Por una movilidad sostenible, pero también segura

La proliferación de patinetes eléctricos y similares ha convertido nuestras calles y plazas en sitios poco seguros para los peatones

En los últimos tiempos hemos visto proliferar en nuestras ciudades una serie de vehículos de transporte personal que eran completamente desconocidos apenas hace un lustro. Nos referimos a las bicicletas y patinetes eléctricos, hoverboards, hoverkarts o segways y otro tipo de artilugios que han convertido las aceras y plazas urbanas en lugares en absoluto seguros para los peatones. La multiplicación de estos nuevos medios es producto en gran medida de la peatonalización de los cascos urbanos y la búsqueda de un transporte sostenible y limpio, de un cierto sentido lúdico de la movilidad y de un turismo que quiere exprimir las pocas horas que permanece en las ciudades que visita. Sin embargo, esta proliferación no ha ido acompañada de una regulación ni, sobre todo, de la necesaria educación vial de los usuarios. Pasear hoy por algunas calles se ha convertido en un auténtico deporte de riesgo, ya que muchos de estos aparatos circulan por las zonas peatonales a una velocidad considerable y de forma silenciosa, lo que los convierte en potenciales peligros para los viandantes.

No hay que hacer una lectura exclusivamente negativa del fenómeno. Muchos de estos aparatos ayudarán a la construcción de una ciudad más limpia y ecológica. El antecedente más cercano lo tenemos en el uso masivo de la bicicleta y el carril bici, una auténtica conquista ciudadana que ha convertido a nuestras urbes en lugares mucho más habitables y saludables. Aun así, y pese a lo mucho que se ha avanzado tanto en educación vial como en normativa, todavía se siguen produciendo conflictos entre peatones y ciclistas. Los nuevos vehículos pueden y deben servir también para que las ciudades sean más habitables, pero siempre que tengan sus lugares específicos de circulación y que lo hagan de acuerdo a unas normas mínimas. En este sentido, consideramos positivo el anuncio de la DGT de regular más estrictamente el uso en lugares públicos de patinetes eléctricos y similares, así como de limitar su velocidad a 25 km/h. Entre otras cosas, se prevé prohibir su circulación por las aceras y la manipulación de teléfonos móviles mientras se conduce. Sobre todo, tendrán que ser los ayuntamientos los que determinen qué lugares se habilitan para el uso de estos aparatos. Se apunta al carril bici, pero se corre el riesgo de saturar un vial que, hasta el momento, está funcionando razonablemente bien. Además, todavía no está claro si la mezcla de bicis y patinetes eléctricos en un mismo espacio sería segura. El objetivo no puede ser otro que buscar una movilidad sostenible, pero también exenta de peligrosidad.

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