La violencia en internet, una siniestra realidad

Según Savethe Children, tres de cada cuatro niños y adolescentes han sufrido algún tipo de violencia en internet

Palabras como grooming, happy slapping o sextorsión puede que no suenen a las personas que no son nativas digitales. Es decir, que nacieron y fueron niños antes de la gran revolución digital. Sin embargo, estos términos en inglés revelan una siniestra realidad, la de la violencia contra los menores en internet, muchas veces de carácter sexual. Según un informede la prestigiosa ONG para la protección de la infancia Savethe Children, tres de cada cuatro (75%) niños y adolescentes han sufrido algún tipo de violencia en internet.

Cualquiera que en la actualidad tenga una relación permanente con menores sabe perfectamente que, desde hace ya mucho tiempo, el medio digital es una herramienta básica en la sociabilidad de los mismos. Hoy en día, guste o no, el menor que no está en las redes sociales, especialmente en las diseñadas para ellos, prácticamente no existe para el resto de sus compañeros. A esto se le añade que, en la actualidad, las redes sociales no son ni mucho menos lugares seguros. Más bien todo lo contrario. De hecho, se han convertido en una dolorosa forma de extender el acoso escolar hasta el propio domicilio de la víctima, que ya no encuentra lugares de reposo y seguridad. Además, permite que todo tipo de ciberdelincuentes, enmascarados en falsas identidades, puedan acercarse a los menores sin ser detectados en un principio. Asimismo, esta violencia digital se está convirtiendo en un factor más en la desigualdad entre sexos. El informe de Save the Children descubre que la violencia en internet se ceba sobre todo con las chicas (casi el 47%, frente al 33% de los chicos). En la mitad de los casos, los ciberacosadores proceden del entorno de la víctima.

¿Qué hacer ante esta siniestra realidad? Lo primero es comprender que la revolución digital no tiene vuelta atrás y que las redes sociales son ya, como decíamos antes, parte fundamental en la forma de relacionarse. Por lo tanto, no se puede privar a los menores de esta herramienta a riesgo de convertirlos en inadaptados sociales. Sin embargo, son necesarias dos cosas: la formación de los menores para el uso correcto de internet y la concienciación de los mayores para que ejerzan el control de las actividades virtuales de los menores a su cargo. En este sentido, es importante una labor de formación que debe ser centralizada en los colegios y centros de enseñanza. Las nuevas tecnologías han abierto un mundo de posibilidades para el desarrollo y formación de nuestros menores. Pero también es un coladero de peligros. Conviene no olvidarlo.

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