Belén viviente. El buen tiempo permitió, esta vez sí, que se celebrara el acontecimiento en la localidad

Asido acoge la llegada de Jesús

  • Más de 600 figurantes de Medina Sidonia recrearon en una decena de calles del barrio de Santa María la antigua ciudad de Judea - Soldados, hilanderas, herreros y alfareros interpretaron 66 escenas bíblicas

Esta vez si. Lució en Medina un sol espléndido, apenas hizo frío y la climatología fue benigna. La excelente temperatura de ayer permitió representar con un impresionante realismo el nacimiento de Jesús.

En esta ocasión el escenario escogido para representar la ciudad de Judea fue el barrio alto de Santa María que se llenó por unas horas de hebreos, de rayadas túnicas, coloridos turbantes y finas babuchas que trasladaron al espectador varios siglos atrás.

Los más de 600 figurantes que intervinieron en la representación interpretaron como nunca el guión que cada uno tenía asignado a lo largo de San Francisco de Paula, hasta la plaza del Llanete, la cuesta de Bohórquez o San José, la plaza de la Iglesia Mayor con Santa María de fondo, Vicario Martínez o la Victoria, donde se sucedieron 66 escenas bíblicas.

El esfuerzo del pueblo asidonense por representar con la máxima exactitud posible la ciudad de Judea fue reconocido por los propios vecinos y los miles de visitantes que colapsaron ayer las calles del hermoso barrio, donde se formaron colas de más de hora y media para poder adentrarse en el barrio de Santa María.

Más de 30.000 personas, según el teniente de alcalde de Seguridad, Manuel Cruz Ramos, contemplaron las escenas del belén a través de un recorrido semicircular que pretendía el paseo lo mejor coordinado posible de todos los visitantes.

A la cinco de la tarde, una hora antes del comienzo oficial del inicio del belén, todo estaba perfectamente preparado. Las señales de tráfico tapadas, las calles regadas de tierra, paja, lentiscos y palmeras en los cierros o ventanas. Cada uno en su sitio, debidamente ataviados con ropaje de la época. A las cinco en punto comenzaba un maravilloso espectáculo y Medina se convertía en un remoto e imaginario pueblo de la vieja Palestina.

Fue incesante el trasiego de gente por debajo de la gran portada romana, tras la larga espera. Nada más cruzarla, el visitante se encontró con la oficina de empadronamiento donde los funcionarios públicos o soldados del César expedían un pergamino que acreditaba la ciudadanía romana.

Más adelante, el carnicero pregonaba su mercancía. Muy cerca ya en la plaza del Llanete, la antigua casa palacio Cabeza del toro se encontraba convertida en la residencia del gobernador de la provincia. Muy cerca, el campamento de los Reyes Magos, que descansaban junto a su séquito para afrontar la última parte del viaje guiado por la estrella que les llevaba a Jesús. Un poco más adelante unos mercaderes asaban castañas y mientras tanto el venenciador ofrecía vino.

Se inició la pesada pero gratificante ascensión por Bohórquez arriba. El herrero en la fragua martilleaba y moldeaba el hierro, mujeres de la antigua Nazaret fríen buñuelos, el posadero no puede dar refugio porque los aposentos están completos. El visitante respira, descansa, hace un alto y reanuda el camino. "Ea, ¡ya estamos arriba!". Nada más traspasar los umbrales de la plaza de la Iglesia Mayor se extiende ante el atónito espectador un magnifico espectáculo.

A los pies del majestuoso templo de Santa María y rodeado de la esbelta torre de Doña Blanca, se encuentra el humilde portal donde nació Jesús. María lo arrulla, San José le protege, el ángel anuncia la venida del niño Dios. Al portal llegan los pastores para adorarle.

30.000

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