Tribuna

manuel chaves gonzález

Ex presidente de la Junta de Andalucía

El dilema europeo

Si aceptamos que los problemas actuales, de la pandemia al cambio climático, exigen una respuesta global, la opción de los europeos es el avance hacia la unión política

"Estamos en un momento de la verdad, que es decidir si la UE es un proyecto político o de mercado" (Emmanuel Macron)

LA pandemia de la Covid-19 ha provocado no solo una gran tragedia humana sino también profundos cambios que están afectando al planeta en el que vivimos. Se ha reiterado que el mundo no sera igual después de la pandemia. Analistas políticos consideran que ésta ha cuestionado el proceso de globalizacion y reforzado el papel de los estados frente a las instituciones globales. Algunos justifican a los regímenes políticos autoritarios, por su presunta eficacia, frente a las democracias. Es un hecho objetivo que, como ante otras crisis, no ha habido una respuesta global a la pandemia, seguramente porque "el sistema de gobernanza actual es muy limitado para los desafíos globales del siglo XXI." (Cristina Manzano). No hubo respuesta por parte de Naciones Unidas, el Banco Mundial, el G-20, el FMI, etc., e incluso la propuesta de recuperación económica de la Comisión Europea corre el riesgo de provocar una fractura en la solidaridad de la Unión Europea.

La desglobalizacion no es una opción posible. Desmontar la economía y el comercio mundial y dar marcha atrás, aunque ello fuera posible, en los avances tecnológicos de la comunicación y en las redes sociales, causaría efectos traumaticos superiores a los hipotéticos beneficios (Daniel Chernico). Pero, como señala Felipe Gonzalez, la globalizacion esta aquí, ha venido para quedarse y un planteamiento razonable se centraría sobre la globalizacion que queremos y las reformas que requieren las instituciones de gobernanza global. Dani Rodrik nos habla de una globalizacion basada en una economía mas justa y sostenible, sin ganadores y perdedores, con beneficios para todos y no para unos pocos; que se adapte a los problemas y necesidades humanas y no al contrario. Y con unas instituciones globales mas abiertas y participativas, con mayor capacidad de decisión política. Tarea nada fácil si tenemos en cuenta que esto requiere de un gran consenso entre estados al que nada ayuda el unilateralismo del presidente norteamericano y la guerra comercial y por la hegemonía entre los EEUU y China.

En líneas generales, este es el contexto en el que podemos situar el futuro de la UE como actor global. Se habla con frecuencia de la "crisis existencial" de la UE. Los europeos llevamos años en torno al dilema de decidir que queremos ser cuando seamos mayores: un mercado único o una unión económica y política. La UE actual es el resultado de uno de los procesos de integración mas importantes de la historia de la humanidad. Nació para superar divisiones históricas y hacer frente a los nacionalismos que provocaron las dos guerras mundiales del Siglo XX. Nació como mercado interior pero desde el Tratado de Roma (1957), en la idea de Europa de los padres fundadores, figuraba el objetivo a largo plazo de su unión política. Pero el proceso europeo no es irreversible: el Brexit, el riesgo de que estados miembros sigan al Reino Unido y los esfuerzos de Trump y Putin por debilitar a la UE han abierto un escenario de incertidumbre sobre nuestro futuro.

Los hechos demuestran que los países europeos no pueden competir aisladamente en la economía global. Y si aceptamos que problemas como las pandemias, el cambio climático, el terrorismo internacional, las migraciones exigen una respuesta global, entonce la opción de los europeos no es el repliegue sino el proceso hacia la unión política. Antonio Guterres, secretario general de la ONU nos pregunta si podemos dejar el orden global en las manos exclusivas de EEUU, China y Rusia como únicos superpoderes. Los europeos tenemos una gran baza para aportar a un orden global democrático y solidaria: los principios y valores recogidos en los Tratados de la Unión. Como dice Angela Merkel "el mundo necesita en estos tiempos la voz fuerte de Europa para proteger la dignidad del hombre, la democracia y la libertad".

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