que fue creciendo conforme se acercaba la noche, dejaba a media tarde apenas unos detalles coloristas, como si de farolillos de una hipotética caseta de feria en entorno urbano se tratase. A saber: doscientos metros de cierta y contenida algarabía en la avenida de Europa, total normalidad en la avenida de Arcos y cierta concentración de moteros en las inmediaciones del 'Kapote', en la avenida, que estos días se erige en uno de los santos y seña de la fiesta de las dos ruedas.

Apenas son las cinco de la tarde y un policía local se dirige a su puesto de trabajo en el centro urbano. Uno de sus compañeros ha puesto su propio coche para, al menos, poder descansar las piernas y no pasar el trago de comer el bocadillo sentado en un banco. "Aunque sea para dejar la chaquetilla y no tenerla colgada del brazo todo el día", remacha otro. Por delante les esperan doce horas de trabajo. La hora clave, la que todos los agentes tiene grabada en la cabeza, es la de las cuatro de la madrugada, momento en el que se pondrá punto (y seguido) a su jornada.

En cada esquina, en cada cruce, una pareja de agentes locales vigila para que el orden impere. Lo consiguen con creces, a pesar incluso de que un 'tártaro' (valga la expresión) ha robado una moto de cross de color naranja y se ha dedicado a cruzarse de carril a carril haciendo el cafre por la avenida de Lola Flores. El 092 ha intentado echarle el guante pero, vista la destreza del delincuente, han preferido dejarle ir "antes que perseguirle y provocar un accidente". A fin de cuentas saben de sobras quien es el 'jinete' loco que se esconde tras el casco.

En la avenida de Europa se ve una de esas imágenes que te dejan claro que Jerez está de Gran Premio. Efectivos del Cuerpo Nacional de Policía a caballo lanzan su mensaje visual. "Se va a controlar, y mucho, esta zona de la ciudad. Aquí nos veis". Todo está bajo control... por ahora. Nadie debe llamarse a engaño pues es completamente cierto que hoy la avenida de Europa será una fiesta donde las bebidas de los supermercados cercanos será literalmente esquilmada, las motos rugirán, las ruedas transformarán goma en humo y las puertas traseras de los coches dejarán ver sus 'tesoros' ocultos: equipos de música capaces de rivalizar en potencia con la ibicenca discoteca 'Amnesia'.

Ayer, y tiene su mérito, los agentes locales aún eran capaces de llamar al orden a algún motero que se dejaba llevar por el ambiente quemando rueda o picando embrague, llenando el ambiente de ruido y de ese olor tan característico que tiene la gasolina mal quemada.

En las puertas de la tienda de 'El Motorista' una enorme muchedumbre aprovecha para ir calentando el gaznate y, de paso, echar un vistazo a las guapas 'chicas reclamo' que promocionan a una marca inglesa de complementos motoristas.

Quien menos y quien más (sobre todo las madrileñas) lucen sus espaldas al sol de la tarde dejando bien claro el estrago que el astro rey les ha regalado apenas unas horas antes tras una mañana de playa.

Cuando llegan las seis de la tarde una larga fila de ambulancias hacen ver que en el circuito se acabó lo que se daba y que lo que resta es el retorno a los lugares de ambiente.

Mientras tanto, en el centro, tan sólo el rugir de alguna moto denota que ayer no era un día cualquiera, como esas motos de época que un grupo de buenos amigos expone ante la puerta de 'La Moderna'. Son motos tan restauradas que el paso del tiempo parece haber sido engañado. Como vedettes que ya no rugen pero al menos conservan el tipo.

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