Convendrá recordar algunas cosas. Anteponer el 'yo' al 'nosotros' tiene un precio en política. O debería tenerlo.

Cada nueva polémica sobre la educación tiene muy poco que ver con sus problemas reales, de los que no se habla.

Ante la incapacidad de consensuar una identidad, ser español es lo más parecido a no ser de ninguna parte.

Los aliados han dictaminado que no todos los españoles son iguales y que los derechos no pueden ser los mismos.

Sí le doy la razón a Roca Barea cuando acusa a los ilustrados de pretender matar al país de aburrimiento.

Cada vez que hay un atentado yihadista salen los guardianes a repartir los 'carnés' de morito bueno y morito malo.

Las mujeres no necesitan que venga una ministra a darles palmaditas en la espalda, sino que se corrijan las injusticias.