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Provincia de Cádiz

Inquietud y espanto en pleno corazón del popular Barrio Alto sanluqueño

  • Las vecinas reflejan el carácter esquivo de la mujer imputada por la muerte de su marido

Caridad M.C., la mujer imputada por la muerte a cuchilladas de su marido, Manuel Gil Palacios, no parece gozar de muy buena fama entre algunas de sus vecinas según pudo comprobar ayer este periódico, que se interesó por la relación que mantenía el matrimonio con su entorno.

"Ella apenas se relacionaba y lo único que ha tenido con nosotras ha sido por cosas malas", decía una de las vecinas acompañada de otras cinco mujeres que entre ellas comentaban espantadas el extraño suceso mientras leían la noticia de ayer en Diario de Cádiz. "Esto es muy fuerte y aquí no la queremos", replicaba enfadada otra de las mujeres en esa improvisada reunión vecinal a escasa distancia de donde apareció el cadáver de Manuel Gil, en el portal 5 de la calle Descalzas número 16, en pleno corazón del popular Barrio Alto de Sanlúcar. En general , nadie se explica cómo ha podido ocurrir un hecho tan lamentable y tan sorpresivo puesto que todos pensaban que se trataba de un suicidio. "La verdad es que él se encontraba últimamente muy raro y no era normal no verlo tomando el sol apoyado en una barandilla frente a su casa", explicaba una de las residentes del barrio. La frases referidas a Caridad iban desde que es una "psicópata" hasta que es una persona "fría, calculadora y teatral". Pero no todas las opiniones eran contrarias a la imputada. "Yo creo que no ha sido ella. Me da a mí que no. Además, los dos se querían con locura", manifestaba otra vecina, pero con ciertas dudas y con el convencimiento de que tendrá que ser la Justicia quien tenga la última palabra sobre este asunto.

Eran muchos los corrillos de personas que se formaban en calles aledañas hablando con periódico en mano sobre el suceso. Los medios de comunicación también se personaron en la zona para recabar las opiniones de conocidos y allegados sobre Caridad y Manuel. Parece ser que él era una persona implicada en los movimiento vecinales, ya que perteneció a la asociación de vecinos donde vivía y fue presidente de la A.VV. El Almendral. Trabajó hace muchos años en una farmacia y luego en labores de la viña. Todos los vecinos coincidían en que era un hombre callado, discreto y que "hacías unas semanas estaba muy malito. Sufría ataques epilépticos", afirmaban. Incluso el informe policial hace mención al estado de salud del fallecido, que "padecía una enfermedad que le había sumido en una profunda apatía que le llevó a estar recluido en su domicilio la última semana".

Manuel solía entrar en el bar El Arquillo, a la vuelta de la esquina, donde a veces iba acompañado de su esposa, aunque la mayoría de ocasiones era frecuentado sólo por él para tomarse una cerveza. Fue en este mismo local donde dijo su mujer que compró el pan antes de que el hombre apareciera muerto a cuchilladas en el baño de su casa, según la versión de Caridad.

Sobre ella, las impresiones eran bien distinta. "Siempre se estaba quejando de sus males y achaques. Era raro que hablara de otro tema", indicaba la dependienta de un establecimiento cercano al lugar de los hechos. También dijeron de Caridad que hacía tiempo que no se hablaba con su único hijo, un agente de la guardia civil.

Algunos ya han sentenciado a Caridad y otros apelaron a la sensatez y a la presunción de inocencia. Opiniones para todos los gustos en un barrio que se ha despachado de la noche a la mañana con un insólito suceso rodeado de una preocupante ceremonia de la confusión.

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