Un pacto que no representa a la mayoría catalana

Entre otras cosas, el acuerdo de Gobierno entre ERC y Junts evidencia el fracaso de la política pactista de Sánchez con la izquierda nacionalista en Cataluña

TRAS tres meses de lucha sin cuartel para repartirse la tarta del poder, el independentismo catalán llegó ayer a un acuerdo para investir a Pere Aragonès presidente de la Generalitat, quien contará con un Gobierno prácticamente paritario entre ERC y Junts, al que apoyará en el parlamento la CUP. Aunque era evidente que tarde o temprano llegaría el pacto -lo contrario habría supuesto el definitivo entierro del procés-, sorprende lo mucho que se ha tardado y, sobre todo, las agrias polémicas y rencores que dichas negociaciones han provocado. Los independentistas están condenados a entenderse para poder mantener la ficción de un proceso de independencia que, aunque ellos saben perfectamente que está muerto, es la excusa para no admitir ante su sociedad y su electorado que tanta crispación, degradación institucional, fractura social y ruina económica no han servido absolutamente para nada. ERC y Junts, en vez de admitir el fracaso, prefieren darle una patada hacia delante al problema y esperar que el tiempo o los errores del adversario le muestren el camino a seguir. Asimismo, dicho pacto de Gobierno entre las fuerzas soberanistas de Cataluña deja en evidencia la política pactista de Pedro Sánchez con la izquierda nacionalista catalana. ERC no sólo no colaborará en devolver a Cataluña la normalidad democrática, sino que se verá obligada a seguir insistiendo en una política soberanista que provocará en el futuro nuevos episodios de alta tensión institucional. En su primer comunicado, los partidos de Gobierno, pese a afirmar que gobernarán para todos los ciudadanos, también aseguran que seguirán insistiendo en el camino de la independencia. ¿En qué quedamos entonces? Paradójicamente, ayer se conocía también una encuesta en la que se afirmaba que la mayoría de los catalanes no quieren la independencia, lo que hace dudar que ERC y Junts representen hoy por hoy el verdadero sentir de Cataluña. De lo que no cabe duda es de que el pacto será un elemento más de desestabilización en la España pos- Covid.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios