Un día triste en la Base Naval de Rota. Muy triste. Ayer se celebró en este recinto militar de la provincia el funeral por el fallecimiento del capitán de fragata Francisco Javier Montojo Salazar, que perdió la vida el pasado viernes en aguas de la Antártida.

El acto de honras fúnebres, que se celebró concretamente en el hangar número 6 de la Flotilla de Aeronaves de la Armada Española, estuvo presidido por la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. Arroparon también a los familiares, amigos y compañeros del fallecido el secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde; el Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada (Ajema), Teodoro López Calderón; el Almirante de la Flota, Juan Rodríguez Garat; la consejera de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar; y el rector de la Universidad de Cádiz, Eduardo González Mazo, entre otras autoridades y rostros conocidos, como el actor Jorge Sanz, amigo íntimo del finado.

La llegada del féretro fue uno de los momentos más emotivos de la ceremonia religiosa. La entrada militar se llevó a cabo a paso lento mientras sonaba una marcha fúnebre interpretada por la banda de música del Tercio del Sur. El jefe del equipo de traslado fue el encargado de llevar la prenda de cabeza de Montojo Salazar hasta colocarla a los pies del féretro, cuando ya éste se encontraba en el túmulo.

La misa, oficiada por el vicario de la Armada, sirvió para dar el último adiós al capitán fallecido, pero anunciando "una nueva singladura cuyo destino es el puerto de la Salvación, el propio Jesús". Era la despedida definitiva a "un compañero que murió sirviendo a España". Dos sobrinos del militar intervinieron para recordar emocionados, entre otras cosas, la "pasión" que tenía por su trabajo y por la propia vida, así como lo "orgulloso" que estaba de su familia.

Tras el acto propiamente religioso, que incluyó también el canto de la Oración y la Salve marinera, la ministra de Defensa impuso a Montojo Salazar la Cruz al Mérito Naval con distintivo amarillo.

Posteriormente, llegó el momento de homenajear a todos los que dieron su vida por España, un reconocimiento en el que participaron una escuadra de gastadores y unidad de guiones al son de La muerte no es el final, con una descarga de fusilería al término del mismo.

La ceremonia siguió con el himno de la Armada y, a continuación, los familiares recibieron de manos del Ajema la bandera que cubría el feretro junto a la prenda de cabeza y la condecoración naval concedida al capitán de fragata.

Los asistentes tuvieron la oportunidad de expresar sus condolencias en un libro de firmas disponible en la Residencia de Oficiales 'Evaristo Díaz', que figurará entre los recuerdos que guardarán de este día los familiares del militar.

Natural de Ferrol (La Coruña) y de 53 años, Montojo Salazar deja esposa y una hija de 15 años. Falleció el pasado viernes por la noche tras caer al mar por causas desconocidas desde el buque oceanográfico Hespérides cuando navegaba en las proximidades de la base española Juan Carlos I, situada en la isla Livingston de la Antártida. Este capitán de fragata participaba en un proyecto científico sobre el funcionamiento del satélite Galileo. El buque Hespérides partió del puerto de Cartagena (Murcia) el pasado 24 de noviembre y llegó a la Antártida en enero.

Pese a su origen gallego, Montojo Salazar llevaba varios años afincado en la provincia de Cádiz.

Últimamente tenía fijada su residencia en la capital gaditanas, pero antes había pasado por Rota y San Fernando. En esta localidad estuvo al frente de la sección de Astronomía del Real Instituto y Observatorio de la Armada, llegando a coordinar el proyecto de seguimiento y control de la basura espacial que lleva a cabo dicho centro. De hecho, en noviembre de 2015 fue entrevistado por Diario de Cádiz para explicar este programa. Su último destino fue la Dirección General de Armamento y Material del Ministerio de Defensa, en Madrid.