Provincia de Cádiz

Experiencia y savia nueva

  • Seis jóvenes de la provincia aprenden a descorchar alcornoques en Los Barrios en un programa piloto de la Junta

  • El taller persigue garantizar el relevo generacional en el oficio

El sonido de las hachas quiebra la calma que se respira en el monte barreño de Valdeinfierno. Son apenas las diez de la mañana y aunque bajo la sombra de los árboles la temperatura es notablemente inferior a la que azota la ciudad, el sudor recorre en abundancia los rostros de seis jóvenes novicios que se afanan en pelar con esmero unos ejemplares de alcornoque. Proceden de varias localidades de la provincia de Cádiz y forman parte de la primera edición de un programa piloto de formación en oficios corcheros puesto en marcha por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

Al igual que pasa con los guisos tradicionales, la transmisión directa del conocimiento para una labor centenaria como el descorche jamás podrá ser suplida por el mejor de los manuales escritos. Bajo esa filosofía, los jóvenes seleccionados para el programa reciben las instrucciones de un experto corchero y un arriero para que las labores del campo dejen de tener secretos.

En las cuadrillas corcheras, los novicios eran una figura habitual para introducir a personas en el oficio. Pero la crisis y la caída del precio del corcho de los últimos años hizo que se fueran dejando de integrar jóvenes en esta labor. Suponían una tarea complicada y un coste y tiempo añadidos para una actividad que vio estrechar dramáticamente sus márgenes de beneficio desde el arranque de este siglo.

Ahora, una vez que el mercado parece mostrar signos de recuperación, vuelve a ser necesario contar con mano de obra en el monte. Lo importante aquí no es la productividad ni extraer las placas más rápido, sino aprender sobre seguro y garantizar el relevo generacional. "Este tipo de cursos es importante para que los trabajos del campo no se pierdan. Nos parece una idea estupenda porque pueden aprender sin agobios a utilizar el hacha y a no dañar el árbol. Cada día van quedando menos trabajadores porque se jubilan", resalta Manuel Jiménez, el corchero que imparte las instrucciones a los jóvenes novicios. Su compañero Luis Tizón (ambos de Alcalá de los Gazules), complementa la formación del taller explicando cómo apilar las placas sobre los mulos para repartir la carga y evitar lesiones al animal. "Todos están entregados y muy ilusionados con aprender", explica el veterano arriero que ha traído al monte a dos mulos que, diligentemente, suben las placas ladera arriba.

Lo más difícil, explican los tutores, es clavar el hacha con la fuerza exacta para no dañar el alcornoque y lo más verticalmente posible para que la pieza resultante sea lo más aprovechable posible. Los alumnos coinciden en la dureza del oficio, pero se muestran ilusionados por tener acceso a una profesión tradicionalmente acotada a sagas familiares. Los participantes proceden en todos los casos del instituto Hozgarganta de Jimena y de todos los puntos de la provincia de Cádiz.

El curso está coordinado por la empresa de servicios medioambientales Nebur, de Jerez de la Frontera, adjudicataria del contrato para la gestión del taller formativo. "Está resultando una experiencia muy gratificante. Creemos que es una iniciativa muy acertada e incluso sugerimos que en una segunda edición de este curso los actuales novicios pudieran enseñar a los siguientes. Continuar esa cadena de transmisión de un oficio duro pero bonito", reflexiona Rubén González, gerente de la empresa. "Antes que nada, estos jóvenes han aprendido pautas de prevención de riesgos laborales. Es básico para un oficio físico como éste en el que se emplean materiales como las hachas, que también aprenden a afilar. Desde el primer minuto, cuando hicimos la selección de los estudiantes de FP, notamos en este grupo vocación y ganas. Ya han hecho piña y apenas llevamos unos días", detalla González.

El periodo de instrucción consta de tres semanas de trabajo en el campo con labores como el descorche, desembosque con arriería, pesado y carga del corcho en el monte público de Valdeinfierno, en Los Barrios. Durante la última semana se realizará la clasificación del corcho en el monte público de La Alcaidesa, de San Roque. Cada jornada comienza a las 7:00 y se prolonga hasta las 14:00, al igual que la de las cuadrillas profesionales.

El curso se integra como una de las medidas previstas en el Plan de Gestión Integral del parque natural de Los Alcornocales, dotado en total con 3,2 millones de euros y que persigue, entre otros objetivos, regenerar la masa boscosa y frenar el avance de enfermedades como la seca o decaimiento. Entre otras medidas, está previsto que se instalen cerramientos cinegéticos sobre unas 3.000 hectáreas de fincas públicas para permitir el crecimiento de los ejemplares y un paquete de 800.000 euros para labores de investigación y desarrollo. "Para nosotros, el taller de oficios corcheros es una apuesta por el futuro y por el potencial económico de los montes. Sólo el año pasado la Junta de Andalucía obtuvo 470.000 euros de beneficios con el corcho de los montes públicos. Además, aseguramos así el relevo generacional con este curso que tiene un gemelo en Sevilla", apunta Ángel Acuña, delegado territorial de Medio Ambiente en la provincia.

Los novicios continúan la faena y se hidratan con el agua fresca de unas garrafas puestas a la sombra. Aún quedan varias horas para que concluya el jornal en Valdeinfierno que, esperan, forme parte de un futuro laboral en plena naturaleza.

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