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Tribuna

Rafael rodríguez prieto

Profesor de Filosofía del Derecho y Política de la Universidad Pablo de Olavide

Progres contra pensiones públicas

Progres contra pensiones públicas Progres contra pensiones públicas

Progres contra pensiones públicas / rOSELL

Romper la caja única de la seguridad social es la solución elegida para liquidar el sistema público de pensiones. La transferencia al País Vasco del Ingreso Mínimo Vital y la gestión de las pensiones certifica esta vía para demoler un modelo justo de reparto y solidaridad intergeneracional. A pesar de la machacona campaña contra las pensiones públicas en diversos medios de comunicación o los intentos, más o menos velados, de erosionarlas mediante bajadas encubiertas o pérdidas de poder adquisitivo, la resistencia de la sociedad lo ha hecho muy difícil. Hasta ahora.

El Gobierno "más progresista de la historia" comenzó por traspasar las pensiones de los funcionarios del Ministerio de Hacienda al de Seguridad Social. Por supuesto, sin diálogo y aprovechando para recortar las pensiones de los nuevos jubilados. El Ejecutivo lo justificó diciendo que "esta decisión supone que, por primera vez, todas las pensiones públicas estarán integradas bajo el mismo Ministerio, lo que pretende facilitar la gestión y mejorar la eficiencia". Claro, por eso ahora se va a traspasar al País Vasco la gestión y luego a las siguientes taifas que lo soliciten. Como nos mostró la campaña del 28-F, todo jefazo autonómico lleva en su corazoncito a un Puigdemoncito.

Esta transferencia a otras comunidades hará, a medio plazo, inviable el sistema, por lo que la fuerza de los hechos constituirá el mejor resorte para su destrucción. Pero será una forma progre de hacerlo, bendecida por esta izquierda falsa y servil, edecán del separatismo supremacista y criada de la banca. Y es que hay que tener contentos a los que aspiran a colocar un muro entre conciudadanos y a aquellos que no paran de cerrar oficinas y poner comisiones.

Con la crisis de 2008 entendimos que el modelo económico tiene unas prioridades muy diferentes a las de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Los sueldazos y sus calamitosas gestiones empresariales se las teníamos que pagar entre todos. Si la pandemia evidencia algo es el descrédito mundial de políticos e instituciones que debían haber protegido mejor a los ciudadanos. En el caso de España, se concreta en el fracaso del modelo autonómico. No sólo el Gobierno central ha realizado una gestión nefasta que sigue sin ser auditada. La descoordinación y conflictos entre Gobiernos han contribuido a incrementar las muertes y a agravar las consecuencias económicas.

Si transferir la enseñanza y la sanidad ha demostrado ser un factor decisivo en su deterioro, imagínese las pensiones. No es nuevo. En la década de los 90, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial animaban a los Estados a descentralizar servicios básicos, precisamente con el fin de hacerlos inviables y así privatizarlos. Las pensiones es un bocado deseable, ahora que la banca se queja de no ganar cada año mucho más que el anterior, a pesar de despedir a más de 100.000 trabajadores -cuyas prejubilaciones, en parte, también las pagamos entre todos- y ofrecer un servicio que incluye colas en la acera. Los planes de pensiones privados no funcionan para un salario medio de 18.468,93 euros (prepandemia). Sólo son útiles para aquellos con ingresos o patrimonios elevados. Dicen que las pensiones no son sostenibles, pero salvar a entidades financieras sí lo fue. Que los mayores, después de años de trabaj,o puedan vivir dignamente o ayudar a sus hijos en paro es ser un manirroto. A uno ya casi no le sorprende nada, después de saber que en vez de retrovirales se enviaba morfina a las residencias de mayores.

Parece que la compra de deuda por el Banco Central Europeo se ampliará hasta 2023. Una prórroga antes de que la UE exija de nuevo recortes brutales. De lo contrario, la deuda subirá hasta porcentajes imposibles. Si la UE fue capaz de suspender la democracia en Grecia, ¿por qué no lo va a hacer en el resto de la UE? Da igual que la gestión de las vacunas haya sido desastrosa. En Bruselas siempre lo hacen todo bien. Como la venta del puerto del Pireo. Pasó a manos chinas en la pasada crisis. ¡Qué inteligencia estratégica!

En cualquier caso, el Gobierno español no se va a resistir. Para ese momento, estarán pensando más en su siguiente empleo que en su sillón en el Consejo de Ministros. Dicen que Sánchez tiene ambiciones europeas y a Iglesias nunca le faltará acomodo en el olimpo populista. Los españoles serán menos libres porque estarán más sometidos a las oligarquías regionales. Las taifas incrementarán su poder ante un Estado en extinción y el separatismo volverá a aprovechar la situación. Ojalá me equivoque.

Desgraciadamente, en España falta una izquierda que no se someta a los intereses neoliberales ni nacionalistas. Una izquierda que acoja la idea de España y su unidad en su seno como factor decisivo para garantizar un Estado social y democrático de Derecho fuerte.

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