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Provincia de Cádiz

La noche de Fin de Año ha sido la "más tranquila en mucho tiempo" según la Policía

  • La Policía Local sólo detectó tres positivos de alcoholemia y varios actos vandálicos en Fuentebravía

Sin cotillón municipal en el Polvorista y sin 'macrofiestas' autorizadas, El Puerto vivió una noche de Fin de Año atípica. Las celebraciones particulares y privadas en casas y en pequeños locales y los botellones al aire libre se hicieron con el protagonismo de la velada que daba entrada al 2008. Además, la pasada madrugada ha sido "la más tranquila en años", de acuerdo con los testimonios de los propios agentes de la Policía Local que trabajaron durante la noche. Según ha informado el concejal de Policía Local, Carlos Montero, la noche de Fin de Año se saldó con un muy escaso número de incidencias que se produjeron en todo el municipio, con lo que el Ayuntamiento, a falta de un balance formal, queda satisfecho tanto por el civismo reinante como por el efectivo control de las fuerzas de seguridad.

De hecho, los agentes de la Policía Local detectaron tan sólo tres casos de personas que conducían su vehículo bajo los efectos del alcohol, en los diferentes controles que se llevaron a cabo durante la noche. Una cifra realmente exigua para la cantidad de alcohol que se consume en esta noche y el número de desplazamientos que se realizan en coche durante las mismas horas. Aparte, los policías dieron cuenta de varios actos de vandalismo en la carretera de Fuentebravía, en la que aparecieron señales de tráfico rotas. Y por último, los bomberos tuvieron que actuar durante una hora y media en la calle principal de las Viñas (avenida de la Vid) para sofocar un incendio en la vía pública que afectaba al mobiliario urbano. Este suceso se produjo nada más finalizar las campanadas de medianoche, cuando todo el término municipal se había visto inmerso en el espectáculo improvisado, y molesto para muchos, de lanzamiento de petardos, tracas, bengalas y hasta algunos fuegos artificiales, a cargo de particulares, ya fueran niños o personas mayores, en cualquier esquina, plaza o calle de la ciudad. El lanzamiento de petardos se extendió, sobre todo, durante la primera hora del año nuevo, aunque esporádicamente se escucharon sus explosiones a lo largo de toda la madrugada.

La fiesta de los estruendos llegó hasta el propio parque Calderón, donde se concentraron cientos de jóvenes para hacer sus botellones. E incluso, una explosión a los pies de una persona llegó a provocar una dura pelea entre la 'víctima', que se sintió amenazada y en peligro por la bengala, que no obstante no le llegó a causar ningún daño, y su supuesto 'agresor'. Aunque algunos establecimientos de la ciudad sí que celebraron cotillones, el Ayuntamiento no había concedido ninguna licencia (no hubo solicitudes) para las ya tradicionales 'macrofiestas' dirigidas al público más joven. Por lo que, a falta de grandes cotillones, el botellón se convirtió en la salida más efectiva, de modo que se evitaban los altos precios que muchos bares y discotecas del centro pusieron para el acceso a sus establecimientos.

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