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Tribuna

Amparo rubiales

Doctora en Derecho

Nunca dejes de creer

A Pedro Sánchez le han votado fuerzas muy diversas y contrapuestas, pero el éxito de la moción ha estado en la necesidad democrática de echar a Rajoy

Nunca dejes de creer Nunca dejes de creer

Nunca dejes de creer / rosell

En casi cuarenta años de vigencia de la Constitución ha habido cuatro mociones de censura, de las que solo una, la última, ha tenido éxito. La primera se presentó en 1980 y la protagonizó Felipe González, secretario general del PSOE, frente a Adolfo Suárez, presidente de UCD, el partido del Gobierno. "La democracia no soporta a Suárez, cualquier avance democrático pasa por la desaparición de Suárez", dijo Alfonso Guerra. Se perdió la moción de censura y, a los dos años, 1982, el PSOE ganó las elecciones generales con el resultado más abultado de nuestra historia; mientras había habido un intento militar de golpe de Estado y la casi desaparición de la UCD. La cuarta moción presentada, 38 años después, la gana el actual secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, por primera vez, sin ser diputado, al haber dimitido para no apoyar la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno. En cualquier caso, lo que quiero destacar es que, en el comienzo y en el final, el protagonista ha sido el mismo partido político: el PSOE.

El PSOE tiene casi 140 años de historia y es el único partido político con esta larga trayectoria; ha sido un partido esencial en los momentos más importantes de nuestra historia democrática. Se ha dicho que es el partido columna vertebral de la democracia, con todos sus errores, problemas y deficiencias, que tan bien conozco, porque, en gran medida, los he vivido. Nos hemos peleado mucho, pero nunca hemos roto el partido. Por eso hablamos de "patriotismo de partido".

Dice la periodista Lucía Méndez que "la unánime hostilidad con la que todos los periódicos de papel editados en Madrid reciben a Pedro Sánchez como presidente sólo tiene un antecedente: Adolfo Suárez". No sé si exagera, pero es cierto que la prensa escrita madrileña ha dado muestras de su decrepitud. Menos mal, que existen las redes sociales y los periódico on line; sin éstos, no hubiéramos podido sobrevivir, y lo dice alguien de la "generación del papel", que sabe que hay que adaptarse a los tiempos que vivimos; tenemos que cambiar nuestras mentalidades, si no nos convertiremos en unos viejos/as alejados del mundo real. La edad es inexorable, el pensamiento y la actitud, no. L@s mayores no servimos sólo para hacer "gracietas" y creer que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque no es verdad; cada momento tiene su afán.

Pedro Sánchez ha hecho una gesta que hasta El País reconoce: "En poco más de una año, Pedro Sánchez ha recuperado el liderato del PSOE con su victoria en las primarias y ha conquistado La Moncloa". He vivido muchos procesos electorales en el PSOE, desde Almunia-Borrell hasta Bono-Zapatero; en ambos perdió "lo no previsto"; en el de Rubalcaba-Chacón, estuvo a punto, pero esta vez, lamentablemente, no sucedió. Rubalcaba acababa de perder, de manera estrepitosa, las elecciones generales, pero le elegimos secretario general. La noche del Congreso, que se celebró en Sevilla, un taxista que nos traía a casa, preguntó: "¿Quién ha ganado?". Le contestamos: "Rubalcaba". Respuesta: "Estáis locos".

Y, después, la historia sigue. Hasta llegar al Comité Federal del 1 de octubre que para mí, como para tantos, significó un antes y un después en mi vida política; no había visto el odio concentrado a esos extremos en una habitación; me fui desolada. Cuando Pedro Sánchez ganó las segundas primarias, contra todo pronóstico, decidí que era mi secretario general, indiscutible, hasta que eligiéramos a otro.

Estos días se ha escrito mucho sobre Pedro Sánchez, pero me ha gustado, especialmente, un artículo de José María Garrido, llamado Pedro Sanchez, el político que nunca dejó de creer. "El dirigente del PSOE hizo suya la teoría del partido a partido, y al final todo suma". Así está siendo. Lo va a tener muy difícil; lo sabe. Imposible, no. Le han votado fuerzas muy diversas y contrapuestas, pero el éxito de la moción ha estado en la necesidad democrática de echar a Rajoy después de la sentencia del caso Gürtel y hartos ya de la paralización del país por su inacción. Pedro Sánchez ha contado con el apoyo de 180 escaños, -recuerdo que en una democracia parlamentaria al presidente del Gobierno lo eligen los diputad@s-, y tendrá que negociar hasta la extenuación diariamente. Tiene programa y tiene medidas urgentes que adoptar: pensiones, ley mordaza, RTVE, igualdad laboral, brecha salarial y algunas cosas más; lo más difícil, resolver el problema de Cataluña en el marco de la Constitución, ha repetido incansablemente. Por muchas que sean las adversidades, "nunca dejes de creer", sabiendo además que "la religión es un acto privado" y la toma de posesión, aconfesional. Sólo falta que este partido centenario no le falle. Que así sea.

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