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Tribuna

Jesús Jordano Fraga

Catedrático de Derecho Administrativo

¡Viva Cuba Libre!

Sólo los casos de fusilamiento y ejecución extrajudicial documentados en el arranque del mandato de Fidel exceden la cifra total de muertos de la dictadura de Pinochet

¡Viva Cuba Libre! ¡Viva Cuba Libre!

¡Viva Cuba Libre! / rosell

Todo lo que ocurre en Cuba nos impacta como pueblo hermano. Nuestros lazos de sangre y familiares así lo imponen. Esperamos ver pronto redimida esa maravilla de la creación. Como dice la Habanera de Cádiz que magistralmente ejecutaba Carlos Cano: "La Habana es Cádiz con más negritos y Cádiz es la Habana con más salero". En España y en Andalucía gusta todo lo cubano: la música, la comida, la cultura, el arte. Mis abuelos maternos, Manuel Fraga Bello, emigrante gallego, y María Iribarne Dubois se enamoraron en Manatí retornando a Villalba de Lugo en 1928. Cuba no ha levantado cabeza. Primero cayó en las garras de los americanos tras el desastre de 1898 -consecuencia de una guerra injusta en la que se culpó a España del hundimiento del Maine, el acorazado cuyas calderas explotaron por causa interna-. Después cayó en las manos de Fulgencio Batista (1952-1958). Y, como todo es susceptible de empeorar, el régimen de Batista fue sustituido por un régimen criminal comunista, a la postre gerontocrático y corrupto, que ha empobrecido a un país que podría ser la Suiza del Caribe. Este régimen dictatorial y asesino es responsable de la diáspora de una parte de su población que ha huido como en Venezuela en busca de libertad y una oportunidad. La diáspora cubana ha recalado en los Estados Unidos (Florida) más de 1. 300 000 cubanos, en España unos 150.000, y en México 22 000. Son más de 60 años de represión con crímenes contra la humanidad. El régimen comunista cubano tiene un largo historial de ejecuciones sin justicia, desapariciones, opresión, tortura a la disidencia, así como de persecución a los periodistas. Se calculan que 7.365 personas han muerto. Los primeros fueron directamente ejecutados en los inicios de la Revolución. Raúl Castro ordenó fusilar a policías y militares que habían servido bajo Fulgencio Batista el 11 de enero de 1959, en la Loma de San Juan (Santiago de Cuba), como los Einzergruppe SS, con fosas. Pero, como ha dicho Luis Eligio, del colectivo ProActivo Miami, "El pueblo cubano en verdad, es el gran y verdadero preso político bajo condiciones duras en la isla".

Hasta el día en que murió se atribuían a Fidel Castro al menos 7.173 muertes y desapariciones. Sólo los casos de fusilamiento y ejecución extrajudicial documentados para los primeros tres años y medio de mandato exceden la cifra total de muertos de la dictadura de Pinochet. Cómo no creerse estos datos si piden por informar entre 3 y 6 años a la corresponsal del ABC acusada de desordenes y desacato. Son miserables. Son inhumana escoria. Son una dictadura comunista que llama gusanos a los hombres libres que se les oponen, verdaderos héroes. El comunismo es intrínsecamente asesino, es su verdadera naturaleza: la estimación de muertos y encarcelados asociados con la Gran Purga de Stalin fluctúan desde la cifra de 600.000 a cerca de 2 millones de personas: la estimación de muertes de Stalin en la Unión Soviética varía entre 8,5 y 51 millones, mientras que los de la China de Mao oscilan entre 19,5 y 75 millones. ¿Entiende el lector por qué siento repugnancia por esta ideología totalitaria? Hay millones de razones para sentir dicha repugnancia. Probablemente la crisis económica acentuada por el coronavirus y el desplome del turismo ha sido el detonante del estallido final en Cuba con seis horas de apagón diarios, hambre y desigualdad. Ese "no tenemos miedo" lo hemos visto en China, Checoslovaquia, etc. con trágico resultado traducido en sangre de la primavera de Praga y Tiananmen. No nos es posible olvidar el hombre con su maleta frente al tanque, uno de los iconos de la libertad del siglo XX. Cuando no se tiene nada que perder porque se ha perdido todo, porque el Estado te lo robado todo -te ha robado la vida-, el miedo desaparece y estalla la ira (que no salgan los machetes). España tiene que estar con el pueblo cubano porque es nuestro deber de sangre. España tiene que estar con la democracia. España tiene que estar con la decencia denunciando y condenando esta dictadura represora y asesina. Hay que tener poca vergüenza para decir que Cuba no es dictadura. Es una dictadura asesina como la venezolana. Espero que el fin de Díaz-Canel sea distinto que el de Ceascescu, porque nos repugna todo tipo de violencia y preferimos un juicio justo. Pero cuando el tirano no es eliminado por la Guardia Pretoriana, ni huye o deja paso se expone a ser arrollado por el viento de la libertad. Está en marcha la revolución 2.0 .¡Viva Cuba Libre!

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