Tribuna

Fernando Ramírez

Médico de familia y vocal de Atención Primaria del Colegio de Médicos de Cádiz.

¿Resurrección de la Atención Primaria?

Este año, como tantas otras fechas del calendario de este 2020, el Día de la Atención Primaria que celebramos cada 12 de abril se ve inmerso dentro del periodo de estado de alarma que la crisis del coronavirus nos ha impuesto. Confinados como llevamos ya un mes y aun sin visualizar claramente el fin de este confinamiento, quisiera poner en valor la labor de tantos y tantos médicos de familia que hemos seguido al pie del cañón dando lo mejor de cada uno de nosotros para acabar con este enemigo invisible y sus consecuencias. Antes, sin embargo me gustaría tener un sentido recuerdo para todos los fallecidos, así como para los aun hospitalizados, deseándoles la más pronta recuperación a todos ellos.

En cuanto al tema que me ocupa, la Atención Primaria, tengo que lamentar de nuevo la poca visibilidad que se hace de nuestro trabajo desde las autoridades sanitarias y medios de comunicación, que siguen deslumbrados por las tecnologías hospitalarias, cuando el fin de todo sistema sanitario debía ser la utopía de evitar la enfermedad, siendo su éxito el necesitar de los procedimientos hospitalarios lo menos posible. ¿Cómo se va a lograr eso sin Atención Primaria? 

Ha llegado el momento ya de señalar la importancia de la Atención Primaria, no solo mostrando su labor longitudinal preventiva, de promoción de la salud, diagnóstica, terapéutica y rehabilitadora, así como su función comunitaria, tan ocultada e imprescindible, sino que debemos además sacar las enseñanzas que esta pandemia nos está ofreciendo. Basta con observar los resultados en salud que han obtenido otros países que han utilizado su Atención Primaria de forma más eficaz. Todo ello desgraciadamente ya lo conocíamos. Que no suframos otro varapalo como este para aprender.

A falta de los estudios epidemiológicos que deben realizarse aun para conocer el alcance real en cuanto al número de infectados, en Atención Primaria somos testigos en primera línea de cómo ese número de infectados es mucho más elevado del que las cifras oficiales a día de hoy constatan. Los médicos de familia somos en la gran mayoría de los casos los primeros que detectamos los casos de Covid-19, como casos sospechosos inicialmente, bien por llamadas telefónicas de los propios pacientes, porque acuden a nuestros centros de salud o porque somos los que desde los servicios de urgencias extrahospitalarias acudimos a sus domicilios (a veces advertidos de estar ante un posible caso o, en otras ocasiones, acudiendo por, aparentemente otra causa, detectando el posible caso una vez in situ). Este trabajo poco visualizado en los medios nos hace testigos de cómo los casos de coronavirus que tratamos desde Atención Primaria podrían ser hasta 10 o más veces los casos confirmados oficialmente. Algún estudio matemático habla de que en la fecha actual podría estar contagiado hasta un 15% de la población española, unos 7 millones de ciudadanos. Aun teniendo en cuenta que muchos no habrán consultado por haberla sufrido de manera asintomática, podéis haceros una idea del elevado número de casos atendidos en Atención Primaria.

Este hecho, el ser la primera línea, nos ha convertido por desgracia en la primera especialidad médica en cuanto a casos contagiados e incluso a muertes dentro del colectivo sanitario. Si restamos el número de médicos jubilados que han fallecido por el Covid-19, los médicos de familia somos el 80% de los fallecimientos en el colectivo médico.

Aquí, de nuevo, tengo que levantar mi voz contra la falta de medios que padecemos en Atención Primaria. No, no utilizamos respiradores ni solemos intubar (a veces también nos vemos obligados a ello) pero somos los primeros en enfrentarnos al virus, muchas veces "disfrazado" de otra dolencia o incluso en pacientes asintomáticos (el hijo que acompaña a su madre y no sabe que lo tiene mientras tú la visitas). Necesitamos dotación, personal y medios materiales (siempre exigiendo lo mismo desde Atención Primaria). No puede ser que en el medio donde más casos hay ("la calle") y donde, además, menos obvio es, sea donde menos medios de protección tenemos.

Y todo ello sin olvidar las miles de llamadas de teléfono realizadas, que no solo han servido para detectar posibles casos (conocemos a nuestros pacientes, a los más vulnerables) sino que han servido para tranquilizar en estos momentos angustiantes y, no olvidemos, atender también el resto de enfermedades que no se "confinan" y han seguido existiendo: infecciones, diabéticos o hipertensos descontrolados, cefaleas, ictus, dolores de toda índole…

Hemos visto como países en los que se están obteniendo los mejores resultados utilizaban su Atención Primaria (con vehículos, EPis, personal…) para detectar, tratar y controlar a los pacientes afectados por el coronavirus en sus propios domicilios, evitando con ello en muchos casos, no solo contagiar a otros pacientes en su "deambular" buscando ayuda sino incluso evitando ingresos y peores evoluciones de los cuadros. Tenemos, aquí también, que seguir exigiendo medios diagnósticos y terapéuticos… la atención domiciliaria, ese otro pilar de la Atención Primaria.

Creo que no puede pasar ya un día más sin situar a la Atención Primaria donde debe, por el bien de todos, de toda la Comunidad, y en cuanto vayamos superando esta pandemia tendremos que sentarnos a hablar de presupuestos, de medios personales, de diagnóstico, de tratamiento (resolución)… Todo ello comenzando por su dignificación en los medios y por las autoridades políticas.

Feliz Pascua de Resurrección.

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